domingo, 30 de enero de 2022

Hasta siempre Ángel Guinda

 


ME HE  FUMADO LA VIDA

Me he fumado la vida

como el tiempo se me ha fumado a mí.

Mirad esta laringe, esta tráquea,

estos bronquios y pulmones

ametrallados por la nicotina.

He fumado los gases subterráneos

del Metro en sus andenes;

el aire de Madrid, sucio

como una traición a la luz más hermosa;

las nevadas del yeso en las pizarras,

la hoguera negra de los tubos de escape,

las hojas secas de la marihuana,

el asfalto, la niebla, la humedad,

la avellana tan blanda de los clítoris,

la espesa polvareda de lo siniestro

cuando huía de mi sombra,

y mi vida hecha polvo,

y el polvo que seré

bajo el árbol secreto de la muerte.

sábado, 29 de enero de 2022

Tiempo-espacio

 


El tiempo, sí, se transmuta en geografía, y lo que perdemos en tiempo lo ganamos en espacio.

Francisco Umbral, Las ninfas.

Me aburro en una llanura infinita

bajo la sombra de un olmo solitario.

Una cabra sin ubres bebe la leche de un lago.

No existe la palabra brizna,

no existe el tino ni el soslayo.

Amantes vendados aúllan al deseo.

Esferas lentísimas cruzan el cielo:

vejiga enferma de Dios.

 

Me alegro y diviso una taberna.

Una mujer desnuda se masturba

sobre el filo de mi vaso.

Un lago con ubres bebe la leche de una cabra.

Existe la palabra trompeta,

existe el blues, existe el boj.

Una selva que antes fue una ruina

que antes fue una felación se proyecta

sobre mi frente despejada.

 

Mi espacio siempre anduvo falto de tiempo,

mi tiempo es el espacio que la uva achica.

Hoja perenne que caduca es mi paso.

Una ubre de lagos bebe la cabra de una leche.

De sorbos de mí se nutre la vida:

batido de sol y de pezuñas.

sábado, 22 de enero de 2022

Basura

 


Mi cuerpo es una papelera llena

de latas de cerveza, rencores infantiles,

obsesiones en bolsas de basura

cerradas por nudos de ojos malnacidos.


Piso mi cuerpo para abrirlo y verter en él

mis cartas al mundo, mi altitud destructora,

el licor de hierbas, los empachos de tardes

reventadas por los relojes finos de la ira.


Arrojo algunas veces luces a mi cubo,

recuerdos que no manchan, azulejos

afilados de un suelo breve que pisé,

la reciclada voz de mi madre y los amigos.


Llega un punto en que mi interior apesta,

entonces Isel me desocupa, las mentiras

las lanza risueñas a los campos, pasa su seno

por mis paredes sucias y yo vuelvo a relucir.

miércoles, 5 de enero de 2022

El mapa de la cara de mi madre

 


En el mapa de la cara de mi madre

hay naufragios, batallas, concilios,

puertos que vigilan sus ojos hechos de abejas

y, por tanto, llenos de zumbido

y, por tanto, rasgados por la senda

de barcos que viajan a la deriva.

 

Está el mar quieto, una cuna se mece

en la cima de la más alta montaña;

islas solitarias se extienden por la mejilla,

en una habito yo, en otra mis hermanos.

 

En el mapa de la cara de mi madre

trazan los viejos las próximas pesquisas,

sillas de ruedas recorren provincias azules,

se abren en canal los valles por donde ríos fecundos

riegan la agricultura de un huerto cerrado.

 

Una costa en el labio se llama silencio.

 

No hay frontera en el mapa de tal rostro

pero sí una guerra donde se disparan flores

marchitas.

 

Viajando en la cercanía esbozo sus acantilados;

desde uno se despeñan animales y alegrías,

desde el otro salta una mujer desnuda,

frente al último pasa una barca llena de alcachofas

sobre la que vamos montados para explorar

el mapa, el secreto último de los arrecifes.

martes, 4 de enero de 2022

Cómo ser mi padre

 


En la obra de teatro de mi padre

las cortinas están hechas de su piel.

Se abre el telón y se ve un fondo

de sí mismo y un paisaje de caminos

hechos con sus ojos.

 

Un centenar de músicos con su forma

tocan instrumentos hechos de musculatura,

un piano de acero toca las notas

más tristes mientras un pájaro sin canto

suelda la batalla más épica.

 

Saltan chispas y nada ocurre

mientras una jauría de perros con la cara

de mi padre huyen de lunas con la cara de

mi padre, duermen bajo farolas con la

cara de mi padre, amanecen bajo el sol

que es la mirada misma de mi padre

afeitándose frente a un espejo hecho

con los dientes y la sangre de mi padre.

 

En el nudo de la obra sucede él y en sí

mismo la sorpresa de desenlaza.

 

Los espectadores son todos mi padre

que a sí mismos se aplauden complacidos.

Cuando se acaba el show mi madre, mi

hermano y yo recogemos el vestuario

y abrimos las puertas a los infelices asistentes

que volverán puntuales el día próximo

a ver la exacta, la misma representación.

 

Con todo recogido, mi padre se viste con

los doseles y salimos del teatro

caminando tras él, admirados

del gran protagonista.

domingo, 2 de enero de 2022

Me defiendo, de Raúl Gómez Jattin (1945-1997)

 


Antes de devorarle su entraña pensativa

Antes de ofenderlo de gesto y palabra

Antes de derribarlo

Valorad al loco

Su indiscutible propensión a la poesía

Su árbol que le crece por la boca

Con raíces enredadas en el cielo

 

Él nos representa ante el mundo

Con su sensibilidad dolorosa como un parto.

Sauce

 


El sauce no llora; como agua que fue

busca el arroyo.


Me pregunto si yo, que tanto miro

al sol, seré hombre o biznaga.

A lo mejor tú, que me miras, eres

más yo que yo mismo

y no sea mi vida sino una tarde

por ti imaginada.

A lo mejor este paseo lo estés soñando

y figure este poema entre tus apuntes.


No discurre el agua; como hierba que fue

huye antes de pisarse.

sábado, 1 de enero de 2022

Poema y dibujos de Bocar Diong (1946-1989)


 Soleil noir


Ce Soleil n’est pas comme tous les Soleils
Il n’est ni au Ciel
Ni sur la Mer
Il ne se lève pas
Il ne se couche pas
Il vient
Il vient du plus profond
De Moi
De nous
L’Eclipse ne le cache pas
La Nuit ne le tue pas
Il marche
Mon Soleil est dèesse, femme, enfant
Il ne voit pas
Il marche
Il vient vêtu de désordre
Mettre l’ordre au cœur des hommes


Sol negro

Este Sol no es como todos los Soles
No está en el Cielo
Ni en el Mar
No se levanta
Ni se esconde
Viene
Viene de lo más profundo
De Mí
De nosotros
Y no hay Eclipse que lo cubra
Ni Noche que derribe
Su marcha
Mi sol es una diosa, una mujer, una niña
Y no mira nada
Sino que marcha
Viene vestido de desorden
Para poner en orden el corazón de los hombres.



Nana

 



Cuando era pequeño mis padres me vendaron los ojos,

me llevaron al acantilado y me dijeron: tú puedes, camina.

Y me hice caminante y fueron mis pasos el despeño.


Luego metieron el precipicio en una jaula conmigo,

cerraron la verja y me dijeron: tú puedes, vuela.

Y me hice pájaro y en el cielo de barrotes mi pico quebraba.


Vaciaron todo, acantilado y jaula, en una pecera,

me echaron agua y me dijeron: tú puedes, respira.

Y me hice pez y admiraban, de mi acuario, los ahogos.


Todo lo echaron después al desierto, llenaron de arena

y sequía los tobillos y me dijeron: tú puedes, sobrevive.

Y por allí vagué, a una pierna até la altura, a la otra la jaula,

sobre la cabeza eché bocabajo las repisas del mar

y me hice duna y viento. Mi corazón se volvió espejismo.


Desde entonces he sido salto, ave, branquia, erial,

payaso de un circo con lonas de aplauso e intemperie,

toro que sueltan al coliseo y dicen: tú puedes, maúlla.


Mucho tiempo después reuní a mis padres: escarpadura,

mazmorra, almadraba, arenal. Les dije: gracias por crear en mí,

gracias por creer

en otro

en otro

en otro

en otro

yo.

Carta abierta al mundo


Comencé con este blog en 2009. Por entonces tenía mucho que decir ya que no pensaba. Conforme más tiempo dedicaba al pensamiento menos era lo que tenía que decir, hasta llegar al punto de tener, durante años, la boca cerrada. Empiezo el año decidido a no pensar nada. 

En este mundo covidiotizado, enfermizo, donde campa a sus anchas el nosotrismo más lamentable, empiezo con una carta abierta a los mayores atentados contra la poesía que no son otros que las autoridades y los estados. Y lo hago a través de mis hermanos los surrealistas y su carta abierta a Paul Claudel, quien tildó de “pederasta” en una entrevista la actividad de los más grandes soñadores. Claudel además destacó su labor patriótica durante la guerra negociando para Francia la importación desde América de “grandes cantidades de tocino”. Regreso pues con esta deliciosa misiva, firmada por almas afines como Breton, Artaud, Eluard, Aragon, Desnos, Ernst o Péret en 1925:

CARTA ABIERTA AL SR. PAUL CLAUDEL, EMBAJADOR DE FRANCIA EN JAPÓN

Señor:

Lo único pederástico que tiene nuestra actividad es la confusión que siembra en la mente de los que no participan en ella.

La creación nos importa muy poco. Lo que deseamos con todas nuestras fuerzas es que las revoluciones, guerras y las insurrecciones coloniales logren aniquilar a esta civilización occidental cuyas miserias ustedes defienden hasta en el Oriente, e invocamos esa destrucción como el estado de cosas menos inaceptable para el espíritu.

Ni el gran arte ni el equilibrio existen para nosotros. Hace ya mucho tiempo que la idea de belleza desapareció.

Sólo queda en pie una idea moral, a saber, por ejemplo, que no se puede ser a la vez embajador de Francia y poeta.

Aprovechamos esta ocasión para desolidarizarnos públicamente de todo lo francés en palabras y en actos.

Declaramos que la traición y todo lo que de una manera u otra puede dañar la seguridad del Estado nos parece mucho más conciliable con la Poesía que la venta de grandes cantidades de tocino por cuenta de una nación de puercos y perros.