viernes, 21 de julio de 2023

Querido ser


Ahora me he convertido en La Muerte, Destructora de Mundos.


Bhagavad-Guitá


Querido ser que te afanas en allanar montes,

en reubicar ríos y en tapar la boca sangrante

de los insectos, que conviertes el frío en cautela

y muy de madrugada buscas casi todo lo que

no eres ni serás ni habrás sido nunca,

querido y pobre ser que lloras y ríes perdido

en esta locura redonda y amarilla que llamas

levantarse, que rezas a la memoria y al delirio

y matas con el miedo del rencor y los disfraces.


Querido ser, para y observa durante un siglo al

 menos el color de las caléndulas, la luz del

 agua al retirarse, el pecho del mirlo, el sonido

de las piedras que sobre sí mismas dispones.

Hay en tu rastro todavía una vela tensada 

que te lleva a ese olvidarse necesario, mira

en los signos de los manglares, come la bruma

del laberinto que de ti has hecho, solicita

cobijo en los nidos de las oropéndolas, huye

de ti hasta perderte de vista, grita tu nombre

hasta olvidarlo, invita a quienes encuentres

a rechazarte, sal de tu humilde sopor, recorre

el pasillo de espejos del candil de la historia 

y arremángate lo bastante el cerebro para huir.


Querido ser, imparable destructor de mundos,

mil soles no te bastarán para iluminar tu cara,

elige esta tarde, hoy, este ridículo instante,

date prisa, humano, llegó la hora de descansar.

domingo, 16 de julio de 2023

Cinco días

 


Tardo cinco días en sudar todo mi

 imperialismo. Cinco días tardo en desprenderme

 de la infame superioridad europea. Cinco días

 mirando árboles y granos en las piernas, cinco

 días de ríos y piñeras y niños vendiendo mango

 en los semáforos.

Son exactamente cinco los días que tardo en

desaparecer y hacerme túmulo

por el que pasan por encima los insectos,

cinco días de fiebre y riñoneras

y cántaros cayendo de las nubes.


A los cinco días salgo de las cuevas,

me oriento por medio de antiguos susurros,

todavía salen de mi cuerpo hilos cabizbajos

de alguna prisa ya olvidada, trenes

que tenían destino y ya carcomidos

por la selva descansan dentro de mi reloj.

A los cinco días no soy sino lo bueno

y salvaje que había dentro del zapato,

cada hoja que cae a mi alrededor tiene

el sentido de los mapas llenos de tesoros,

nace de mí un padre que dormía siestas siderales,

espera solo cinco días y verás.


domingo, 9 de julio de 2023

Carne, demasiada carne


Soy esta carne, esta fiebre,

este oscuro decorado y

este miedo gigante, gota

en la sonda del abismo.


No quiero ser nada,

levantarme oruga,

no tener oídos, no tener

boca. Enmudecer.


Soy lo vulnerable, lo permitido,

este trozo de biblioteca,

este ojo espiral que se suda

y reaparece en ríos profundos.


Algo de mí sube a las cumbres 

y se desmaya y nada a las islas

y se ahoga y siembra pelícanos

incapaces de volar.


Soy esta hamaca, este aire

tantas veces respirado,

brasa de un fuego que se extingue,

solo me crea la destrucción.


martes, 4 de julio de 2023

Patio



En las esquinas, al trasluz de las puertas,

bajo nubes engordadas, se pasea la vida.

Un gato recorre la memoria de los muros,

balancea el viento mangos y aguacates,

a veces llueve y truenan conversaciones

dichas con el volumen liso del secreto.


Un niño corre por todas las estancias,

busca algo: la cuerda del tiempo, la mina

del lápiz de la escritura, una escalera 

que le permita llegar a la arista del rumbo,

la puerta de todas las puertas y el sol

en los ojos del pájaro, los brazos perennes.


El patio retiene una colección de huellas, 

flotan en él las piñatas del pasado, cruzan

su suelo surcos de pericias, párpados

tensos se arrullan en tardes tranquilas,

llega hasta aquí el niño de las montañas

que es mecido con amor hasta el sosiego.

sábado, 21 de enero de 2023

19/01/2023

 


El día que conocí a mi hijo,

diecinueve de enero de dos mil veintitrés,

se estremeció la tierra de Tegucigalpa,

se elevaron las aguas del Humuya

y todas las artesanías de Siguatepeque

se levantaron del suelo al unísono.


Mi corazón se rebobinó ese jueves en que

se le cayeron los dientes a los elotes,

cantaban la misma canción las niñas

por las cuestas de las Colonias e Isel

se puso un manto de espacio-tiempo

en cuya curvatura murmuraba Dios.


Era un día cualquiera entre semana,

de alegría lloraba Santa Rosa, el mundo

o yo era un cúmulo de temblores,

había en el aire rumores y estelas,

fue así de simple el día en que conocí a mi hijo:

diecinueve de enero de dos mil veintitrés.


jueves, 19 de enero de 2023

Aterrizaje


En los miedos de mi alma hay aviones y molinos,

maletas llenas de regalos, planes,

poemas dejados en la calle y nunca amarrados.

Mi miedo, como este poema, lo invento yo.


Quisiera escribir:

hoy volaré hasta el abrazo de mi hijo,

hoy cruzaré los aires de la luz paterna,

iremos a la playa y allí sus primeros pasos

abrirán el surco de la sed y la familia.


Pero tengo miedo: ¿Qué padre será

un poeta que solo escribe y sueña,

que no ve en la realidad sino un teatro y se disfraza

y va a los sitios a veces con la careta equivocada,

a veces con el maquillaje de otro minuto?


¿Cuántos sedantes harán falta para calmar

este temblor de altos vuelos

y cuántas sesiones de terapia para olvidar

acaso mis miedos de fantasía?


Por lo pronto, he venido,

la vida es ir y no quedarse:

traslado, control, paisaje, cancela...

Quisiera abrir por fin los cerrojos de mi cerebro,

llegar a ti y sacar el disfraz definitivo,

decirte: aquí estoy, esta es ya mi máscara

y ahora actuemos, seamos hijo y papá.