Por lo pronto pinto y escribo a lo Lorca neoyorkino. Va tomando forma y color mi puerta llena de rugidos. Grita tanto por la noche su azulejo, grita tanto por la noche su geometría que ha sido necesario abrazarla antes de dejarla dormir entre los helechos del salón, ha sido necesario. Resulta que me mareo en su ascua pues los rombos cuadráticos se me han ido deformando como por arte de magia hasta llegar a la paloma que buscaba y que se entromete en las alas de otras palomas que se entrometen a su vez en los peces que ya empiezo a visualizar y así hasta los amantes finales que acabarán sus manos en la mirilla. Queda tanto todavía por hacer que me acribillan desde las gradas los meses. Los meses son los hinchas más salvajes del recuerdo. Los meses.
Aprovecho que estoy contento porque ya vinieron mis cuadros de regreso de su cárcel para decirle a mis manos lo que hemos de hacer a partir de ahora. Tienen ocho siglos menos sus falanges y los índices me saben a mora, como si se hubieran hundido en el pastel del tiempo de Granada.
No hay tiempo que perder, ya no pintan, ahora sólo tocan el piano con el pincel.
2 comentarios:
Tiene muy buena pinta Morillas!!! Tengo ganitas de verte, de charlas, de piano bar o de caña matutina.
De usted señales de vida, oiga que así no se puede! ;)
Muack!
N
Te está quedando muy bien. Me gusta mucho!!
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