sábado, 26 de noviembre de 2022

Niebla y tren

Para Rubén Muñoz


No recorre el tren los raíles sino la niebla

cuando todo duele y la vida parece estancarse.

El miedo enciende su vapor: locomotora

que todo lo arrasa con su susurro humeante.

 

Dentro de mí reside la estación de los viejos trenes,

llegan a mi estómago viajeros de todos los dolores del mundo,

traen noticias, recuerdos, periódicos arrugados

escritos en la lengua de la sombra.

 

Yo quiero limpiar los cristales, mullir los

asientos, pintar los antiguos escalones,

hacer la maleta, viajar hasta Basta, dormir

mientras los árboles persiguen el movimiento.

 

Pero el miedo no viaja, se queda mientras todo

sucede. No hay temblor, solo ascua y augurio.

Pero algo arranca un día, la luz se levanta,

la vida  es un tren hacia la niebla.

lunes, 15 de agosto de 2022

Camino del sol

 


A Saulo José García Nufio

Siempre está presente, como la cocina,

se arrincona y allí sonríe levantado,

a veces queda mirando un pensamiento

que mece más tarde en la hamaca.

 

Limpia los carros, limpia la ropa, limpia el patio;

y si es lunes lava el pelaje de la perra,

los miércoles prepara la basura; su oído es un reloj

que marca el tictac exacto de las distracciones.

 

A la noche se duerme en movimiento:

otro vaivén que al mundo regala.

Su músculo es un péndulo que sigue

el camino del sol al tender las prendas.

 

Acepta todos los mandados, arranca

su busito y en él lleva el hielo o a las tías.

Es el único hombre bueno que conozco

que será un niño tímido para siempre.

Tala

 


No mires la verticalidad del árbol ni su fronda,

no te quedes únicamente con la sombra, con su asilo;

mira el edificio que constituye, la hormiga

que por él transita para la que el mundo es su corteza.

 

Observa el aire que sale de su hoja y respira,

no sostengas solo el fruto, agarra la savia,

desliza tu humanidad por el tronco, estucha

la rama como elemento antes de arrollarla.

 

Hay más árbol en ti que en el árbol, más raíz

en ti que en la tierra; más sol en tu cabello

que en la hoja. Hace anillos de siglos que lo sabes;

así pues, camina, anda alegre sin talarte.

domingo, 14 de agosto de 2022

Ojos como selvas

 


En los ojos del niño que trabajaba

en los palmares vi la selva

y en la selva estaba Farabundo

y en Farabundo una reunión de zopilotes

dictaba sentencia contra el oligarca.

 

En los ojos de ese niño otros niños

iban a la escuela; unos descalzos,

otros sobre un sueño; una procesión

de madres paseaba un altar de esperma.

 

En los ojos del niño que vi en la ensenada

colgaban nidos de olopéndolas;

algunas volaban, otras se quedaban en

la ojera. Dios estaba dormitando

el día que vi los ojos del niño que

trabajaba en los palmares.

 

Él me miró, sí; y yo vi la selva.

martes, 26 de julio de 2022

Malcolm de Chazal bebiéndose un río

Me divierto creando las más absurdas ilustraciones utilizando inteligencias artificiales como DALL-E mini. En este caso, he aquí nueve maneras de ver a Malcolm de Chazal bebiéndose un río:



Gallina sin ave


En la pobreza el tiempo es infinito,

oruga más larga que las cavidades del mundo.

 

Tiene la obra de la naturaleza sus actos,

hora cae el nance, hora ladran los perros,

hora sale a escena el hombre y su estigma.

 

Solo hay una forma de ver la cortina adversa:

con el rasguño, con la guitarra sin cuerda

que saca el sonido de su panza y lo sitúa

en el auditorio del árbol que calla y crece.

 

El tiempo es infinito en el péndulo de la hamaca,

en el pico de la gallina sin ave,

túnel tan largo como el bostezo del niño

que, apostado en la puerta, espera su oportunidad.

Es infinita la riqueza abandonada, de Edgar Bayley

 


esta mano no es la mano ni la piel de tu alegría

al fondo de las calles encuentras siempre otro cielo

tras el cielo hay siempre otra hierba playas distintas

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

nunca supongas que la espuma del alba se ha extinguido

después del rostro hay otro rostro

tras la marcha de tu amante hay otra marcha

tras el canto un nuevo roce se prolonga

y las madrugadas esconden abecedarios inauditos islas remotas

siempre será así

algunas veces tu sueño cree haberlo dicho todo

pero otro sueño se levanta y no es lo mismo

entonces tú vuelves a las manos al corazón de todos de cualquiera

no eres el mismo no son los mismos

otros saben la palabra tú la ignoras

otros saben olvidar los hechos innecesarios

y levantan su pulgar han olvidado

tú has de volver no importa tu fracaso

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

y cada gesto cada forma de amor o de reproche

entre las últimas risas el dolor y los comienzos

encontrará el agrio viento y las estrellas vencidas

 

una máscara de abedul presagia la visión

has querido ver

en el fondo del día lo has conseguido algunas veces

el río llega a los dioses

sube murmullos lejanos a la claridad del sol

amenazas

resplandor en frío

 

no esperas nada

sino la ruta del sol y de la pena

nunca terminará es infinita esta riqueza abandonada

El exaltado vivir de Aldo Pellegrini

(Fragmento de la Introducción de Aldo Pellegrini a su Antología de la poesía viva latinoamericana)


...el gran poeta se oculta detrás de su orgullo, no hace relaciones públicas, vive en la soledad. A veces nunca aparece, otras una mera casualidad lo descubre.

...Y llega finalmente la oportunidad de hablar de la poesía en sí, de esa misteriosa cosa que es la poesía. Cada vez más distante del interés del público común hoy, tiene, sin embargo, un extraño prestigio para muchos, una inexplicable seducción.

Antigua como la historia del mundo, ha sido testigo permanente de la existencia humana. Nos transmite el desarrollo del hombre por dentro, así como la crónica histórica nos transmite la evolución del hombre por fuera. Y esa historia del hombre por dentro es siempre la misma y siempre distinta: está generada por las fuerzas que arrastran a la alegría o a la desesperación y su dominio lleva desde los territorios de la esperanza hasta los del desaliento, desde el éxtasis, hasta la angustia y el terror. Tiene lugar en el mundo oscuro de las emociones, esas que exactamente nos dan la sensación de vivir. El poeta no las describe, sino que las transmite en su calidad primigenia, en su ardiente pureza original.

El poeta no se limita a recobrar esos momentos intensos de su vida personal: se convierte en antena que recoge toda la vida auténtica que lo rodea. Por más solitario que parezca, participa en la vida colectiva, la siente como ninguno, y se transforma en la voz que expresa a todos. La poesía está en todas partes, transita por las calles, surge de pronto como chispazos en las reuniones, en los conglomerados humanos; había en los ojos de la mujer que pasa, aparece en los encuentros y en las despedidas, se mezcla con las exclamaciones de júbilo, con los gestos de desesperación. Es ese lenguaje de la vida auténtica el que recoge y condensa el poeta, el lenguaje de los momentos excepcionales, del vivir exaltado. Pero esa idea de un vivir exaltado implica una gran peligrosidad, el riesgo del enfrentamiento con lo imprevisto, con lo desconocido. El hombre común se siente incapaz de afrontar ese riesgo, que lo aparta de la plácida seguridad de lo cotidiano; de ahí su ambivalencia ante la poesía: ésta lo atrae y rechaza a un tiempo.

domingo, 3 de julio de 2022

Afuera


En las afueras de mí mismo hay un parque

con árboles hechos de  pestaña y pájaros

lanzadores de cuerdas de sonido y el jaleo

de fuentes donde bebe exhausta mi vida.


Tal parque me visita los lunes y los pantanos,

a mí se viene y se queda  dormido, en el césped

de la cabeza se tumba y allí piensa el tiempo

que hace que el amor pasea por su columpio.


A veces arraso este espacio, la flor le quemo

rodeo sus siglos de miga, de mi banco lo echo;

hay en las afueras de mí un niño sin parque

con los planos del mismo, con su idea creada.


Mi parque hace la sombra de la rama que aún

no ha crecido en el árbol que nadie ha plantado

sobre el silencio donde me siento. Soy afuera,

la distancia entre tú y yo fue siempre la tarde.

martes, 24 de mayo de 2022

El éxtasis del oro

 



A Ennio Morricone

Como el agua en la gruta entra el sonido,

llega a la planicie donde reposa, coge aliento

y se lanza al durazno, rodea su brisa, descansa

y desbocado se dirige al mar de la belleza.

 

Del revólver de la vida salen pentagramas,

y estos se enrollan, desfilan como la hierba,

suenan a paso y silencio, tienen boca y mesura

y el borbotón medido del temor a lo áureo.

 

Dame música pistolero, dame luz de agua,

abre tu cabeza y saca el estómago del trino,

saca el coyote, destapa tu botella de mujeres

y esboza la banda sonora de mis recuerdos.

¡Alerta, aviso, cuidado!

 


¡Aviso! ¡Cuidado! Un hombre se emociona

con el himno-nublo de Espatraña,

se le hace la piel hileras, levanta su boca-

bocina con la emoción tiesa de los girasoles.

 

¡Alerta roja, alerta! En ningún periódico hay

realidad; la vida es la noticia, la vida, la vida, la vida

y la vida no es el equipo, no es la familia, no es la nación,

la vida es la rosa, el árbol que crece torcido

en la oscura bandera del cerebro y cae serrado

de sí mismo, por el peso-augurio de su letra.

 

¡Socorro, abismo, socorro! Una reunión de insectos

se emociona con la ruina-sanguijuela y grita gol

mientras se anaranja el cielo equilibrado

y da sus primeros pasos la manzana.

 

Hay un secreto en cambio, ¡secreto, secreto!

Crece igual el lirio con el agua de Zanzíbar

que con la lágrima de un pájaro del Calistro,

¡Insisto! Lo mismo da la sombra bosquimana

que la de la estatua de la cuidad manchega.

 

Hay una herida, una calumnia, una tijera

en todos los ojos que transitan,

¡Cuándo verán que lo bello es lo desconocido,

es decir, ellos, es decir: alerta, aviso, cuidado!

lunes, 9 de mayo de 2022

Sobre la naturaleza de la luz

 


La luz anda.

Se pasea igual por la manzana del árbol que por la idea

que la azada bina.

 

La luz tose.

Sin cálculo se lanza igual sobre la pierna de la anciana

que sobre ti amor, sobre ti.

 

Qué cuerda la de la luz,

igual toca el violín que abandona los escenarios y en 

su bolsillo se recluye.

 

La luz respira.

Cada pomelo de su vista mira el esparcimiento

donde verse acostada.

 

La gravedad es la luz.

Todo lo empuja su calor lejano que toca la brisa

con su abrazo inmenso.

 

La luz se viste

y se va de fiesta y el paso singa, y la esquina

quiebra para vernos.

 

La luz se agota,

parpadea, sobre las rocas duerme la siesta de los giros,

arde su azor y se levanta.


Jaula



Soy prístino y diabólico,

lugano escondido en una hoz de voces,

el fuego que quiere el agua que quiere el frío

que quiere el brasero del alto hielo.

 

La familia es una jaula

hecha con los huesos y los vuelos

de alegres pajarillos;

entre tales barrotes estampo mi canto

que suena como un mar de alas;

de alpiste y agujas me nutro

y a diario renuevan mi bebedero

en el cual ponen reproches y tocino.

 

Desean mis brazos territorio:

salir, salir, salir, salir intacto,

pero la familia es la guerra acostumbrada,

las minas explotando en felices naderías.

Antes eras un pájaro   ̶ me dicen.

Antes eras un oso, un brinco, un concierto,

ya no suenas como antes, no trinas, no saltas

ni cazas salmones con tu zarpa verdadera.

 

Por eso soy batalla y alucinógeno,

animal de mil cabezas mordido por terneros,

herido por las gotas del mar ahora borrado,

secuestro, secuestro de mí, ¡secuestro, secuestro!

 

Escucha bien lo que te silbo:

La familia es una jaula

hecha con los picos y los sueños

de alegres pajarillos.

Pájaro

 



Tantas veces me despierto junto a los pájaros

que a menudo me pregunto si no seré uno de ellos,

metido en la jaula humana de la vida,

obligado a andar y a ser piedra y volunto.

 

Me asomo a la ventana y junto a ellos canto

la luz que en las nubes se refleja, el día que

está a punto de alzarse y romperse en mi boca:

pico que de tanto asustarse ya solo murmura.

 

Hay un aire aún valioso a primera hora de la maraña,

un aire de ala predilecto del vuelo,

en su corriente se desliza mi pulmón y mi pluma

y el grito enfurecido de mi encierro surge.

 

Ningún lobo chilla desde el perfil de mi ventana,

solo el ave de mi arteria,

el pájaro más pequeño capaz de anidar en un ojo,

el ojo más nimio capaz de habitar un susto que vuela.

 

Invento a estas horas cómo será el amanecer,

si las raíces alumbrarán la farola del día

o será de noche toda la vida y yo canto

incesante lo que nunca llega,

lo que una vez escuché en los barros de los libros.

viernes, 25 de febrero de 2022

Brótola

 Mi madre está en la cola del pescado

cuando mi tío pega a los abuelos 

y mi padre se pelea con el vecino.

Pide la vez y mi hermano se separa,

los niños lloran, el mar suelta un revuelo,

en la arena se dibuja una silueta que es canto,

el paisaje casi no sufre cambio alguno.

 

Mi madre pide el precio de las brótolas

y mi hermano se pela, mi hermana disrumpe,

mi padre conquista la ausencia de un invernadero,

hay en el campo un color de vendimia, un color

de algo que hubiera podido plantarse, justo

en el momento en que yo me bebo la tinta

de los árboles crecidos cuando yo era solo cántara.

 

Mi madre está a la cola del pescado cuando somos

hienas y mimbres y en nuestro corazón brotan los

insectos de vidas heridas por la miel de un faro

que no alumbra más que la piel de un ternero.

 

Yo soy algo que invade los territorios y algo que

al mismo tiempo deja espacio para que vengan

los deciles y las hierbas de las que comen los veleros.

Yo soy algo que sopla para no llegar a parte alguna.

 

Alguna vez me he visto en la boca de los jóvenes,

viento que basta y a sí mismo se desborda.

domingo, 30 de enero de 2022

Hasta siempre Ángel Guinda

 


ME HE  FUMADO LA VIDA

Me he fumado la vida

como el tiempo se me ha fumado a mí.

Mirad esta laringe, esta tráquea,

estos bronquios y pulmones

ametrallados por la nicotina.

He fumado los gases subterráneos

del Metro en sus andenes;

el aire de Madrid, sucio

como una traición a la luz más hermosa;

las nevadas del yeso en las pizarras,

la hoguera negra de los tubos de escape,

las hojas secas de la marihuana,

el asfalto, la niebla, la humedad,

la avellana tan blanda de los clítoris,

la espesa polvareda de lo siniestro

cuando huía de mi sombra,

y mi vida hecha polvo,

y el polvo que seré

bajo el árbol secreto de la muerte.

sábado, 29 de enero de 2022

Tiempo-espacio

 


El tiempo, sí, se transmuta en geografía, y lo que perdemos en tiempo lo ganamos en espacio.

Francisco Umbral, Las ninfas.

Me aburro en una llanura infinita

bajo la sombra de un olmo solitario.

Una cabra sin ubres bebe la leche de un lago.

No existe la palabra brizna,

no existe el tino ni el soslayo.

Amantes vendados aúllan al deseo.

Esferas lentísimas cruzan el cielo:

vejiga enferma de Dios.

 

Me alegro y diviso una taberna.

Una mujer desnuda se masturba

sobre el filo de mi vaso.

Un lago con ubres bebe la leche de una cabra.

Existe la palabra trompeta,

existe el blues, existe el boj.

Una selva que antes fue una ruina

que antes fue una felación se proyecta

sobre mi frente despejada.

 

Mi espacio siempre anduvo falto de tiempo,

mi tiempo es el espacio que la uva achica.

Hoja perenne que caduca es mi paso.

Una ubre de lagos bebe la cabra de una leche.

De sorbos de mí se nutre la vida:

batido de sol y de pezuñas.

sábado, 22 de enero de 2022

Basura

 


Mi cuerpo es una papelera llena

de latas de cerveza, rencores infantiles,

obsesiones en bolsas de basura

cerradas por nudos de ojos malnacidos.


Piso mi cuerpo para abrirlo y verter en él

mis cartas al mundo, mi altitud destructora,

el licor de hierbas, los empachos de tardes

reventadas por los relojes finos de la ira.


Arrojo algunas veces luces a mi cubo,

recuerdos que no manchan, azulejos

afilados de un suelo breve que pisé,

la reciclada voz de mi madre y los amigos.


Llega un punto en que mi interior apesta,

entonces Isel me desocupa, las mentiras

las lanza risueñas a los campos, pasa su seno

por mis paredes sucias y yo vuelvo a relucir.

miércoles, 5 de enero de 2022

El mapa de la cara de mi madre

 


En el mapa de la cara de mi madre

hay naufragios, batallas, concilios,

puertos que vigilan sus ojos hechos de abejas

y, por tanto, llenos de zumbido

y, por tanto, rasgados por la senda

de barcos que viajan a la deriva.

 

Está el mar quieto, una cuna se mece

en la cima de la más alta montaña;

islas solitarias se extienden por la mejilla,

en una habito yo, en otra mis hermanos.

 

En el mapa de la cara de mi madre

trazan los viejos las próximas pesquisas,

sillas de ruedas recorren provincias azules,

se abren en canal los valles por donde ríos fecundos

riegan la agricultura de un huerto cerrado.

 

Una costa en el labio se llama silencio.

 

No hay frontera en el mapa de tal rostro

pero sí una guerra donde se disparan flores

marchitas.

 

Viajando en la cercanía esbozo sus acantilados;

desde uno se despeñan animales y alegrías,

desde el otro salta una mujer desnuda,

frente al último pasa una barca llena de alcachofas

sobre la que vamos montados para explorar

el mapa, el secreto último de los arrecifes.

martes, 4 de enero de 2022

Cómo ser mi padre

 


En la obra de teatro de mi padre

las cortinas están hechas de su piel.

Se abre el telón y se ve un fondo

de sí mismo y un paisaje de caminos

hechos con sus ojos.

 

Un centenar de músicos con su forma

tocan instrumentos hechos de musculatura,

un piano de acero toca las notas

más tristes mientras un pájaro sin canto

suelda la batalla más épica.

 

Saltan chispas y nada ocurre

mientras una jauría de perros con la cara

de mi padre huyen de lunas con la cara de

mi padre, duermen bajo farolas con la

cara de mi padre, amanecen bajo el sol

que es la mirada misma de mi padre

afeitándose frente a un espejo hecho

con los dientes y la sangre de mi padre.

 

En el nudo de la obra sucede él y en sí

mismo la sorpresa de desenlaza.

 

Los espectadores son todos mi padre

que a sí mismos se aplauden complacidos.

Cuando se acaba el show mi madre, mi

hermano y yo recogemos el vestuario

y abrimos las puertas a los infelices asistentes

que volverán puntuales el día próximo

a ver la exacta, la misma representación.

 

Con todo recogido, mi padre se viste con

los doseles y salimos del teatro

caminando tras él, admirados

del gran protagonista.

domingo, 2 de enero de 2022

Me defiendo, de Raúl Gómez Jattin (1945-1997)

 


Antes de devorarle su entraña pensativa

Antes de ofenderlo de gesto y palabra

Antes de derribarlo

Valorad al loco

Su indiscutible propensión a la poesía

Su árbol que le crece por la boca

Con raíces enredadas en el cielo

 

Él nos representa ante el mundo

Con su sensibilidad dolorosa como un parto.

Sauce

 


El sauce no llora; como agua que fue

busca el arroyo.


Me pregunto si yo, que tanto miro

al sol, seré hombre o biznaga.

A lo mejor tú, que me miras, eres

más yo que yo mismo

y no sea mi vida sino una tarde

por ti imaginada.

A lo mejor este paseo lo estés soñando

y figure este poema entre tus apuntes.


No discurre el agua; como hierba que fue

huye antes de pisarse.

sábado, 1 de enero de 2022

Poema y dibujos de Bocar Diong (1946-1989)


 Soleil noir


Ce Soleil n’est pas comme tous les Soleils
Il n’est ni au Ciel
Ni sur la Mer
Il ne se lève pas
Il ne se couche pas
Il vient
Il vient du plus profond
De Moi
De nous
L’Eclipse ne le cache pas
La Nuit ne le tue pas
Il marche
Mon Soleil est dèesse, femme, enfant
Il ne voit pas
Il marche
Il vient vêtu de désordre
Mettre l’ordre au cœur des hommes


Sol negro

Este Sol no es como todos los Soles
No está en el Cielo
Ni en el Mar
No se levanta
Ni se esconde
Viene
Viene de lo más profundo
De Mí
De nosotros
Y no hay Eclipse que lo cubra
Ni Noche que derribe
Su marcha
Mi sol es una diosa, una mujer, una niña
Y no mira nada
Sino que marcha
Viene vestido de desorden
Para poner en orden el corazón de los hombres.



Nana

 



Cuando era pequeño mis padres me vendaron los ojos,

me llevaron al acantilado y me dijeron: tú puedes, camina.

Y me hice caminante y fueron mis pasos el despeño.


Luego metieron el precipicio en una jaula conmigo,

cerraron la verja y me dijeron: tú puedes, vuela.

Y me hice pájaro y en el cielo de barrotes mi pico quebraba.


Vaciaron todo, acantilado y jaula, en una pecera,

me echaron agua y me dijeron: tú puedes, respira.

Y me hice pez y admiraban, de mi acuario, los ahogos.


Todo lo echaron después al desierto, llenaron de arena

y sequía los tobillos y me dijeron: tú puedes, sobrevive.

Y por allí vagué, a una pierna até la altura, a la otra la jaula,

sobre la cabeza eché bocabajo las repisas del mar

y me hice duna y viento. Mi corazón se volvió espejismo.


Desde entonces he sido salto, ave, branquia, erial,

payaso de un circo con lonas de aplauso e intemperie,

toro que sueltan al coliseo y dicen: tú puedes, maúlla.


Mucho tiempo después reuní a mis padres: escarpadura,

mazmorra, almadraba, arenal. Les dije: gracias por crear en mí,

gracias por creer

en otro

en otro

en otro

en otro

yo.

Carta abierta al mundo


Comencé con este blog en 2009. Por entonces tenía mucho que decir ya que no pensaba. Conforme más tiempo dedicaba al pensamiento menos era lo que tenía que decir, hasta llegar al punto de tener, durante años, la boca cerrada. Empiezo el año decidido a no pensar nada. 

En este mundo covidiotizado, enfermizo, donde campa a sus anchas el nosotrismo más lamentable, empiezo con una carta abierta a los mayores atentados contra la poesía que no son otros que las autoridades y los estados. Y lo hago a través de mis hermanos los surrealistas y su carta abierta a Paul Claudel, quien tildó de “pederasta” en una entrevista la actividad de los más grandes soñadores. Claudel además destacó su labor patriótica durante la guerra negociando para Francia la importación desde América de “grandes cantidades de tocino”. Regreso pues con esta deliciosa misiva, firmada por almas afines como Breton, Artaud, Eluard, Aragon, Desnos, Ernst o Péret en 1925:

CARTA ABIERTA AL SR. PAUL CLAUDEL, EMBAJADOR DE FRANCIA EN JAPÓN

Señor:

Lo único pederástico que tiene nuestra actividad es la confusión que siembra en la mente de los que no participan en ella.

La creación nos importa muy poco. Lo que deseamos con todas nuestras fuerzas es que las revoluciones, guerras y las insurrecciones coloniales logren aniquilar a esta civilización occidental cuyas miserias ustedes defienden hasta en el Oriente, e invocamos esa destrucción como el estado de cosas menos inaceptable para el espíritu.

Ni el gran arte ni el equilibrio existen para nosotros. Hace ya mucho tiempo que la idea de belleza desapareció.

Sólo queda en pie una idea moral, a saber, por ejemplo, que no se puede ser a la vez embajador de Francia y poeta.

Aprovechamos esta ocasión para desolidarizarnos públicamente de todo lo francés en palabras y en actos.

Declaramos que la traición y todo lo que de una manera u otra puede dañar la seguridad del Estado nos parece mucho más conciliable con la Poesía que la venta de grandes cantidades de tocino por cuenta de una nación de puercos y perros.