La soledad acompaña vehementemente. La soledad es una especie de locura.
Cruzeiro Seixas
Me gusta transitar lugares solitarios,
dejar el dolor en los riscos, vaciar
un cuartel de máscaras en el lindero
y esparcir la tristeza: serrín del alma.
Me gusta ir dirección al sol pensando
que en él está mi cabeza, que la luz
es aquello que desgrano, que unos pasos más
y al fin podré pensar de verdad: sin cuerpo.
Pero la realidad es esta ceniza que va cayendo
y voy colocando en almendros y madrigueras;
en algunos nidos encontraréis mi corazón:
altavoz hecho con dientes mellados de aves.
Me gusta, sí, transitar pasillos misteriosos,
mirar hacia atrás y comprender de repente
que Dios hizo inabarcable el universo
para que entrara en él completa mi soledad.