sábado, 17 de mayo de 2025

La deriva













Solo puede caminarse a la deriva.

Ya está bien del fin.

Hay afuera toda una vida sin propósito.

Tálate para sentir el pie descalzo

y riega aquello que antes era aurora.


Ese día sin relojes se percata:

las flores crecen ya de las brújulas

y rotos al fin gafas y alambiques,

guiaré mis pasos por la ruina verdadera.


Solo puede caminarse a la deriva.

Decir basta a la nueva oportunidad.

Criar a los hijos entre peligros e inventos.

Trepar tapias como forma de guarecerse.


Ya. Está. Bien. Del fin.

Me daré prisa moldeando sumideros

por los que escurrir los nuevos pálpitos.

Llamaré desequilibrio a la estabilidad.


Y ahora ya nuevo y funambulista,

caminando tras el rastro de los poemas,

sobre una cuerda hecha de serrín y espejo,

siento en mí el aire que ni estima ni sopla.

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