En los ojos del niño que trabajaba
en los palmares vi la selva
y en la selva estaba Farabundo
y en Farabundo una reunión de zopilotes
dictaba sentencia contra el oligarca.
En los ojos de ese niño otros niños
iban a la escuela; unos descalzos,
otros sobre un sueño; una procesión
de madres paseaba un altar de esperma.
En los ojos del niño que vi en la ensenada
colgaban nidos de olopéndolas;
algunas volaban, otras se quedaban en
la ojera. Dios estaba dormitando
el día que vi los ojos del niño que
trabajaba en los palmares.
Él me miró, sí; y yo vi la selva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario