Soy un hombre cualquiera y solitario
que vive entristecido a ciertas horas
por indeterminados pensamientos.
Externamente sufro como todos
las huellas cotidianas, indelebles.
Voy vestido de gris. A veces llevo
una corbata rosa.
Miro lejanamente los jardines,
separado del cielo, ciudadano
inscrito en el cemento y en el sordo
rumor inconsolable de las plazas.
Mi corazón es mío algunos días
especialmente bellos.
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