¿Por qué tendrían que comerse sus
sesenta acres cuando el hombre está condenado a comer sólo su
porción de polvo?
No tiene tiempo (el hombre) de ser otra cosa que
una máquina.
El destino de cada hombre está
determinado por lo que éste piensa de sí mismo.
Una característica de la sabiduría es
no hacer cosas desesperadas.
Sólo las naturalezas activas y
saludables recuerdan que el sol se alza con claridad.
Lo que hoy todo el mundo repite o
acepta como verdadero puede convertirse mañana en mentira, en una
opinión hecha de humo que algunos pensaron que era una nube y que
traería agua fertilizadora para los campos.
...el tedio y aburrimiento que parecen
haber agotado la variedad y las alegrías de la vida son tan viejos
como Adán.
La mayor parte de las cosas que mis
vecinos consideran buenas yo la creo mala para mí, y si alguna vez
me arrepiento de algo que he hecho, es muy posible que sea de mi buen
comportamiento.
...ser un filósofo no consiste en
tener pensamientos sutiles, ni en fundar una escuela, sino en amar la
sabiduría tanto como la vida que está de acuerdo con sus dictados:
una vida de simplicidad, independencia, magnanimidad y confianza.
Es verdad que nunca ayudé
materialmente a izar el sol, pero sé que estar presente allí era de
suma importancia.
Un hombre que al fin ha encontrado algo
que hacer no necesitará un traje nuevo para hacerlo; el viejo, que
ha estado colgado en la polvorienta buhardilla por un tiempo
indeterminado, le valdrá.
¿Quién no recuerda la fascinación
que, siendo muy jóvenes, nos produce el hueco que queda bajo unas
rocas o la entrada de una cueva?
Las aves no cantan en las cuevas, ni
las palomas alimentan su inocencia en el interior de los palomares.
El lujo que disfruta una clase se
compensa con la indigencia que sufre la otra.
La simplicidad y desnudez de la vida
del hombre primitivo implica que éste era, al menos, un habitante de
la naturaleza.
...los hombres se han convertido en las
herramientas de sus propias herramientas.
…el gusto por la belleza se cultiva
fundamentalmente al aire libre, sin casa ni casero.
¿Quién sabe si, en el caso de que
cada hombre construyera su casa con sus propias manos y obtuviera
alimento para él y para su familia de forma lo bastante simple y
honesta, no se desarrollaría universalmente la facultad poética, al
igual que las aves cantan universalmente mientras se hallan tan
ocupadas? Sin embargo, ay, nos comportamos como el tordo y el cuco,
que ponen sus huevos en los nidos construidos por otras aves y que no
alegran a ningún viajero con sus notas rechinantes y desafinadas.
No dudo de que otro pudiera
pensar por mí, pero no es deseable que lo haga hasta el punto de
evitar que yo piense por mí mismo.
...los estudiantes no deberían jugar
a la vida, o simplemente estudiarla, mientras la comunidad los
sostiene durante el tiempo que dura ese costoso juego, sino que
deberían vivirla intensamente de principio a fin.
...nunca ha existido, y es poco
probable que exista alguna vez, una nación de filósofos, ni estoy
seguro de que fuera deseable que la hubiera.
Una mente sencilla e independiente no
se somete ante ningún príncipe.
Decidme, por favor, ¿para qué se pica
en realidad tanta piedra?
En cuanto a las pirámides no hay nada
en ellas que deba asombrarnos tanto como el hecho de que se pudiera
humillar a tantos hombres hasta el punto de que dedicaran sus vidas a
construir la tumba de un bobo ambicioso, a quien habría sido más
inteligente y viril ahogar en el Nilo, para luego ofrecer su cuerpo a
los perros.
A muchos les interesa saber quién
construyó los monumentos de Oriente y Occidente. Yo, por mi parte,
preferiría saber quiénes, viviendo en aquel tiempo, no los
construyeron, pues estos últimos se hallaban por encima de dichas
frivolidades.
Cuando un hombre muere, da una patada
al polvo.
...mi mayor habilidad ha sido desear
poco.
En cuanto a hacer el bien, ésa es una
profesión saturada.
Rescatad al que se ahoga y ataos los
cordones de los zapatos. Tomaos el tiempo que necesitéis y decidíos
por un trabajo libre.
...un hombre es rico en relación al
número de cosas de las que puede prescindir.
Aquel hombre que no cree que cada día
contiene una hora más temprana, sagrada y auroral que las que él ya
ha profanado, desespera de la vida y avanza por un camino descendente
y oscuro.
La mañana llega cuando estoy despierto
y hay en mí un amanecer.
Fui a los bosques porque quería vivir
deliberadamente, enfrentándome sólo a los hechos esenciales de la
vida, y ver si podía aprender lo que la vida tenía que enseñar, no
fuera que cuando estuviera por morir descubriera que no había
vivido. No quería vivir nada que no fuera la vida, pues vivir es
algo muy valioso, ni tampoco practicar la resignación, a no ser que
fuera absolutamente necesario. Quería vivir intensamente y extraer
el meollo de la vida, vivir de manera tan dura y espartana como para
apartar todo lo que no fuera la vida, surcar una divisoria y llevar
la vida hasta un rincón y reducirla a sus elementos básicos y, si
resultaba mezquina, obtener entonces toda su genuina mezquindad y
hacerla pública al mundo; y si fuera sublime, saberlo por
experiencia y poder dar cuenta de ello en mi próxima excursión.
Al acumular propiedades, para nosotros
o nuestros herederos, fundando una familia o un Estado, o incluso al
adquirir fama, nos hacemos mortales; pero cuando tratamos con la
verdad, somos inmortales y no hemos de temer cambio ni accidente.
Si es necesario, renunciemos a un nuevo
puente sobre el río, caminemos un poco y crucemos algo más lejos,
pero tendamos, por lo menos, una pasarela sobre el oscuro golfo de la
ignorancia que nos rodea.
Mis días no eran días de la semana,
acuñados por deidades paganas, ni se troceaban en horas, ni los
golpeaba el tictac del reloj, porque vivía como los indios Puri, de
quienes se dice que “tenían solamente una palabra para decir ayer,
hoy y mañana, y expresaban la diversidad del sentido señalando
hacia atrás, hacia adelante y sobre la cabeza”.
Creo que la mayor parte de los hombres
aún teme un poco la oscuridad, aunque las brujas hayan pasado ya por
la horca y se las haya reemplazado por la cristiandad y las velas.
Por lo general, la compañía es de
mala calidad. Nos reunimos demasiado a menudo, sin tiempo de adquirir
ningún valor nuevo para los otros.
(Traducción de Marcos Nava García)
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