martes, 26 de julio de 2022

El exaltado vivir de Aldo Pellegrini

(Fragmento de la Introducción de Aldo Pellegrini a su Antología de la poesía viva latinoamericana)


...el gran poeta se oculta detrás de su orgullo, no hace relaciones públicas, vive en la soledad. A veces nunca aparece, otras una mera casualidad lo descubre.

...Y llega finalmente la oportunidad de hablar de la poesía en sí, de esa misteriosa cosa que es la poesía. Cada vez más distante del interés del público común hoy, tiene, sin embargo, un extraño prestigio para muchos, una inexplicable seducción.

Antigua como la historia del mundo, ha sido testigo permanente de la existencia humana. Nos transmite el desarrollo del hombre por dentro, así como la crónica histórica nos transmite la evolución del hombre por fuera. Y esa historia del hombre por dentro es siempre la misma y siempre distinta: está generada por las fuerzas que arrastran a la alegría o a la desesperación y su dominio lleva desde los territorios de la esperanza hasta los del desaliento, desde el éxtasis, hasta la angustia y el terror. Tiene lugar en el mundo oscuro de las emociones, esas que exactamente nos dan la sensación de vivir. El poeta no las describe, sino que las transmite en su calidad primigenia, en su ardiente pureza original.

El poeta no se limita a recobrar esos momentos intensos de su vida personal: se convierte en antena que recoge toda la vida auténtica que lo rodea. Por más solitario que parezca, participa en la vida colectiva, la siente como ninguno, y se transforma en la voz que expresa a todos. La poesía está en todas partes, transita por las calles, surge de pronto como chispazos en las reuniones, en los conglomerados humanos; había en los ojos de la mujer que pasa, aparece en los encuentros y en las despedidas, se mezcla con las exclamaciones de júbilo, con los gestos de desesperación. Es ese lenguaje de la vida auténtica el que recoge y condensa el poeta, el lenguaje de los momentos excepcionales, del vivir exaltado. Pero esa idea de un vivir exaltado implica una gran peligrosidad, el riesgo del enfrentamiento con lo imprevisto, con lo desconocido. El hombre común se siente incapaz de afrontar ese riesgo, que lo aparta de la plácida seguridad de lo cotidiano; de ahí su ambivalencia ante la poesía: ésta lo atrae y rechaza a un tiempo.

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