con árboles hechos de pestaña y pájaros
lanzadores de cuerdas de sonido y el jaleo
de fuentes donde bebe exhausta mi vida.
Tal parque me visita los lunes y los pantanos,
a mí se viene y se queda dormido, en el césped
de la cabeza se tumba y allí piensa el tiempo
que hace que el amor pasea por su columpio.
A veces arraso este espacio, la flor le quemo
rodeo sus siglos de miga, de mi banco lo echo;
hay en las afueras de mí un niño sin parque
con los planos del mismo, con su idea creada.
Mi parque hace la sombra de la rama que aún
no ha crecido en el árbol que nadie ha plantado
sobre el silencio donde me siento. Soy afuera,
la distancia entre tú y yo fue siempre la tarde.
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