Comencé con este blog en 2009. Por entonces tenía mucho que decir ya que no pensaba. Conforme más tiempo dedicaba al pensamiento menos era lo que tenía que decir, hasta llegar al punto de tener, durante años, la boca cerrada. Empiezo el año decidido a no pensar nada.
En este mundo covidiotizado, enfermizo, donde campa a sus anchas el nosotrismo más lamentable, empiezo con una carta abierta a los mayores atentados contra la poesía que no son otros que las autoridades y los estados. Y lo hago a través de mis hermanos los surrealistas y su carta abierta a Paul Claudel, quien tildó de “pederasta” en una entrevista la actividad de los más grandes soñadores. Claudel además destacó su labor patriótica durante la guerra negociando para Francia la importación desde América de “grandes cantidades de tocino”. Regreso pues con esta deliciosa misiva, firmada por almas afines como Breton, Artaud, Eluard, Aragon, Desnos, Ernst o Péret en 1925:
CARTA ABIERTA AL SR. PAUL CLAUDEL, EMBAJADOR DE
FRANCIA EN JAPÓN
Señor:
Lo único pederástico que
tiene nuestra actividad es la confusión que siembra en la mente de los que no
participan en ella.
La creación nos importa muy
poco. Lo que deseamos con todas nuestras fuerzas es que las revoluciones,
guerras y las insurrecciones coloniales logren aniquilar a esta civilización
occidental cuyas miserias ustedes defienden hasta en el Oriente, e invocamos
esa destrucción como el estado de cosas menos inaceptable para el espíritu.
Ni el gran arte ni el
equilibrio existen para nosotros. Hace ya mucho tiempo que la idea de belleza
desapareció.
Sólo queda en pie una idea
moral, a saber, por ejemplo, que no se puede ser a la vez embajador de Francia
y poeta.
Aprovechamos esta ocasión
para desolidarizarnos públicamente de todo lo francés en palabras y en actos.
Declaramos que la traición y
todo lo que de una manera u otra puede dañar la seguridad del Estado nos parece
mucho más conciliable con la Poesía que la venta de grandes cantidades de
tocino por cuenta de una nación de puercos y perros.
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