miércoles, 27 de marzo de 2024

La muerte











La muerte no es ni siquiera algo,

no está, no acecha, nada interrumpe,

no ronda ni pasea su hambre fija

por las pieles viejas del abecedario.


La muerte está a todas horas aparecida,

es un invento azul de los destructores,

enciende el candil de las calles y los pinceles

y duerme bocabajo sobre el aliento del niño.


No enseña nada a la persona a que se abraza,

su manto ni despide ni deja un rastro seguible,

su soledad es la soledad misma de lo humano,

creadora de girasoles en un lugar sin estrellas.


La muerte nunca ha estado en nuestros planes,

vino desfigurada en la caravana de los tuertos,

siembra en la boca su árbol naranja de mugres

y dice adiós su garza sin ni siquiera despedirse.


Te llevó una tarde de siestas y brisa amarilla,

a primeros de marzo cuando la flor se enturbia,

tenías los ojos tan abiertos como ella la panza,

te llevó su luna pero yo me quedé aquí contigo.