viernes, 11 de julio de 2014

Somos atentado en La galla ciencia





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miércoles, 9 de julio de 2014

Volver a Honduras, de Jaime Fontana

Parece que no habrá nada más tierno que este volver a Honduras:
llegar con el amor iluminado por años y distancias,
decir esta es la sierra, este es el aire y este es el río del cuento,
recuperar las voces salpicadas de burlas familiares,
resumir la niñez en el dormido sabor de esta naranja
y en este olor –que es casi de muchacha- de savia y de panales
que sólo dan los árboles autores de nuestro propio canto.

Porque volver a Honduras es ir de madrugada a los maizales
para espantar los pájaros bisnietos de aquellos que espantamos,
vivir en un mugido, en un relincho, que vienen de la noche,
los sueños, alegrías y peligros de los antiguos campos.

Parece que tendrá mucho de triste nuestro volver a Honduras:
hallar que el calendario no era broma leyendo algunos rostros,
saber que algo no vuelve en estas naves aunque el viajero vuelva
y besar en la frente lo que un día besamos en la boca.
parece que también será de lágrima este volver a Honduras:
preguntar por hermanos, por amigos que no nos esperaron,
y el horror de buscar en una tarde de cal y de cipreses
unos nombres: Julián o Federico, Carlos, Daniel o Marcos.

Parece que será feliz y trémulo nuestro volver a Honduras:
vagar por los caminos que asolearon el verso de la infancia,
llevar hasta una loma coronada de flores amarillas,
de la mano, a los hijos que fundamos sobre lejanas playas
-más allá de las nieves absolutas, de selvas y de mares-
y decirles al fin: esta es la cuna y este es el peñón exacto,
esta es la tierra nuestra, la amorosa, la que espera a sus niños,
aquí esparcen su calcio generoso los huesos de mis padres
y el calcio va a la hierba y hace al pino más jubiloso y alto:
así trabajan todavía quienes nos prestaron su sangre.

Todo será feliz y doloroso, será trémulo y tierno
porque volver a Honduras… me parece que es retomar el canto.

lunes, 7 de julio de 2014

El sur

Le da el pecho
el sur
al abanico,
se peinan las mujeres
para sacar sus sillas
a la puerta
de la casta,
nadie sabe
lo que duerme
el agricultor.

Se miran los claveles
antiguos,
la montaña tiene
en su lecho
el galope de un poeta
recientemente
rutilado,
hace el viento
cabañas de cuentos
en los susurros
de las cantinas.

Verás como alguien
se ríe de repente
de una desgracia,
nada pasa en los destinos
para eso
ya está
Dios.

Los viejos hablan
de antes,
los niños hablan
de después
y está estancado
el ojo
del hombre
mediano.

Piensa quedarse el ajo
en la boca,
la poesía es
pura
guarnición,
los ancianos
se han reunido
para criticar
a la petanca.

Verás el brillo
que esa mujer
le saca
a la acera,
verás los pliegues
de la cal
de su fachada,
verás cómo
por esa calle
se pasea
el cocido
y hay una diadema
en la cabeza
de todos
los portales.

Le escribe el sur
a la ruina
una carta
de presunción,
hace cola
la ola
en la trenza
de la alegría,
sale la luna
entre el tomillo,
baila un fandango
el aceite,
la nieve se ha
quedado en lo alto
prendada
de la solera.

Si hay suerte
saldrá el pastoreo
con el cristo
de la legaña,
si hay suerte
izará su vela
el candil
más apagado,
si hay suerte
el arroz con
conejo
de la abuela,
si hay suerte
mastiquen
los niños
el chanchullo.

Está Hesíodo
en los bares,
ha lanzado
el vino
su cometa,
verás como
alguien
hace pomposa
la historia
más pequeñita.

En aquella esquina
la hazaña de una mujer
contra la lechuga,
en ese banco
lo gigante que era
el pescado
de la vacía cesta
de la mañana,
en aquella pancarta
la espantosa pelea
que nunca
sucedió.

Y así como los álamos
su sombra para el romero,
así la hermandad
de la virgen
de los tambores.

Le da el abanico
el pecho
al sur
y es este
sólo un punto
entre el levante
y el septentrión,
una espina
de la rosa
de los vientos,
no hace falta
ser augur
para verle
la castaña.
Otro día el norte
si eso,
otro día un
canto
de poniente;
pero hoy el sur,
los delfines
de Nemeyón,
ánsar
de mi pesebre,
empieza la vida
en su enagua
bruzando su orilla
los mares
de gaviotas.

martes, 1 de julio de 2014

Gsús Bonilla escribe sobre el Poétikas del 13 de Junio


El viernes venía acompañado del viento caliente que se levanta en junio y el olor a tormenta, que todos recordamos; ya intentamos atrasar media hora más las jornadas, pues a decir verdad, en el interior de la librería La esquina del zorro, se nota la calorina acumulada durante el día, de manera que buscamos el poco frescor que nos ofrecen las noches de verano. A esa misma hora, igualmente un viernes, tu país juega el Mundial de la vergüenza, también en este busca ser campeón; Brasil limpia las calles de niños indigentes con paramilitares, gol en el campo y paz en la tierra, mientras tanto, en los bares del barrio, no se pierde detalle de las pantallas más grandes del mundo, que emanan alineaciones y sueños multicolor, qué bonito es el fútbol, qué pasiones despierta, como decía La Polla Record en los noventaLa poesía también desadormece, pero menos, aun así recibimos con gratitud a quienes han decidido esta tarde acudir a POéTIKAS, que no han sido pocos y esperamos dar inicio a la jornada XVII, que nos traería además el hilo común de lo realista y lo no-monárquico, tres autores que por lo escuchado aquí, tienen claro que si ha de haber un poder, éste ha de residir en el pueblo. La república como forma de gobierno. La gente dice, la gente hace. Leire OlmedaMarisa Peña y Pedro José Morillas residen en la poesía, viven en ella y para ella, y desde ella nos proporcionaron una excelente tarde, que  iniciamos con el poema “Lenguas muertas” de Mario Benedettilas viejas lenguas eran vivas/ cuando vibraron en la gente/ y eran el habla del esclavo/ del campesino y del apóstol/ del artesano y de la puta. Retomamos la estructura normal del ciclo, después de lo experimentado en ocasiones anteriores; así pues Leire Olmeda se ofrecería en el lenguaje sencillo, que no simple, de lo directo; desbrozaba su poesía manejando el verso sin contrapesos e incentivó la cercanía, con ello, enseguida conseguiría que sus palabras alcanzaran al público. Emotiva y civil, como calidad de los recursos que amparan a sus textos lograría una atmósfera para la identificación, para  desde un primer poema empatizar con ella. 

Marisa Peña tiene el dolor de la memoria incrustado en el pecho; expectora verso a verso la veneración por el antepasado y honra con su poesía al hueso de paisano que reposa en el olvido de las cunetas, en la fosa común; sus poemas solicitan un viaje hacia afuera, desde la profundidad de la  tierra donde yace el espanto hasta la clarividencia de la poesía que nos hace luz. 

De igual modo Pedro José Morillas no renuncia a la narratividad en sus poemas, con diferentes perspectivas y matices, sin embargo los dota de la gratificación y el poderío de la imagen, con un hondo conocimiento en este ejercicio, que lo capacita sin lugar a dudas para reconocernos en esencia en la comunicación y expresión del artista y que transmite en su magnífica faceta poética, porque Pedro además, practica el arte de la pintura. Ya estamos casi que finalizando esta primera etapa de POéTIKAS, a la vista dos últimas jornadas para concluir. Cuando iniciamos en el mes de octubre del pasado año este ciclo de poesía contemporánea en el barrio, ni por asomo pensábamos el recorrido que iba a tener, tampoco si iba a despertar mayor transcendencia más allá de unos pocos meses más, al menos hasta que finalizase el año 2013, aunque para decir verdad y en este sentido también nos daba un poco igual, en la manera en que cuando las cosas se han de hacer, sin darle muchas vueltas, ni buscarle demasiadas explicaciones; es decir, hacerlas porque sientes la necesidad de hacerlas; sin embargo, jornada tras jornada, el encuentro fue creciendo en expectación, en contenido y variedad, y cada vez ganando en concurrencia. 

El vecino quedaba agradecido por poder disfrutar un par de veces al mes de un espacio cultural libre y participativo, dedicado a la poesía, al lado de casa, en el que ha podido comprobar que muchas de sus preocupaciones son las mismas o muy parecidas a las de los autores que han pasado por aquí, donde hemos podido compartir con ellos, entre el debate y la controversia el recurso de la palabra, donde en muchas ocasiones nos hemos emocionado juntos; donde hemos podido experimentar que un poeta no es un ser divino ni supino, sino un otro como tú y como yo; donde la poesía nos ha sido el lenguaje para entendernos, unos y otros. Quizá sea, desde esta perspectiva,con este entusiasmo y junto a la generosidad de los autores, el que nos planteemos, en La esquina del zorro, una nueva temporada; no sabemos hasta dónde, ni hasta cuándo, pero con el propósito del principio, que no ha sido otro que el de motivar el acercamiento de los vecinos del barrio a esta arista de la literatura que es la poesía. Si bien es verdad que en esa futura andadura no teniendo todavía muy claro el formato de este nuevo ciclo; si igual, quincenalmente, o más espaciado y circunstancial; si con el formato de tres, como hasta ahora, o con otra estructura; si con un ideario concreto o la mescolanza del hecho poético… en definitiva, esa serie de cosas que posiblemente sea mejor que surjan dentro de la espontaneidad que de una sesuda reflexión. Mientras tanto, decíamos, nos quedan un par de sesiones más, la XVII y la XIX, la del jueves 26 de junio y el 4 de julio, donde una vez más vendrá la poesía a hacernos.