domingo, 13 de diciembre de 2015
sábado, 5 de diciembre de 2015
Abandonadlo todo, de André Breton
Abandonad Dadá.
Abandonad a vuestra mujer, abandonad a vuestra amante.
Abandonad vuestras esperanzas y vuestros temores.
Abandonad a vuestros hijos en medio del bosque.
Soltad al pájaro en mano por aquellos que están volando.
Abandonad, si hace falta, una vida acomodada,
aquello que os presentan como una situación con porvenir.
Lanzaos a los caminos.
Los pasos perdidos, 1924
sábado, 24 de octubre de 2015
POUR SEULE CLÉ LE REGARD, de Didier Lemaire
Aquí un hermoso vídeo con poemas de Malcolm de Chazal al borde del agua, una creación de Didier Lemaire.
pour seule clé le regard from Lemaire Didier on Vimeo.
pour seule clé le regard from Lemaire Didier on Vimeo.
domingo, 11 de octubre de 2015
CLÁUSULAS, de Juan José Arreola
I
Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.
II
Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
III
Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.
IV
Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.
V
Toda belleza es formal.
Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.
II
Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
III
Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.
IV
Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.
V
Toda belleza es formal.
sábado, 10 de octubre de 2015
Ahora: YO
Yo sé que no cuento nada y es así
porque he contado demasiado. Algunas cosas es mejor no contarlas pero
es bueno hacer recuento. Por eso ahora, por eso esto.
Sé que mi blog ha ido de la amalgama
al fragmento; sé que últimamente sólo subo fragmentos de obras que
leo y señalo pero puede ser porque no encuentro en mí mismo algo a
la altura o también puede ser que ya no me apetezca mostrarme y me
guarde, no sé si para luego, el caso es que no he parado, mi
evolución en el blog no es digna de la realidad. Lo cierto es que en
este tiempo he traducido la más extensa obra poética de Malcolm de
Chazal, una novela realmente hilarante de Luke Rhinehart (Capricho)
y actualmente el conjunto enorme de los aforismos espléndidos de
Chazal (Sentido Plástico) que ni siquiera sé si saldrán a
la luz. He escrito cientos de aforismos propios que llamo Vislumbres,
cientos de poemas nuevos, he comenzado una novela asombrosa (esto lo
dice Isel) y me estoy documentando para escribir algún día un libro
sobre el gran Malcolm; por supuesto siempre desde mi deseo conocido a
dedicarme de por vida a lo específicamente inútil; aunque
igualmente sea conocido por quienes saben de mí que dar a conocer a
Chazal es posiblemente una de mis mayores metas y que mis poemas me
parecen la misma nada que los demás pero una nada un poco por encima
o al mismo nivel, al menos la nada necesaria que sabe decirse, la
justa para nadar a contracorriente y saber sumergirse en sí misma
para después respirar. Al fin y al cabo todo es cuestión de
encontrar el suspiro.
He dejado los focos si es que alguna
vez me puse ante ellos. Yo detesto cuanto se coloca ante la luz
artificial. No he encontrado en los poetas la sincronización que no
encontré en su día entre los ingenieros y mucho menos entre los
humanos. Compartir la poesía es algo que me supone de por sí
desgracia. Escuchar los versos de otro me chirría casi tanto como
escuchar los propios cuando los oigo fuera del momento en que los
concebí, por eso evito las reuniones y los encuentros que
últimamente llaman internacionales cuando acontecen en el pueblo más
perdido de la provincia más desconocida. Hay tanta afloración de
poesía que tanto aroma acabará desnutriéndola.
Tengo muy poco tiempo y no me permito
enfermar, esto lo sabe cualquier ciudadano autónomo. El poco tiempo
libre que tengo lo dedico a la traducción, la lectura y el esfuerzo,
llamo esfuerzo al poema; toda poesía supone un supremo esfuerzo que
no alcanza a nada y cuando me refiero al alcance quiero decir la
altura que ha constituido el ser humano. Para mí el poema está en
lo alto de todo al tiempo que para el humano el poema está en el
peldaño ínfimo, en el desechado por la propia escalera; por eso
asidua y generosamente escribo, para no subir al ritmo de todos.
Cuando digo humano no es que me considere fuera de la especie, ni que
esté a otro nivel, es que estoy en su subnivel, en su barranco y
posiblemente en su cueva.
Como proyectos a corto plazo tengo
publicar Hondura, un poemario que escribí cuando visité el
país de mi mujer y Los hombres que no somos nada (a propósito
de un Aerolito del enorme Carlos Edmundo de Ory); estoy buscando para
ello la editorial que me procure menos extensión.
Improviso cuentos, invento recetas y
leo como si la luz estuviera a punto de agotarse. Y, cuando me
levanto, actúo, actúo y actúo para seguir pasando extremamente
desapercibido.
Fragmentos de FAUSTO, de Goethe
El insensato no se nutre de cosas
terrestres: la inquietud lo devora; conoce a medias su locura; pide a
los cielos las más hermosas estrellas y a la Tierra los más
sublimes regocijos, y, tanto lo que está cerca, como lo que está
lejos, no basta a satisfacer su corazón profundamente agitado.
El hombre se extravía siempre que, no
satisfecho de lo que tiene, busca su felicidad fuera de los límites
de lo posible.
La actividad del hombre es muy propensa
a retardar su paso; muy pronto se echa en brazos de un absoluto y
placentero reposo.
¡Ojalá me fuese posible saber lo que
contiene el mundo en sus entrañas, asistir y presenciar el
desarrollo de toda clase de fuerzas activas, poseer el secreto de la
fecundación y abandonar para siempre este tráfico de palabras
misteriosas que nos obliga a usar nuestra ignorancia!
¿Dónde está el que se pueda
vanagloriar de haber dado al niño el nombre que le corresponde? Los
poquísimos hombres que han sabido algo, y que han sido
suficientemente necios para dejar que se desbordasen sus almas y para
enseñar al pueblo lo que sentían y pensaban, en todas las épocas
han sido sacrificados y entregados a las llamas.
En mi cuerpo habitan dos almas que
separar quisiera.
Un perro, cuando ha sido bien enseñado,
no es indigno del aprecio de un sabio.
Está escrito: “En el principio
era el Verbo”. Heme ya parado. ¿Quién me ayudará a
proseguir? No; no debo dar tanta importancia al Verbo. Debo
traducirlo de otra manera si me ayuda la inspiración. Está escrito:
“En el principio era el Espíritu”. Reflexiona bien sobre
esta primera línea y no dejes correr la pluma con precipitación.
¿Es el Espíritu el que ha creado y el que lo ha puesto en orden
todo? Debiera decir: “En el principio era la Fuerza”. Y,
no obstante, algo me está diciendo interiormente que no debo darle
esta interpretación. Por fin me siento iluminado y comienzo a ver
con claridad; escribo resueltamente: “En el principio era la
Acción”.
Para rejuveneceros existe un
procedimiento muy natural; pero se encuentra explicado en cierto
libro y forma un capítulo muy curioso... ¡Es un procedimiento que
no exige ni dinero, ni medicina, ni brujería de clase alguna! Salid
al aire libre, coged una azada y removed la tierra de los campos.
Circunscribid vuestro ser y vuestro pensamiento a un círculo
reducido. Manteneos de alimentos simples: vivid entre bestias, como
una bestia, y no os desdeñéis de echar vos mismo abono en el campo
que cultivéis. Éste es el mejor procedimiento para vivir joven
hasta los ochenta años.
¿Será una ley de la Naturaleza el que
la sencillez y la gracia no tengan conciencia de sí mismas y de su
santa dignidad, y que la modestia y la sencillez, dones ambos los más
hermosos de la buena y liberal Naturaleza...?
¡Cúmplase su destino y abísmese conmigo!
nada hay más ridículo en el mundo que
un diablo que se desespere.
Mis caballos relinchan; el alba ya
asoma.
domingo, 13 de septiembre de 2015
Fragmentos de LAS ORTIGAS FLORECEN de Harry Martinson
Claro que mantuvieron la concordia,
pero la herencia huele ella misma a desconfianza.
La vida humana huele un poco a pellejo
de lobo.
Pertenecía a aquel tipo de personas
que, habiendo alcanzado recientemente un nivel de clase media,
despreciaban las labores del campo.
Hay cuatro tipos de clase media: 1) con
educación y piano. 2) con educación, pero sin piano, 3) sin
educación, pero con piano, 4) sin educación ni piano.
Pero la felicidad se siente incómoda
en un banquillo; tiene miedo a las corrientes y es sensible a todos
los recuerdos. No hay que golpearla en el hombro demasiado duro, ni
demasiado ligero. Quiere tener en su punto exacto de temperatura el
destino, las oraciones y la cerveza.
A los tres años tuvo un pensamiento
que después pudo recordar. Era la distancia. Sentía distancia.
Pronto todo era silencio, hasta los
susurros.
Pero ella yacía tranquila en la cama,
sin saber que estaba muerta. No sabía que había existido ni vivido.
El bondadoso sol colocaba su lámpara
en el bosque y la llevaba a casa por la noche.
Tampoco había pensado que tenía un
cuerpo.
Dentro de su estómago sonaba la
campana de su iglesia.
Ciertamente tenían también a Dios.
Creían en Dios sin hacerse preguntas sobre su existencia. Él
existía. Pero, a veces,
sucedía con él lo mismo que con los duendes, su existencia estaba
tan limitada que no había que hablar de ello.
La luna se rompió
como un plato de porcelana en el cielo.
Darle cuentos de
países maravillosos era como darle un paquete de pólvora perfumada
para su propia explosión.
Entonces vieron lo
que una vez habían sido: una comitiva de corazones sin denominación.
Y puesto que nunca,
nunca ocurrió algo en las granjas, le dio suficiente tiempo para
observar lo que no pasaba; todas las formas de la monotonía.
...los molinos de
Dios muelen lentamente.
Le parecía
percibir su nimbo.
...odió el odio
mismo con furia desmayada...
La cultura era una
cultura de odio y, como cultura de odio, llegaría a morir, orgullosa
y enorme.
Allí abajo de la retina duermen
ruidos y combates.
Sin surgir en la
senda de arena gruesa como un fantasma en la hora de las lilas.
Otra
semana sabía que ni los trabajadores ni los ricos eran buenos. Era
“la gente” la buena. Había tres clases: 1) los trabajadores 2)
los ricos y 3) la gente corriente. La gente corriente era la mejor.
Él mismo era una persona corriente, pero tenía la intención de
hacerse rico; en realidad tenía la intención de hacerse una persona
corriente y rico y ser marinero de la flota. Odió el trabajo. No
quería trabajar. Opinó que eso ya lo había hecho demasiado. A
Martin le disgustaban los trabajadores por trabajar. Hacían lo que
él odiaba. ¿Por qué lo hacían? ¿No podían decir, que ya no
querían trabajar más?
La llama del alma
de Martin flameó de un lado a otro bajo la pantalla del ego en el
viento del mundo.
La falda ahogó
todo el bosque.
No hay nada que
mate tan infaliblemente como la apatía y la torpeza.
La costumbre
constituye la mitad de la naturaleza, niños.
Abajo, en la
fuente, el agua habló consigo misma a través de sus mil venas.
Los niños y los
poetas no aman las cosas tanto como sus causas: el páramo eterno que
quiere seguir siendo páramo para poder quejarse de su propia
soledad.
La edad empieza con
frecuencia en el estómago, enviando desde allí su fragilidad y
desaliento por todo el cuerpo y alma del mundo.
En aquella época
llamábamos “mujeres a las piedras sepulcrales terminadas”. Se
decía que se había tallado una mujer.
Si la desnudez no
fuera atractiva tampoco lo sería la vida.
Sólo
la gente mimada y perezosa quiere tener guerra. Es gente a la que no
ha asustado ni arañado el dolor; gente que nunca ha visto al Diablo
andar en el pantano del bosque, soplando la helada hacia el labrantío
del pobre, sííí, gente que nunca ha tenido calambre junto a la
azada de la turba, ni ha sentido el cáncer del estómago arder como
un fuego de carbón del infierno ya aquí en esta vida. Los que no
tienen
el dolor, lo buscan.
Quizás el brezo una vez había sido una clase de seco comienzo de
orlas pertenecientes al mar.
jueves, 10 de septiembre de 2015
Siempre con nosotros Ernesto López Vinader
Ayer me enteré de la triste noticia de
la muerte del amigo poeka Ernesto López Vinader. De él recordaré
siempre la grave voz de actor de teatro con la que recitaba con
fuerza su poesía y el piropo con que siempre nos saludaba: Hola
precioso, me alegro de verte,
nos decía.
Una de las últimas veces que lo vi nos
sorprendió de nuevo con un diálogo inventado con el diablo, algo
que nos hizo reír como siempre; todavía me acuerdo de la gracia que
le hizo al amigo Alberto Yago quien le pidió aquel escrito para
conservarlo.
Ernesto era sencillo y amable y su
poesía era siempre cándida y de celebración. Subo un poema suyo y
un vídeo para que siempre tengamos la oportunidad de volverlo a
escuchar. Se fue él pero su voz siempre se quedará entre nosotros.
Descansa en paz, amigo.
EL
SILENCIO
Caminaré
sobre su vientre, y el silencio arañará el olvido.
Dejaré los papeles enlutados
del negro hilo que une al tiempo infinito.
Dejaré los papeles enlutados
del negro hilo que une al tiempo infinito.
Escribiré
tu nombre como humo efímero
y escucharé cómo rebota entre los valles y los ríos,
entre mundos raros, en el vacío.
y escucharé cómo rebota entre los valles y los ríos,
entre mundos raros, en el vacío.
Colocaré
tu alma en un albor junto al mío,
junto a los ayes de las almas que en sigilo
hibernan en el eterno frío.
junto a los ayes de las almas que en sigilo
hibernan en el eterno frío.
Caminaré
sobre su vientre y me impregnaré con su hastío,
traspasando todo mi ser un grito,
que hiela mis sentidos.
traspasando todo mi ser un grito,
que hiela mis sentidos.
Y
el silencio arañará el olvido.
lunes, 24 de agosto de 2015
Fragmentos de la ANTOLOGÍA POÉTICA de Harry Martinson
Qué poquísima carne me dio una vez el
ave de la belleza.
las venas del manantial sienten
vértigo.
La intención de la mayoría es vivir,
no comprender.
como por un río inagotable de viento.
Pronto se cansa el hombre, la vida no
se cansa.
Pronto se cansa el ojo, la luz no se
cansa.
el sol besará miles de millones de
hojas
pero jamás nos buscará a nosotros en
la espesura.
Con la serena intención de no perder
los estribos
estamos sentados aquí bajo el árbol.
En el mejor de los casos el hombre da
con su cuerpo en la mesura
que a menudo es falsa porque vive una
vida clandestina.
Cuando es niño se le tranquiliza con
el pecho de la madre
y en la madurez, con la sombra del
árbol.
La verdad no nos necesita.
Somos nosotros los que la necesitamos.
La verdad no es impaciente.
La impaciencia es completamente
nuestra.
Ser simplemente hombre no constituye
cargo alguno.
Los devoradores son rameras en la boca.
El deseo verdadero es simple y ardiente
y tiene la ardiente majestad de la
desnudez.
Pero los devoradores de bocas muertas y
sexos muertos
abarrotan el mundo con todo lo que el
amor no necesita.
No confíes unilateralmente en lo
inocente.
Embelesa pero no salva.
Cuando mejor es el hombre es cuando
aspira al bien que no alcanza
La belleza nunca tiene tiempo de
arreglarse
Entre la poesía que vive en tu corazón
y la amapola existe un contrato
escrito por el viento y firmado por la
destrucción.
Hay en todo recuerdo vivo una savia.
El corazón del hombre canta en su
jaula
como un pájaro de la época y cautivo.
Hay en el viento un otoño que también
pertenece al caminante.
Debías haberte marchado de ti mismo a
otro hombre distinto.
Tú simplemente sigues persiguiendo una
alegría que deseas sin sombra.
sin penas que le den profundidad no hay
verdadero mar,
El conocimiento jamás es repentino
MUNDO INCONTADO
El Universo no se cuenta.
Cae como hojas y nieve,
se arremolina como nubes de mosquitos
anda errante como ejércitos de
hormigas.
Las multitudes incontadas de hierba
se levantan, saludan en su sequía
la multitud incontada de la lluvia.
Y los soles del Universo
—pensad sólo en
esto—
son más numerosos
que las hormigas y hojas del bosque.
Una cosa sabemos:
el Universo no se
cuenta.
A través de las
multitudes de átomos
los ángeles
chispeantes del Universo en coro
respiran el Dios de
lo eterno,
incontado y eterno,
enigma y multitud.
Sin embargo no
deducimos de esto
nada sobre el Dios
del orden.
Solamente nos
asombramos, nos horrorizamos.
Comenzamos a ordenar
y contar.
miércoles, 19 de agosto de 2015
Fragmentos de CICLO DE LAS RESURRECCIONES, de Angélica Liddell
Es el castigo lo que le da sentido a la
vida
cada vez que el sentido de la vida
desaparece.
Hoy tengo pena suficiente para talar un
bosque.
mi cabeza es el mismísimo amor.
Porque cuando soy débil, entonces soy
fuerte.
Mi libertad consiste en nacer de tus
costillas,
y en construir mi verja con tus
costillas
Y por ser la tierra mujer y madre, sigo
escupiendo
sobre ella.
cómo es posible
que no haya locos medio desnudos
inclinados sobre
los puentes, cómo es posible que los
bosques no estén
llenos de locos corriendo despavoridos
y muertos de
amor...
Algunos pensarán que han sido creados
por Dios, pero es al contrario, Dios ha sido creado por el hombre.
La vida no es más que una olimpiada de
muertos.
Voy vestida de carne, nada más. Así
que tendrás que fornicar con mi espíritu.
Si pudieras engendrar algo dentro de
mí, algo que no fuera expulsado jamás al mundo.
Puesto que estás en todas partes me
impaciento cuando no puedo quedarme a solas para hablar contigo.
La sombra es el alma en llamas, que
ilumina el universo entero.
No encuentro mayor herejía que
comportarme como si Dios existiera aun a sabiendas de que no existe.
De modo que ahora observo la pasión
reducida a una descripción clínica a manos de esos expertos
asesinos de la poesía y de las pasiones.
Lo escucho todo menos la lluvia.
Finalmente la vida es un asunto de
cuerpos.
Escribir es como llorar.
Ya soy nadie. Me he convertido en una
mujer digna.
Se impone el sol, dice una estúpida en
el pronóstico del tiempo, se impone el sol.
Yo no vivo: yo ardo.
yo no lloro, yo lluevo.
Ayer, cuando nos trasladaba el autobús
de Lyon a Valence pasamos por ríos, charcos, bosques, puentes... Y
yo pensaba: cómo es posible que no haya locos caminando sobre la
corriente del río, cómo es posible que no haya locos revolcándose
en los charcos, cómo es posible que los bosques no estén llenos de
locos corriendo despavoridos, cómo es posible que no haya locos
medio desnudos inclinados sobre los puentes... No lo entendía, no
entendía aquel paisaje inhumano
Cuando llega el que debe ser amado,
estará en todas partes, estará en ti, pero aun así tú nunca
estarás con él ni en él.
en vano busco las heridas, hace falta
seguir con vida para estar herido
No soy lo suficientemente hermosa para
ser fecundada por el diablo.
Mi hoguera es blanca.
Gracias al fuego interno reconoceréis
el fuego externo.
La naturaleza no es un seno al que
regresar.
los más ignorantes confunden el
ingenio con la inteligencia.
Yo he alcanzado una visión aún más
plana de la vida, para mí el mundo ya sólo se divide en personas
soportables e insoportables. En cualquier caso, se trata del verbo
“soportar”. Siempre encuentro algo, algo, algo desagradable en
cada persona, algo que debo soportar. Por eso busco a aquellos con
quienes puedo unirme en el desprecio.
De la misma manera que los vivos
sienten repulsión por los cadáveres, los que llevamos una parte
muerta sentimos asco por los vivos
Estoy al borde de las visiones.
La soledad, por muy voluntaria que sea,
no se soporta sin espanto.
Ya no hay tiempo para volver a nacer
del vientre de un hombre.
¿Quién está ahí? ¿Soy yo la
puerta?
El loco busca precisamente el amor de
lo normal.
Existen innumerables vampiros que te
dejan sin poesía en el cuerpo, que te dicen, esto es simplemente un
techo.
las iglesias recogen la hez del mundo.
pasó por mi corazón la sangre de cien
caballos.
incluso el cielo me parece un muro.
Y lo que te hace gigantesco es la
penumbra.
Qué poca gente tiene el don de la
pasión, del agradecimiento y de la poesía.
Lo importante no es lo que Dios creó,
sino lo que creó el hombre sin que Dios lo impidiera, porque esa es
la venganza de Dios.
Eso es hacerse viejo, estar preparado
para todo aquello que nunca llegará.
Y si el amor es simplemente la
fascinación de los idiotas por el fuego.
sábado, 18 de julio de 2015
miércoles, 17 de junio de 2015
Fragmentos de EL ARTE Y LA MUERTE/OTROS ESCRITOS de Antonin Artaud
el alma ni siquiera posee el recurso de
quebrarse.
ese cuerpo que abandonarás sin olvidar
ni su materia, ni su espesor, ni su asfixia imposible.
¿Quién no tiene el recuerdo de
aumentos inauditos, del orden de una realidad totalmente mental, y
que entonces no lo asombraban, que eran ofrecidos, realmente
entregados al entrelazamiento de sus sentidos infantiles?
Prolongaciones impregnadas de un conocimiento perfecto, que todo lo
impregna, un conocimiento cristalizado, eterno.
lo real se iguala a la materia y se
pudre con ella.
usted se encuentra en todos los nudos
de mí mismo.
había aprendido a acercarme a la
muerte y por eso todas las cosas, hasta las más crueles, sólo se me
aparecían bajo su aspecto de equilibrio, en una perfecta
indiferencia de sentido.
Una sola cosa es exaltante en el mundo:
el contacto con las potencias del espíritu.
La vida va y viene y poco a poco empuja
a través del empedrado de los pechos.
¿Reventará el pájaro la embocadura
de las lenguas, irán los senos a ramificarse y volverá a su lugar
la pequeña boca?
Todo lo que ocurre en él es suyo. Y en
él, en este momento, ocurren cosas. Cosas que lo eximen de buscarse.
la inteligencia es eso: soslayarse.
La cuestión del amor es sencilla.
este amor todo empedrado de carne
El placer forma una música filosa y
mística sobre el filo de un sueño afilado.
Ese libro donde se da la vuelta la
página de los cerebros.
enseñas a no ser más que una línea y
la capa elevada de un secreto.
La sombra del eclipse hace un muro
sobre las sinuosidades de la alta mampostería celeste.
una velocidad de astros despedidos.
Tengo el cráneo grueso pero el alma
lisa, un corazón de materia embarrancada.
Tampoco yo espero otra cosa que el
viento.
La avanzada de la noche profusa con su
cortejo de alcantarillas.
la sangre llena de pantanos.
sentí unos pies que terminaban de
aplastar los cristales de los planetas.
Esos estados donde la realidad más
sencilla, más cotidiana, no llega hasta mí, donde la apremiante
presión de la realidad habitual no atraviesa hasta mí, donde yo no
alcanzo ni siquiera el nivel necesario de mi vida.
más vale estar en un estado de
abdicación perpetua frente a su espíritu.
Abandonen las cavernas del ser... Es
tiempo de abandonar sus moradas.
Sólo a través de un desvío de la
vida, a través de una detención impuesta al espíritu puede fijarse
la vida en su fisonomía llamada real, pero la realidad no está por
debajo. Por eso a nosotros, que apuntamos a cierta eternidad surreal,
a nosotros, que desde hace mucho tiempo dejamos de considerarnos en
el presente, y que somos para nosotros mismos como nuestras sombras
eralies, no tienen que venir a fastidiarnos en espíritu.
Quien nos juzga no nació para el
espíritu, para ese espíritu que queremos expresar y que para
nosotros está fuera de lo que ustedes llaman el espíritu. No tienen
que llamar demasiado nuestra atención sobre las cadenas que nos atan
a la petrificante imbecilidad del espíritu. Echamos manos a una
nueva bestia. Los cielos responden a nuestra actitud de insensato
desatino. Ese hábito que tienen ustedes de volver la espalda a las
cuestiones no impedirá que llegado el día se abran los cielos, y
una nueva lengua se instale en medio de sus imbéciles negociaciones,
queremos decir imbéciles negociaciones de su pensamiento.
Lo que admiro, aquello por lo cual
conservo el apetito, es el animal inteligente que busca, pero que no
busca buscar. El animal que vive.
sólo reclamo el silencio, pero un
silencio intelectual, si me atrevo a decir, y semejante a mi espera
crispada.
Pienso en la vida. Todos los sistemas
que pueda construir jamás igualarán mis crisis de hombre ocupado en
rehacer su vida.
En cada una de las vibraciones de mi
lengua vuelvo a hacer todos los caminos del pensamiento en mi carne.
Yo destruyo porque, en mí, todo cuanto
proviene de la razón no se sostiene.
El eterno conflicto entre la razón y
el corazón se resuelve en mi propia carne, pero en mi carne irrigada
de nervios.
Me entrego a la fiebre de los sueños,
pero para extraer de ello nuevas leyes.
lo único que pido es una cosa, que me
encierren definitivamente en mi pensamiento.
Mientras no hayamos logrado suprimir
ninguna de las causas de la desesperación humana no tendremos
derecho a tratar de suprimir los medios por los cuales el hombre
intenta liberarse de esa desesperación.
hay hombres que son evadidos
desdichados del infierno, evadidos destinados a recomenzar
eternamente su evasión.
Desdichadamente para la enfermedad,
la medicina existe.
ustedes están fuera de la vida, están
por encima de la vida, tienen males que el hombre común no conoce,
superan el nivel normal, y eso es lo que los hombres no les perdonan,
ustedes envenenan su quietud, son disolventes de su estabilidad.
Y con mucha seguridad estoy muerto
desde hace mucho tiempo, ya estoy suicidado. Me han suicidado,
quiero decir.
No siento el apetito de la muerte,
siento el apetito del no ser.
jueves, 4 de junio de 2015
Fragmentos de MARTINICA encantadora de serpientes de André Breton
En los verdores perforados tus ojos de
luciérnagas
no conozco nada más irrisorio que ese
temor de la imaginación que oprime al pintor.
-Podemos preguntarnos en qué medida la
indigencia de la vegetación europea es responsable de la huida de la
mente hacia una flora imaginaria.
El hecho de haber nacido cerca de un
sauce llorón no es un motivo para que deba consagrar mi expresión a
ese apego por cierto estrecho.
Si Rousseau no se movió de Francia,
habría entonces que admitir que su psicología de primitivo le ha
descubierto espacios totalmente primitivos conformes a la
realidad.
Se
podrían alinear todas las catedrales, dinamitar algunas, reflejar
todo en un lago y administrar belladona a los espectadores que aún
no se llegaría ni a los talones del enmarañamiento de esos árboles
especializados en la acrobacia, que se levantan unos a otros hasta
las nubes, saltan los precipicios y quejándose describen el arco de
las hechiceras queridas bajo ventosas de flores viscosas que son
lámparas de acetileno, lámparas de arco destinadas a alumbrar las
regiones reservadas en las sombras del corazón, las criptas
maternales que se entreabren y se cierran sobre nuestra vida.
Es
verdad que de lo que se goza es de lo que menos se descifra.
-Llevémonos
simbólicamente la flor del balicero bella como la circulación de la
sangre desde lo más bajo a lo más alto de las especies, los cálices
colmados hasta el borde de este sedimento maravilloso. Que ella sea
el término heráldico de la conciliación que buscamos entre lo
perceptible y lo que se escapa, la vida y el sueño -pasaremos por
todo un enrejado de ellas para continuar avanzando de la única
manera legítima que hay: a través de las llamas.
Mi ojo
es una violeta cerrada en el centro de la elipse, en la punta del
látigo.
quienquiera
que se asome sobre la gran miseria de Martinica y manifieste la
intención de remontarse a sus causas será advertido de que se juega
la vida.
“Somos,
proclamaba Césaire, de los que dicen no a la sombra”.
donde
se elaboran las imágenes poéticas hasta que tienen la fuerza
suficiente para sacudir los mundos, sin otra referencia en el
remolino de una vegetación furiosa que la gran flor enigmática del
balicero con su triple corazón palpitante en el extremo de una
lanza.
De una
vez por todas confirmé la idea de que nada será hecho mientras
ciertos tabúes no hayan sido levantados, mientras no lleguemos a
eliminar de la sangre humana las mortales toxinas que mantienen la
creencia -por cierto cada vez más indolente- en un más allá,
mientras no terminemos con el espíritu de cuerpo absurdamente
aferrado a las naciones y a las razas y con la abyección suprema que
se llama el poder del dinero.
Cantar
o no cantar, he ahí la cuestión.
Si los
negreros han desaparecido físicamente de la escena del mundo, se
puede asegurar que en revancha hacen estragos en el espíritu donde
su “madera de ébano” son nuestros sueños.
como
los dedos del peral tropical caen en la gangrena de la noche.
La
vida intermitente es la crepitación de un
colibrí
verde
Por mi
hambre expandan el árbol de mil injertos
del
tocón de aquel que habla solo
viernes, 29 de mayo de 2015
Fragmentos de CARTAS A LAS GOLONDRINAS / CARTAS A MÍ MISMO del gran Ramón Gómez de la Serna
CARTAS A LAS GOLONDRINAS
La golondrina llega tan lejos porque es
la flecha y el arco a la vez.
Os quiero escribir porque sé que se os
debe carta desde hace siglos, carta que os abarque a todas, carta
para agradecer vuestra hermosa poesía sin contenido, hermosa en su
distraer y disuadir de las raquíticas y mezquineras ideas económicas
que quieren llenar toda el alma contemporánea. ¡Cómo os reís de
esa menudencia que se llama contenido!
Por eso os escribo, porque estoy
conforme con vuestro presencial “todo sigue igual”, siendo lo
estable en la Naturaleza, lo devenirista, lo sensato.
...en la cola vuestras largas plumas
timoneras son, con su forma de tijera abierta, la tijera que corta el
hilo del invierno.
...sois una “flecha mística en busca
de un corazón”
Queridas golondrinas: sois las anclas
del alma que en su angustia se siente llevada lejos por presunciones
de ciclón
Sois la alegría del rasgueo de la
carta cuando ya la humanidad se ha hecho al estado de pésame y hay
que seguir viviendo y tener esperanza.
Comprendí lo que me decíais
descifrando las señas que me hacíais ayer: “Vive en la onda
serena y para la onda vaga, lumínica y etérea y así sabrás irte a
donde no sabes como supiste entrar en la vida desde donde no sabías”.
Sé que vuestros ojos de gotita de
tinta me ven echando humo por mi pipa como una chimenea más entre
las chimeneas y que creéis aún que soy un espía robanidos que está
esperando que nazcan vuestros hijos para comérselos.
...en vuestras alas y en vuestro ir y
venir de espías.
Rubricáis el cielo, pero vuestra
rúbrica no firma ninguna sentencia, es sólo la prueba de firma y
rúbrica que hace el niño que comienza a escribir.
En medio de la gran farsa que se
representa aquí abajo —ya
sabéis que yo procuro no tomar parte en ella—
vosotras vivís la sinceridad sencilla con plumas brillantes, con
ojos de azabache. ¡Qué envidia vuestra liberación en lo altísimo,
vuestro juego sin asociaciones!
Os
lleváis en el pico los gusanos de nuestra muerte invernal y
aligeráis la vida de sus corroedores sistemáticos.
Sois
como paréntesis de una idea que vuela gracias a sus paréntesis.
Vuela
con vosotros alegre el luto que no tuvimos, el luto de lo que aún
vive.
Vuestros
ojos están hechos de pedacitos de ojos humanos, dos gotitas de ojo
cuajadas en las órbitas.
Sois
como todos los lazos volando y poneís corbatita de capricho a la
severa tarde.
Sonreís
a lo que significa almanaque
...al
conocer, como conocéis, el sol en la cornisa, conocéis lo mejor del
mundo.
Con
vuestras cabezas sudafricanas y vuestros ojos de rocío que ve, sois
cascabeles negros que hacéis al Occidente alegre hermano del
Oriente.
Sé
que sois hoces del cielo, que dais cuenta, como segadoras
incansables, de las mieses invisibles y cosecháis el trigo azul que
será el pan de los poetas.
...dibujáis
en el cielo los planos de las ciudades futuras con los tiralíneas y
compases de vuestras alas.
Veo
que os bañáis un instante en el agua como la mano que sólo roza el
agua bendita, y después persignáis el cielo.
...os
afiláis tanto en el aire que hay ratos en que sólo se os ve el
filo.
Lo
mejor de la vida es este entrecomillado de golondrinas que rozan el
corazón y sobresaltan el idilio.
Tenéis
algo de prestidigitadoras y aparecéis y desaparecéis a la vista
como si hubiese para vosotras misteriosos burladores o invisibles
bolsillos en el cielo.
P.D.
—Recuerdos a Bécquer.
CARTAS
A MÍ MISMO
El
hombre bueno no está enfermo de sí mismo, sino enfermo de los
demás, de su contagio inevitable, pues lo contagioso de ese género
aprovecha la soledad para venir infernalmente a vernos.
Tengo
la ventana abierta, y en la noche serena del verano oigo a un niño
que llora y llena el anchuroso silencio de los sucesivos patios de
una nota de agonizante que me hace pensar que los niños comienzan a
llorar de muerte.
La
luz no sabe dónde está ni dónde queda su llave...
...gracias
al alma, que es el paracaídas que se abrirá cuando caigamos en los
insondables abismos, el paracaídas que no fallará, que se
desplegará como una medusa en el agua, dándonos cuenta súbita de
que vivimos en otro elemento del que salimos sin saberlo y al que
volvemos al fin.
Siento
fenómenos de acabóse.
...sin
ella el mundo dejaría de tener el espacio necesario.
...el
escándalo de la vida, donde abundan los sin alma, que han formado el
cuadro del exterminio de los con alma.
...llévense
todo lo que tengo a mi lado, menos a mí
El
mundo es una almoneda, y entre los cuatro cacharros y las cuatro
cosas de la almoneda vive uno escuetamente.
Las
cartas son escribirse de lo que no se sabe que va a ser.
Cada
día noto que no se explica lo natural más que por lo sobrenatural y
por eso querría hablar sobrenaturalmente.
Te
diría que cada vez estoy más solo y me voy quedando sin mí mismo.
Gracias
a que no perdí tanto porque siempre he estado distraído, en vuelo
sobre las mezquindades humanas, fiándolo todo al correr de las nubes
y dando mi fortuna con desprendimiento sumo, sin querer retenerla,
ansioso de estar solo con mi pobreza.
...perderemos
lo único que tenemos: la tregua
“Esta
espera es una propina de vida”.
...refuerza
toda pausa
...tú
eres yo y yo soy tú, ni gemelos siquiera, sino los dos un hijo
único.
...las
únicas cartas que quedan contestadas al escribirlas
Ahora
veo que escribir sinceramente es el artificio más difícil del
mundo.
En
estas cartas lo que quiero lograr es decir algo de lo recóndito que
hay en mí. ¿Qué es lo más recóndito de lo recóndito? ¿Los
guantes que por dentro tienen las manos? ¿El sombrero de copa que
llevamos dentro del pecho y del que sacamos lo más cordial de que
somos capaces? ¿Ese cubo con peces que sacamos del lago interior?
Les
ganamos la partida a los obcecados y fanatizados, pudiendo decir lo
que queremos. Entremedias de la brutalidad es bonito decir la frase
inaudita.
No
hay felicidad como la de pensar lo que se quiere en vez de pensar en
lo que los demás quieren.
La
muerte, que podía ser un horrible dismigajamiento de la carne, es
sólo una notificación, que por eso nos da tiempo y serenidad.
Como
no estoy esperando a ninguna hora para vengarme de nadie ni de nada
—bastante nos venga la vida sin insinuárselo la nada—, esa
llegada de mis cartas al jardín es tranquila, como un desplegar de
periódicos extranjeros.
La
vida que nos rodea inextenso es como una pandereta y el más cordial
símbolo de esa pandereta es la luna.
No.
La vida es esta contemplación, esta contemporización y que la
policía persiga a los ladrones que quieren encarecernos demasiado la
vida, los fratricidas por ambición, demasiada gentuza para comerse a
un hombre solo.
...tú
sabes que un minuto que se tenga de verdadera indiferencia y de ocio
con el corazón alegre, basta para vencer todo ese atosigamiento del
ruido de la máquina del gran cálculo en el salón central del Banco
de la vida.
El
mayor pecado del hombre y de la mujer —de la mujer sobre todo—
fue y sigue siendo la ingratitud, el no ver que el mundo hasta en la
mayor pobreza desvaría de riquezas —sobre todas la gran riqueza de
la locura— y tan gran pecado fue el que necesitó toda la grandeza
de la Redención para hacerlo perdonar de algún modo, para que el
hombre pudiese optar al premio de la inmortalidad divertida.
Estas
cartas deben quedar, porque son un halago a la rebeldía; no se las
pasan denunciando al clima y a la Historia, sino que, por el
contrario, quieren revelar que en nuestra época también hubo un
espacio de serenidad para las almas que no enloquecieron.
Nuestra
correspondencia va a acabar como todo.
Necesitamos
no saber lo que piensa aquel a quien deseamos escribir. Tiene que
haber perspectiva y diferencia entre aquel a quien escribimos y
nosotros.
viernes, 15 de mayo de 2015
CRIMEN, de Agustín Espinosa
Uno nunca sabe el libro que tiene entre
manos, como no sabe según las manos los libros que habrán repasado
sus tardes tranquilas o sus noches; al fin y al cabo uno no sabe nada
o casi nada. Pero a veces llega un libro con su mano muerta y con su
calle de los muertos a remover esa infancia anormal de que nos habla,
o ese crimen muchas veces irónico, un crimen incontable pero
cometido, una novela que es un poema que es una reflexión y que no
es ninguna de las cosas enunciadas. Se pregunta uno tantas cosas
después de leer algo así: ¿cómo prácticamente no había oído
hablar de Agustín Espinosa, cómo es posible que no supiera de
Crimen, de su portada de Óscar Domínguez, cómo es posible? Pero
los amigos están ahí para satisfacer esos escalones que nos separan
siempre de la altura y fue así, por un buen amigo, el que mejor
conoce a Espinosa, que di con Crimen pues me lo envió y pude
disfrutar de su impresionante despliegue de imágenes fascinantes.
Los libros los mido siempre según dos criterios igualmente valiosos;
si los subrayo tanto que el libro se vuelve pura línea es porque el
autor y la obra me parecen insuperables y si sueño mucho en relación
a lo leído, si lo vivo en esa vida olvidada de los sueños
profundos; entonces es que el autor me ha tocado verdaderamente las
fibras, los adentros, los que tanto me esfuerzo en conocer cuando
parecen haber tantas maniobras empeñadas en que me olvide. Crimen
carece tanto de sentido que, a los que no tenemos sentido, nos
resuelve y, a los que lo tienen, posiblemente los remueva hasta ver
lo interesante que puede resultar el puzzle siempre deshecho.
Cuando interiorice un poco más los
sueños que me provocó este Crimen literario los contaré; mientras,
dejo aquí muestra de algunos fragmentos:
Me había dormido entre veinte
senos, veinte bocas, veinte sexos, veinte muslos, veinte lenguas y
veinte ojos de una misma mujer.
Tu clepsidra sangrienta. Con la
última gota de mi sangre se acabará también tu sueño...
siniestro rebaño de ataúdes
alados.
la cena mágina, en la cual habría
de ser yo, a la vez, “maitre”, matarife y comensal enamorado.
Van ladridos de perros detrás de mi
sombra, detrás del sudor caído en el polvo.
Llueve la luz en complicidad con
ecos deseados.
¿Qué temo de esa esquina muda, de
ese portal solitario, de ese hombre alto, que me ha mirado al pasar
como a un tiñoso perro?
Vamos soñando pesadillas por la
vida.
¿Qué sueña el mar estos
amaneceres de agosto para que sea su canto tan tierno tan sutil su
espuma, tan sonriente su azul, tan melodioso su oleaje? Siguen las
alcantarillas desembocando en sus aguas. Neptuno le ha olvidado ya.
Las antiguas sirenas habitan ahora estrellas distantes. Pero el mar
sueña aún no sé qué deliciosos sueños, pues es tierno su canto y
sutil su espuma y sonriente su azul y melodioso su oleaje.
¡Tal nebulosa entre alas de ayer y
cárceles de siempre!
La ventana empezó —¿qué
febrero, qué mayo, qué agosto, qué noviembre?—
a motivar preguntas misteriosas.
Su cadáver conservó durante muchos
días la sonrisa inconfundible de los que mueren intoxicados con
perfumes.
“Usted únicamente, Gustavo Adolfo
Bécquer, novio de todas las muertas bonitas...
Sobre unas rocas frontales se
desmayan las sombras violeta de unas garzas.
una lívida tarde sin proa.
sábado, 9 de mayo de 2015
LAS FIERAS, un poema de Carmen Bruna
Soledad,
eres la antesala de la muerte,
soledad,
eres
el mayor castigo que nos inflingen los dioses.
No
hay consuelo para los solitarios
no
hay consuelo para aquellos a quienes el amor traicionó.
Pero
la traición es la máxima expresión
de
las pasiones desesperadas.
La
traición y el amor marchan juntos,
entre
las telarañas, los piojos y los gusanos.
Querelle
de Brest, tú lo sabes.
Hay
que traicionar a quien se ama.
El
crimen, el amor y la traición
marchan
juntos
como
hormigas carnívoras.
El
amor y la delación sobreviven juntos.
El
romanticismo se ha muerto
y
la ética utiliza variantes imprevistas.
Son
éticos la mentira falaz, la cobardía,
el calor de los hornos donde se abrasan vivos
el calor de los hornos donde se abrasan vivos
los
desahuciados, los débiles, los misericordiosos.
Este
es un mundo de antropófagos,
un
mundo miserable, un mundo de asesinos.
Estamos
a punto de perderlo todo.
Las
fieras arrasan nuestros corazones.
Las
fieras son ciegas e inocentes.
Las
fieras carecen de conciencia.
No
conocen el bien.
No
conocen el mal.
Ellas
son puras.
Ellas.
Las
fieras.
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