domingo, 13 de diciembre de 2015

sábado, 5 de diciembre de 2015

Abandonadlo todo, de André Breton



Abandonadlo todo.
Abandonad Dadá.
Abandonad a vuestra mujer, abandonad a vuestra amante.
Abandonad vuestras esperanzas y vuestros temores.
Abandonad a vuestros hijos en medio del bosque.
Soltad al pájaro en mano por aquellos que están volando.
Abandonad, si hace falta, una vida acomodada,
aquello que os presentan como una situación con porvenir.
Lanzaos a los caminos.

Los pasos perdidos, 1924

sábado, 24 de octubre de 2015

POUR SEULE CLÉ LE REGARD, de Didier Lemaire

Aquí un hermoso vídeo con poemas de Malcolm de Chazal al borde del agua, una creación de Didier Lemaire.


pour seule clé le regard from Lemaire Didier on Vimeo.

domingo, 11 de octubre de 2015

CLÁUSULAS, de Juan José Arreola

I

 Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.

II

 Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.

III

Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.

IV

Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.

V

Toda belleza es formal.

sábado, 10 de octubre de 2015

Ahora: YO

Yo sé que no cuento nada y es así porque he contado demasiado. Algunas cosas es mejor no contarlas pero es bueno hacer recuento. Por eso ahora, por eso esto.

Sé que mi blog ha ido de la amalgama al fragmento; sé que últimamente sólo subo fragmentos de obras que leo y señalo pero puede ser porque no encuentro en mí mismo algo a la altura o también puede ser que ya no me apetezca mostrarme y me guarde, no sé si para luego, el caso es que no he parado, mi evolución en el blog no es digna de la realidad. Lo cierto es que en este tiempo he traducido la más extensa obra poética de Malcolm de Chazal, una novela realmente hilarante de Luke Rhinehart (Capricho) y actualmente el conjunto enorme de los aforismos espléndidos de Chazal (Sentido Plástico) que ni siquiera sé si saldrán a la luz. He escrito cientos de aforismos propios que llamo Vislumbres, cientos de poemas nuevos, he comenzado una novela asombrosa (esto lo dice Isel) y me estoy documentando para escribir algún día un libro sobre el gran Malcolm; por supuesto siempre desde mi deseo conocido a dedicarme de por vida a lo específicamente inútil; aunque igualmente sea conocido por quienes saben de mí que dar a conocer a Chazal es posiblemente una de mis mayores metas y que mis poemas me parecen la misma nada que los demás pero una nada un poco por encima o al mismo nivel, al menos la nada necesaria que sabe decirse, la justa para nadar a contracorriente y saber sumergirse en sí misma para después respirar. Al fin y al cabo todo es cuestión de encontrar el suspiro.

He dejado los focos si es que alguna vez me puse ante ellos. Yo detesto cuanto se coloca ante la luz artificial. No he encontrado en los poetas la sincronización que no encontré en su día entre los ingenieros y mucho menos entre los humanos. Compartir la poesía es algo que me supone de por sí desgracia. Escuchar los versos de otro me chirría casi tanto como escuchar los propios cuando los oigo fuera del momento en que los concebí, por eso evito las reuniones y los encuentros que últimamente llaman internacionales cuando acontecen en el pueblo más perdido de la provincia más desconocida. Hay tanta afloración de poesía que tanto aroma acabará desnutriéndola.

Tengo muy poco tiempo y no me permito enfermar, esto lo sabe cualquier ciudadano autónomo. El poco tiempo libre que tengo lo dedico a la traducción, la lectura y el esfuerzo, llamo esfuerzo al poema; toda poesía supone un supremo esfuerzo que no alcanza a nada y cuando me refiero al alcance quiero decir la altura que ha constituido el ser humano. Para mí el poema está en lo alto de todo al tiempo que para el humano el poema está en el peldaño ínfimo, en el desechado por la propia escalera; por eso asidua y generosamente escribo, para no subir al ritmo de todos. Cuando digo humano no es que me considere fuera de la especie, ni que esté a otro nivel, es que estoy en su subnivel, en su barranco y posiblemente en su cueva.

Como proyectos a corto plazo tengo publicar Hondura, un poemario que escribí cuando visité el país de mi mujer y Los hombres que no somos nada (a propósito de un Aerolito del enorme Carlos Edmundo de Ory); estoy buscando para ello la editorial que me procure menos extensión.

Improviso cuentos, invento recetas y leo como si la luz estuviera a punto de agotarse. Y, cuando me levanto, actúo, actúo y actúo para seguir pasando extremamente desapercibido.

Fragmentos de FAUSTO, de Goethe

El insensato no se nutre de cosas terrestres: la inquietud lo devora; conoce a medias su locura; pide a los cielos las más hermosas estrellas y a la Tierra los más sublimes regocijos, y, tanto lo que está cerca, como lo que está lejos, no basta a satisfacer su corazón profundamente agitado.

El hombre se extravía siempre que, no satisfecho de lo que tiene, busca su felicidad fuera de los límites de lo posible.

La actividad del hombre es muy propensa a retardar su paso; muy pronto se echa en brazos de un absoluto y placentero reposo.

¡Ojalá me fuese posible saber lo que contiene el mundo en sus entrañas, asistir y presenciar el desarrollo de toda clase de fuerzas activas, poseer el secreto de la fecundación y abandonar para siempre este tráfico de palabras misteriosas que nos obliga a usar nuestra ignorancia!

¿Dónde está el que se pueda vanagloriar de haber dado al niño el nombre que le corresponde? Los poquísimos hombres que han sabido algo, y que han sido suficientemente necios para dejar que se desbordasen sus almas y para enseñar al pueblo lo que sentían y pensaban, en todas las épocas han sido sacrificados y entregados a las llamas.

En mi cuerpo habitan dos almas que separar quisiera.

Un perro, cuando ha sido bien enseñado, no es indigno del aprecio de un sabio.

Está escrito: “En el principio era el Verbo”. Heme ya parado. ¿Quién me ayudará a proseguir? No; no debo dar tanta importancia al Verbo. Debo traducirlo de otra manera si me ayuda la inspiración. Está escrito: “En el principio era el Espíritu”. Reflexiona bien sobre esta primera línea y no dejes correr la pluma con precipitación. ¿Es el Espíritu el que ha creado y el que lo ha puesto en orden todo? Debiera decir: “En el principio era la Fuerza”. Y, no obstante, algo me está diciendo interiormente que no debo darle esta interpretación. Por fin me siento iluminado y comienzo a ver con claridad; escribo resueltamente: “En el principio era la Acción”.

Para rejuveneceros existe un procedimiento muy natural; pero se encuentra explicado en cierto libro y forma un capítulo muy curioso... ¡Es un procedimiento que no exige ni dinero, ni medicina, ni brujería de clase alguna! Salid al aire libre, coged una azada y removed la tierra de los campos. Circunscribid vuestro ser y vuestro pensamiento a un círculo reducido. Manteneos de alimentos simples: vivid entre bestias, como una bestia, y no os desdeñéis de echar vos mismo abono en el campo que cultivéis. Éste es el mejor procedimiento para vivir joven hasta los ochenta años.

¿Será una ley de la Naturaleza el que la sencillez y la gracia no tengan conciencia de sí mismas y de su santa dignidad, y que la modestia y la sencillez, dones ambos los más hermosos de la buena y liberal Naturaleza...?

¡Cúmplase su destino y abísmese conmigo!

nada hay más ridículo en el mundo que un diablo que se desespere.


Mis caballos relinchan; el alba ya asoma.

domingo, 13 de septiembre de 2015

Fragmentos de LAS ORTIGAS FLORECEN de Harry Martinson

Claro que mantuvieron la concordia, pero la herencia huele ella misma a desconfianza.

La vida humana huele un poco a pellejo de lobo.

Pertenecía a aquel tipo de personas que, habiendo alcanzado recientemente un nivel de clase media, despreciaban las labores del campo.

Hay cuatro tipos de clase media: 1) con educación y piano. 2) con educación, pero sin piano, 3) sin educación, pero con piano, 4) sin educación ni piano.

Pero la felicidad se siente incómoda en un banquillo; tiene miedo a las corrientes y es sensible a todos los recuerdos. No hay que golpearla en el hombro demasiado duro, ni demasiado ligero. Quiere tener en su punto exacto de temperatura el destino, las oraciones y la cerveza.

A los tres años tuvo un pensamiento que después pudo recordar. Era la distancia. Sentía distancia.

Pronto todo era silencio, hasta los susurros.

Pero ella yacía tranquila en la cama, sin saber que estaba muerta. No sabía que había existido ni vivido.

El bondadoso sol colocaba su lámpara en el bosque y la llevaba a casa por la noche.

Tampoco había pensado que tenía un cuerpo.

Dentro de su estómago sonaba la campana de su iglesia.

Ciertamente tenían también a Dios. Creían en Dios sin hacerse preguntas sobre su existencia. Él existía. Pero, a veces, sucedía con él lo mismo que con los duendes, su existencia estaba tan limitada que no había que hablar de ello.

La luna se rompió como un plato de porcelana en el cielo.

Darle cuentos de países maravillosos era como darle un paquete de pólvora perfumada para su propia explosión.

Entonces vieron lo que una vez habían sido: una comitiva de corazones sin denominación.

Y puesto que nunca, nunca ocurrió algo en las granjas, le dio suficiente tiempo para observar lo que no pasaba; todas las formas de la monotonía.

...los molinos de Dios muelen lentamente.

Le parecía percibir su nimbo.

...odió el odio mismo con furia desmayada...

La cultura era una cultura de odio y, como cultura de odio, llegaría a morir, orgullosa y enorme.

Allí abajo de la retina duermen ruidos y combates.

Sin surgir en la senda de arena gruesa como un fantasma en la hora de las lilas.

Otra semana sabía que ni los trabajadores ni los ricos eran buenos. Era “la gente” la buena. Había tres clases: 1) los trabajadores 2) los ricos y 3) la gente corriente. La gente corriente era la mejor. Él mismo era una persona corriente, pero tenía la intención de hacerse rico; en realidad tenía la intención de hacerse una persona corriente y rico y ser marinero de la flota. Odió el trabajo. No quería trabajar. Opinó que eso ya lo había hecho demasiado. A Martin le disgustaban los trabajadores por trabajar. Hacían lo que él odiaba. ¿Por qué lo hacían? ¿No podían decir, que ya no querían trabajar más?

La llama del alma de Martin flameó de un lado a otro bajo la pantalla del ego en el viento del mundo.

La falda ahogó todo el bosque.

No hay nada que mate tan infaliblemente como la apatía y la torpeza.

La costumbre constituye la mitad de la naturaleza, niños.

Abajo, en la fuente, el agua habló consigo misma a través de sus mil venas.

Los niños y los poetas no aman las cosas tanto como sus causas: el páramo eterno que quiere seguir siendo páramo para poder quejarse de su propia soledad.

La edad empieza con frecuencia en el estómago, enviando desde allí su fragilidad y desaliento por todo el cuerpo y alma del mundo.

En aquella época llamábamos “mujeres a las piedras sepulcrales terminadas”. Se decía que se había tallado una mujer.

Si la desnudez no fuera atractiva tampoco lo sería la vida.

Sólo la gente mimada y perezosa quiere tener guerra. Es gente a la que no ha asustado ni arañado el dolor; gente que nunca ha visto al Diablo andar en el pantano del bosque, soplando la helada hacia el labrantío del pobre, sííí, gente que nunca ha tenido calambre junto a la azada de la turba, ni ha sentido el cáncer del estómago arder como un fuego de carbón del infierno ya aquí en esta vida. Los que no tienen el dolor, lo buscan.

Quizás el brezo una vez había sido una clase de seco comienzo de orlas pertenecientes al mar.


jueves, 10 de septiembre de 2015

Siempre con nosotros Ernesto López Vinader

Ayer me enteré de la triste noticia de la muerte del amigo poeka Ernesto López Vinader. De él recordaré siempre la grave voz de actor de teatro con la que recitaba con fuerza su poesía y el piropo con que siempre nos saludaba: Hola precioso, me alegro de verte, nos decía.

Una de las últimas veces que lo vi nos sorprendió de nuevo con un diálogo inventado con el diablo, algo que nos hizo reír como siempre; todavía me acuerdo de la gracia que le hizo al amigo Alberto Yago quien le pidió aquel escrito para conservarlo.

Ernesto era sencillo y amable y su poesía era siempre cándida y de celebración. Subo un poema suyo y un vídeo para que siempre tengamos la oportunidad de volverlo a escuchar. Se fue él pero su voz siempre se quedará entre nosotros. Descansa en paz, amigo.


EL SILENCIO
Caminaré sobre su vientre, y el silencio arañará el olvido.
Dejaré los papeles enlutados
del negro hilo que une al tiempo infinito.
Escribiré tu nombre como humo efímero
y escucharé cómo rebota entre los valles y los ríos,
entre mundos raros, en el vacío.
Colocaré tu alma en un albor junto al mío,
junto a los ayes de las almas que en sigilo
hibernan en el eterno frío.
Caminaré sobre su vientre y me impregnaré con su hastío,
traspasando todo mi ser un grito,
que hiela mis sentidos.

Y el silencio arañará el olvido.




lunes, 24 de agosto de 2015

Fragmentos de la ANTOLOGÍA POÉTICA de Harry Martinson

Qué poquísima carne me dio una vez el ave de la belleza.

las venas del manantial sienten vértigo.

La intención de la mayoría es vivir,
no comprender.

como por un río inagotable de viento.

Pronto se cansa el hombre, la vida no se cansa.
Pronto se cansa el ojo, la luz no se cansa.

el sol besará miles de millones de hojas
pero jamás nos buscará a nosotros en la espesura.

Con la serena intención de no perder los estribos
estamos sentados aquí bajo el árbol.

En el mejor de los casos el hombre da con su cuerpo en la mesura
que a menudo es falsa porque vive una vida clandestina.

Cuando es niño se le tranquiliza con el pecho de la madre
y en la madurez, con la sombra del árbol.

La verdad no nos necesita.
Somos nosotros los que la necesitamos.
La verdad no es impaciente.
La impaciencia es completamente nuestra.

Ser simplemente hombre no constituye cargo alguno.

Los devoradores son rameras en la boca.

El deseo verdadero es simple y ardiente
y tiene la ardiente majestad de la desnudez.

Pero los devoradores de bocas muertas y sexos muertos
abarrotan el mundo con todo lo que el amor no necesita.

No confíes unilateralmente en lo inocente.
Embelesa pero no salva.

Cuando mejor es el hombre es cuando aspira al bien que no alcanza

La belleza nunca tiene tiempo de arreglarse

Entre la poesía que vive en tu corazón y la amapola existe un contrato
escrito por el viento y firmado por la destrucción.

Hay en todo recuerdo vivo una savia.

El corazón del hombre canta en su jaula
como un pájaro de la época y cautivo.

Hay en el viento un otoño que también pertenece al caminante.

Debías haberte marchado de ti mismo a otro hombre distinto.

Tú simplemente sigues persiguiendo una alegría que deseas sin sombra.

sin penas que le den profundidad no hay verdadero mar,

El conocimiento jamás es repentino

MUNDO INCONTADO

El Universo no se cuenta.
Cae como hojas y nieve,
se arremolina como nubes de mosquitos
anda errante como ejércitos de hormigas.
Las multitudes incontadas de hierba
se levantan, saludan en su sequía
la multitud incontada de la lluvia.
Y los soles del Universo
pensad sólo en esto—
son más numerosos que las hormigas y hojas del bosque.
Una cosa sabemos:
el Universo no se cuenta.
A través de las multitudes de átomos
los ángeles chispeantes del Universo en coro
respiran el Dios de lo eterno,
incontado y eterno,
enigma y multitud.
Sin embargo no deducimos de esto
nada sobre el Dios del orden.
Solamente nos asombramos, nos horrorizamos.

Comenzamos a ordenar y contar. 

miércoles, 19 de agosto de 2015

Fragmentos de CICLO DE LAS RESURRECCIONES, de Angélica Liddell

Es el castigo lo que le da sentido a la vida
cada vez que el sentido de la vida desaparece.

Hoy tengo pena suficiente para talar un bosque.

mi cabeza es el mismísimo amor.

Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Mi libertad consiste en nacer de tus costillas,
y en construir mi verja con tus costillas

Y por ser la tierra mujer y madre, sigo escupiendo
sobre ella.

cómo es posible
que no haya locos medio desnudos inclinados sobre
los puentes, cómo es posible que los bosques no estén
llenos de locos corriendo despavoridos y muertos de
amor...

Algunos pensarán que han sido creados por Dios, pero es al contrario, Dios ha sido creado por el hombre.

La vida no es más que una olimpiada de muertos.

Voy vestida de carne, nada más. Así que tendrás que fornicar con mi espíritu.

Si pudieras engendrar algo dentro de mí, algo que no fuera expulsado jamás al mundo.

Puesto que estás en todas partes me impaciento cuando no puedo quedarme a solas para hablar contigo.

La sombra es el alma en llamas, que ilumina el universo entero.

No encuentro mayor herejía que comportarme como si Dios existiera aun a sabiendas de que no existe.

De modo que ahora observo la pasión reducida a una descripción clínica a manos de esos expertos asesinos de la poesía y de las pasiones.

Lo escucho todo menos la lluvia.

Finalmente la vida es un asunto de cuerpos.

Escribir es como llorar.

Ya soy nadie. Me he convertido en una mujer digna.

Se impone el sol, dice una estúpida en el pronóstico del tiempo, se impone el sol.

Yo no vivo: yo ardo.

yo no lloro, yo lluevo.

Ayer, cuando nos trasladaba el autobús de Lyon a Valence pasamos por ríos, charcos, bosques, puentes... Y yo pensaba: cómo es posible que no haya locos caminando sobre la corriente del río, cómo es posible que no haya locos revolcándose en los charcos, cómo es posible que los bosques no estén llenos de locos corriendo despavoridos, cómo es posible que no haya locos medio desnudos inclinados sobre los puentes... No lo entendía, no entendía aquel paisaje inhumano

Cuando llega el que debe ser amado, estará en todas partes, estará en ti, pero aun así tú nunca estarás con él ni en él.

en vano busco las heridas, hace falta seguir con vida para estar herido

No soy lo suficientemente hermosa para ser fecundada por el diablo.

Mi hoguera es blanca.

Gracias al fuego interno reconoceréis el fuego externo.

La naturaleza no es un seno al que regresar.

los más ignorantes confunden el ingenio con la inteligencia.

Yo he alcanzado una visión aún más plana de la vida, para mí el mundo ya sólo se divide en personas soportables e insoportables. En cualquier caso, se trata del verbo “soportar”. Siempre encuentro algo, algo, algo desagradable en cada persona, algo que debo soportar. Por eso busco a aquellos con quienes puedo unirme en el desprecio.

De la misma manera que los vivos sienten repulsión por los cadáveres, los que llevamos una parte muerta sentimos asco por los vivos

Estoy al borde de las visiones.

La soledad, por muy voluntaria que sea, no se soporta sin espanto.

Ya no hay tiempo para volver a nacer del vientre de un hombre.

¿Quién está ahí? ¿Soy yo la puerta?

El loco busca precisamente el amor de lo normal.

Existen innumerables vampiros que te dejan sin poesía en el cuerpo, que te dicen, esto es simplemente un techo.

las iglesias recogen la hez del mundo.

pasó por mi corazón la sangre de cien caballos.

incluso el cielo me parece un muro.

Y lo que te hace gigantesco es la penumbra.

Qué poca gente tiene el don de la pasión, del agradecimiento y de la poesía.

Lo importante no es lo que Dios creó, sino lo que creó el hombre sin que Dios lo impidiera, porque esa es la venganza de Dios.

Eso es hacerse viejo, estar preparado para todo aquello que nunca llegará.


Y si el amor es simplemente la fascinación de los idiotas por el fuego.

sábado, 18 de julio de 2015

miércoles, 17 de junio de 2015

Fragmentos de EL ARTE Y LA MUERTE/OTROS ESCRITOS de Antonin Artaud

el alma ni siquiera posee el recurso de quebrarse.

ese cuerpo que abandonarás sin olvidar ni su materia, ni su espesor, ni su asfixia imposible.

¿Quién no tiene el recuerdo de aumentos inauditos, del orden de una realidad totalmente mental, y que entonces no lo asombraban, que eran ofrecidos, realmente entregados al entrelazamiento de sus sentidos infantiles? Prolongaciones impregnadas de un conocimiento perfecto, que todo lo impregna, un conocimiento cristalizado, eterno.

lo real se iguala a la materia y se pudre con ella.

usted se encuentra en todos los nudos de mí mismo.

había aprendido a acercarme a la muerte y por eso todas las cosas, hasta las más crueles, sólo se me aparecían bajo su aspecto de equilibrio, en una perfecta indiferencia de sentido.

Una sola cosa es exaltante en el mundo: el contacto con las potencias del espíritu.

La vida va y viene y poco a poco empuja a través del empedrado de los pechos.

¿Reventará el pájaro la embocadura de las lenguas, irán los senos a ramificarse y volverá a su lugar la pequeña boca?

Todo lo que ocurre en él es suyo. Y en él, en este momento, ocurren cosas. Cosas que lo eximen de buscarse.

la inteligencia es eso: soslayarse.

La cuestión del amor es sencilla.

este amor todo empedrado de carne

El placer forma una música filosa y mística sobre el filo de un sueño afilado.

Ese libro donde se da la vuelta la página de los cerebros.

enseñas a no ser más que una línea y la capa elevada de un secreto.

La sombra del eclipse hace un muro sobre las sinuosidades de la alta mampostería celeste.

una velocidad de astros despedidos.

Tengo el cráneo grueso pero el alma lisa, un corazón de materia embarrancada.

Tampoco yo espero otra cosa que el viento.

La avanzada de la noche profusa con su cortejo de alcantarillas.

la sangre llena de pantanos.

sentí unos pies que terminaban de aplastar los cristales de los planetas.

Esos estados donde la realidad más sencilla, más cotidiana, no llega hasta mí, donde la apremiante presión de la realidad habitual no atraviesa hasta mí, donde yo no alcanzo ni siquiera el nivel necesario de mi vida.

más vale estar en un estado de abdicación perpetua frente a su espíritu.

Abandonen las cavernas del ser... Es tiempo de abandonar sus moradas.

Sólo a través de un desvío de la vida, a través de una detención impuesta al espíritu puede fijarse la vida en su fisonomía llamada real, pero la realidad no está por debajo. Por eso a nosotros, que apuntamos a cierta eternidad surreal, a nosotros, que desde hace mucho tiempo dejamos de considerarnos en el presente, y que somos para nosotros mismos como nuestras sombras eralies, no tienen que venir a fastidiarnos en espíritu.
Quien nos juzga no nació para el espíritu, para ese espíritu que queremos expresar y que para nosotros está fuera de lo que ustedes llaman el espíritu. No tienen que llamar demasiado nuestra atención sobre las cadenas que nos atan a la petrificante imbecilidad del espíritu. Echamos manos a una nueva bestia. Los cielos responden a nuestra actitud de insensato desatino. Ese hábito que tienen ustedes de volver la espalda a las cuestiones no impedirá que llegado el día se abran los cielos, y una nueva lengua se instale en medio de sus imbéciles negociaciones, queremos decir imbéciles negociaciones de su pensamiento.

Lo que admiro, aquello por lo cual conservo el apetito, es el animal inteligente que busca, pero que no busca buscar. El animal que vive.

sólo reclamo el silencio, pero un silencio intelectual, si me atrevo a decir, y semejante a mi espera crispada.

Pienso en la vida. Todos los sistemas que pueda construir jamás igualarán mis crisis de hombre ocupado en rehacer su vida.

En cada una de las vibraciones de mi lengua vuelvo a hacer todos los caminos del pensamiento en mi carne.

Yo destruyo porque, en mí, todo cuanto proviene de la razón no se sostiene.

El eterno conflicto entre la razón y el corazón se resuelve en mi propia carne, pero en mi carne irrigada de nervios.

Me entrego a la fiebre de los sueños, pero para extraer de ello nuevas leyes.

lo único que pido es una cosa, que me encierren definitivamente en mi pensamiento.

Mientras no hayamos logrado suprimir ninguna de las causas de la desesperación humana no tendremos derecho a tratar de suprimir los medios por los cuales el hombre intenta liberarse de esa desesperación.

hay hombres que son evadidos desdichados del infierno, evadidos destinados a recomenzar eternamente su evasión.

Desdichadamente para la enfermedad, la medicina existe.

ustedes están fuera de la vida, están por encima de la vida, tienen males que el hombre común no conoce, superan el nivel normal, y eso es lo que los hombres no les perdonan, ustedes envenenan su quietud, son disolventes de su estabilidad.

Y con mucha seguridad estoy muerto desde hace mucho tiempo, ya estoy suicidado. Me han suicidado, quiero decir.


No siento el apetito de la muerte, siento el apetito del no ser.  

jueves, 4 de junio de 2015

Fragmentos de MARTINICA encantadora de serpientes de André Breton

En los verdores perforados tus ojos de
luciérnagas

no conozco nada más irrisorio que ese temor de la imaginación que oprime al pintor.

-Podemos preguntarnos en qué medida la indigencia de la vegetación europea es responsable de la huida de la mente hacia una flora imaginaria.

El hecho de haber nacido cerca de un sauce llorón no es un motivo para que deba consagrar mi expresión a ese apego por cierto estrecho.

Si Rousseau no se movió de Francia, habría entonces que admitir que su psicología de primitivo le ha descubierto espacios totalmente primitivos conformes a la realidad.

Se podrían alinear todas las catedrales, dinamitar algunas, reflejar todo en un lago y administrar belladona a los espectadores que aún no se llegaría ni a los talones del enmarañamiento de esos árboles especializados en la acrobacia, que se levantan unos a otros hasta las nubes, saltan los precipicios y quejándose describen el arco de las hechiceras queridas bajo ventosas de flores viscosas que son lámparas de acetileno, lámparas de arco destinadas a alumbrar las regiones reservadas en las sombras del corazón, las criptas maternales que se entreabren y se cierran sobre nuestra vida.

Es verdad que de lo que se goza es de lo que menos se descifra.

-Llevémonos simbólicamente la flor del balicero bella como la circulación de la sangre desde lo más bajo a lo más alto de las especies, los cálices colmados hasta el borde de este sedimento maravilloso. Que ella sea el término heráldico de la conciliación que buscamos entre lo perceptible y lo que se escapa, la vida y el sueño -pasaremos por todo un enrejado de ellas para continuar avanzando de la única manera legítima que hay: a través de las llamas.

Mi ojo es una violeta cerrada en el centro de la elipse, en la punta del látigo.

quienquiera que se asome sobre la gran miseria de Martinica y manifieste la intención de remontarse a sus causas será advertido de que se juega la vida.

“Somos, proclamaba Césaire, de los que dicen no a la sombra”.

donde se elaboran las imágenes poéticas hasta que tienen la fuerza suficiente para sacudir los mundos, sin otra referencia en el remolino de una vegetación furiosa que la gran flor enigmática del balicero con su triple corazón palpitante en el extremo de una lanza.

De una vez por todas confirmé la idea de que nada será hecho mientras ciertos tabúes no hayan sido levantados, mientras no lleguemos a eliminar de la sangre humana las mortales toxinas que mantienen la creencia -por cierto cada vez más indolente- en un más allá, mientras no terminemos con el espíritu de cuerpo absurdamente aferrado a las naciones y a las razas y con la abyección suprema que se llama el poder del dinero.

Cantar o no cantar, he ahí la cuestión.

Si los negreros han desaparecido físicamente de la escena del mundo, se puede asegurar que en revancha hacen estragos en el espíritu donde su “madera de ébano” son nuestros sueños.

como los dedos del peral tropical caen en la gangrena de la noche.

La vida intermitente es la crepitación de un
colibrí verde

Por mi hambre expandan el árbol de mil injertos
del tocón de aquel que habla solo

viernes, 29 de mayo de 2015

Fragmentos de CARTAS A LAS GOLONDRINAS / CARTAS A MÍ MISMO del gran Ramón Gómez de la Serna

CARTAS A LAS GOLONDRINAS


La golondrina llega tan lejos porque es la flecha y el arco a la vez.

Os quiero escribir porque sé que se os debe carta desde hace siglos, carta que os abarque a todas, carta para agradecer vuestra hermosa poesía sin contenido, hermosa en su distraer y disuadir de las raquíticas y mezquineras ideas económicas que quieren llenar toda el alma contemporánea. ¡Cómo os reís de esa menudencia que se llama contenido!

Por eso os escribo, porque estoy conforme con vuestro presencial “todo sigue igual”, siendo lo estable en la Naturaleza, lo devenirista, lo sensato.

...en la cola vuestras largas plumas timoneras son, con su forma de tijera abierta, la tijera que corta el hilo del invierno.

...sois una “flecha mística en busca de un corazón”

Queridas golondrinas: sois las anclas del alma que en su angustia se siente llevada lejos por presunciones de ciclón

Sois la alegría del rasgueo de la carta cuando ya la humanidad se ha hecho al estado de pésame y hay que seguir viviendo y tener esperanza.

Comprendí lo que me decíais descifrando las señas que me hacíais ayer: “Vive en la onda serena y para la onda vaga, lumínica y etérea y así sabrás irte a donde no sabes como supiste entrar en la vida desde donde no sabías”.

Sé que vuestros ojos de gotita de tinta me ven echando humo por mi pipa como una chimenea más entre las chimeneas y que creéis aún que soy un espía robanidos que está esperando que nazcan vuestros hijos para comérselos.

...en vuestras alas y en vuestro ir y venir de espías.

Rubricáis el cielo, pero vuestra rúbrica no firma ninguna sentencia, es sólo la prueba de firma y rúbrica que hace el niño que comienza a escribir.

En medio de la gran farsa que se representa aquí abajo —ya sabéis que yo procuro no tomar parte en ella— vosotras vivís la sinceridad sencilla con plumas brillantes, con ojos de azabache. ¡Qué envidia vuestra liberación en lo altísimo, vuestro juego sin asociaciones!

Os lleváis en el pico los gusanos de nuestra muerte invernal y aligeráis la vida de sus corroedores sistemáticos.

Sois como paréntesis de una idea que vuela gracias a sus paréntesis.

Vuela con vosotros alegre el luto que no tuvimos, el luto de lo que aún vive.

Vuestros ojos están hechos de pedacitos de ojos humanos, dos gotitas de ojo cuajadas en las órbitas.

Sois como todos los lazos volando y poneís corbatita de capricho a la severa tarde.

Sonreís a lo que significa almanaque

...al conocer, como conocéis, el sol en la cornisa, conocéis lo mejor del mundo.

Con vuestras cabezas sudafricanas y vuestros ojos de rocío que ve, sois cascabeles negros que hacéis al Occidente alegre hermano del Oriente.

Sé que sois hoces del cielo, que dais cuenta, como segadoras incansables, de las mieses invisibles y cosecháis el trigo azul que será el pan de los poetas.

...dibujáis en el cielo los planos de las ciudades futuras con los tiralíneas y compases de vuestras alas.

Veo que os bañáis un instante en el agua como la mano que sólo roza el agua bendita, y después persignáis el cielo.

...os afiláis tanto en el aire que hay ratos en que sólo se os ve el filo.

Lo mejor de la vida es este entrecomillado de golondrinas que rozan el corazón y sobresaltan el idilio.

Tenéis algo de prestidigitadoras y aparecéis y desaparecéis a la vista como si hubiese para vosotras misteriosos burladores o invisibles bolsillos en el cielo.

P.D. —Recuerdos a Bécquer.


CARTAS A MÍ MISMO


El hombre bueno no está enfermo de sí mismo, sino enfermo de los demás, de su contagio inevitable, pues lo contagioso de ese género aprovecha la soledad para venir infernalmente a vernos.

Tengo la ventana abierta, y en la noche serena del verano oigo a un niño que llora y llena el anchuroso silencio de los sucesivos patios de una nota de agonizante que me hace pensar que los niños comienzan a llorar de muerte.

La luz no sabe dónde está ni dónde queda su llave...

...gracias al alma, que es el paracaídas que se abrirá cuando caigamos en los insondables abismos, el paracaídas que no fallará, que se desplegará como una medusa en el agua, dándonos cuenta súbita de que vivimos en otro elemento del que salimos sin saberlo y al que volvemos al fin.

Siento fenómenos de acabóse.

...sin ella el mundo dejaría de tener el espacio necesario.

...el escándalo de la vida, donde abundan los sin alma, que han formado el cuadro del exterminio de los con alma.

...llévense todo lo que tengo a mi lado, menos a mí

El mundo es una almoneda, y entre los cuatro cacharros y las cuatro cosas de la almoneda vive uno escuetamente.

Las cartas son escribirse de lo que no se sabe que va a ser.

Cada día noto que no se explica lo natural más que por lo sobrenatural y por eso querría hablar sobrenaturalmente.

Te diría que cada vez estoy más solo y me voy quedando sin mí mismo.

Gracias a que no perdí tanto porque siempre he estado distraído, en vuelo sobre las mezquindades humanas, fiándolo todo al correr de las nubes y dando mi fortuna con desprendimiento sumo, sin querer retenerla, ansioso de estar solo con mi pobreza.

...perderemos lo único que tenemos: la tregua

“Esta espera es una propina de vida”.

...refuerza toda pausa

...tú eres yo y yo soy tú, ni gemelos siquiera, sino los dos un hijo único.

...las únicas cartas que quedan contestadas al escribirlas

Ahora veo que escribir sinceramente es el artificio más difícil del mundo.

En estas cartas lo que quiero lograr es decir algo de lo recóndito que hay en mí. ¿Qué es lo más recóndito de lo recóndito? ¿Los guantes que por dentro tienen las manos? ¿El sombrero de copa que llevamos dentro del pecho y del que sacamos lo más cordial de que somos capaces? ¿Ese cubo con peces que sacamos del lago interior?

Les ganamos la partida a los obcecados y fanatizados, pudiendo decir lo que queremos. Entremedias de la brutalidad es bonito decir la frase inaudita.

No hay felicidad como la de pensar lo que se quiere en vez de pensar en lo que los demás quieren.

La muerte, que podía ser un horrible dismigajamiento de la carne, es sólo una notificación, que por eso nos da tiempo y serenidad.

Como no estoy esperando a ninguna hora para vengarme de nadie ni de nada —bastante nos venga la vida sin insinuárselo la nada—, esa llegada de mis cartas al jardín es tranquila, como un desplegar de periódicos extranjeros.

La vida que nos rodea inextenso es como una pandereta y el más cordial símbolo de esa pandereta es la luna.

No. La vida es esta contemplación, esta contemporización y que la policía persiga a los ladrones que quieren encarecernos demasiado la vida, los fratricidas por ambición, demasiada gentuza para comerse a un hombre solo.

...tú sabes que un minuto que se tenga de verdadera indiferencia y de ocio con el corazón alegre, basta para vencer todo ese atosigamiento del ruido de la máquina del gran cálculo en el salón central del Banco de la vida.

El mayor pecado del hombre y de la mujer —de la mujer sobre todo— fue y sigue siendo la ingratitud, el no ver que el mundo hasta en la mayor pobreza desvaría de riquezas —sobre todas la gran riqueza de la locura— y tan gran pecado fue el que necesitó toda la grandeza de la Redención para hacerlo perdonar de algún modo, para que el hombre pudiese optar al premio de la inmortalidad divertida.

Estas cartas deben quedar, porque son un halago a la rebeldía; no se las pasan denunciando al clima y a la Historia, sino que, por el contrario, quieren revelar que en nuestra época también hubo un espacio de serenidad para las almas que no enloquecieron.

Nuestra correspondencia va a acabar como todo.


Necesitamos no saber lo que piensa aquel a quien deseamos escribir. Tiene que haber perspectiva y diferencia entre aquel a quien escribimos y nosotros. 

viernes, 15 de mayo de 2015

CRIMEN, de Agustín Espinosa

Uno nunca sabe el libro que tiene entre manos, como no sabe según las manos los libros que habrán repasado sus tardes tranquilas o sus noches; al fin y al cabo uno no sabe nada o casi nada. Pero a veces llega un libro con su mano muerta y con su calle de los muertos a remover esa infancia anormal de que nos habla, o ese crimen muchas veces irónico, un crimen incontable pero cometido, una novela que es un poema que es una reflexión y que no es ninguna de las cosas enunciadas. Se pregunta uno tantas cosas después de leer algo así: ¿cómo prácticamente no había oído hablar de Agustín Espinosa, cómo es posible que no supiera de Crimen, de su portada de Óscar Domínguez, cómo es posible? Pero los amigos están ahí para satisfacer esos escalones que nos separan siempre de la altura y fue así, por un buen amigo, el que mejor conoce a Espinosa, que di con Crimen pues me lo envió y pude disfrutar de su impresionante despliegue de imágenes fascinantes. Los libros los mido siempre según dos criterios igualmente valiosos; si los subrayo tanto que el libro se vuelve pura línea es porque el autor y la obra me parecen insuperables y si sueño mucho en relación a lo leído, si lo vivo en esa vida olvidada de los sueños profundos; entonces es que el autor me ha tocado verdaderamente las fibras, los adentros, los que tanto me esfuerzo en conocer cuando parecen haber tantas maniobras empeñadas en que me olvide. Crimen carece tanto de sentido que, a los que no tenemos sentido, nos resuelve y, a los que lo tienen, posiblemente los remueva hasta ver lo interesante que puede resultar el puzzle siempre deshecho.

Cuando interiorice un poco más los sueños que me provocó este Crimen literario los contaré; mientras, dejo aquí muestra de algunos fragmentos:

Me había dormido entre veinte senos, veinte bocas, veinte sexos, veinte muslos, veinte lenguas y veinte ojos de una misma mujer.

Tu clepsidra sangrienta. Con la última gota de mi sangre se acabará también tu sueño...

siniestro rebaño de ataúdes alados.

la cena mágina, en la cual habría de ser yo, a la vez, “maitre”, matarife y comensal enamorado.

Van ladridos de perros detrás de mi sombra, detrás del sudor caído en el polvo.

Llueve la luz en complicidad con ecos deseados.

¿Qué temo de esa esquina muda, de ese portal solitario, de ese hombre alto, que me ha mirado al pasar como a un tiñoso perro?

Vamos soñando pesadillas por la vida.

¿Qué sueña el mar estos amaneceres de agosto para que sea su canto tan tierno tan sutil su espuma, tan sonriente su azul, tan melodioso su oleaje? Siguen las alcantarillas desembocando en sus aguas. Neptuno le ha olvidado ya. Las antiguas sirenas habitan ahora estrellas distantes. Pero el mar sueña aún no sé qué deliciosos sueños, pues es tierno su canto y sutil su espuma y sonriente su azul y melodioso su oleaje.

¡Tal nebulosa entre alas de ayer y cárceles de siempre!

La ventana empezó ¿qué febrero, qué mayo, qué agosto, qué noviembre? a motivar preguntas misteriosas.

Su cadáver conservó durante muchos días la sonrisa inconfundible de los que mueren intoxicados con perfumes.

Usted únicamente, Gustavo Adolfo Bécquer, novio de todas las muertas bonitas...

Sobre unas rocas frontales se desmayan las sombras violeta de unas garzas.

una lívida tarde sin proa.

sábado, 9 de mayo de 2015

LAS FIERAS, un poema de Carmen Bruna

Soledad, eres la antesala de la muerte,
soledad,
eres el mayor castigo que nos inflingen los dioses.
No hay consuelo para los solitarios
no hay consuelo para aquellos a quienes el amor traicionó.

Pero la traición es la máxima expresión
de las pasiones desesperadas.
La traición y el amor marchan juntos,
entre las telarañas, los piojos y los gusanos.

Querelle de Brest, tú lo sabes.
Hay que traicionar a quien se ama.
El crimen, el amor y la traición
marchan juntos
como hormigas carnívoras.

El amor y la delación sobreviven juntos.
El romanticismo se ha muerto
y la ética utiliza variantes imprevistas.
Son éticos la mentira falaz, la cobardía, 
el calor de los hornos donde se abrasan vivos
los desahuciados, los débiles, los misericordiosos.

Este es un mundo de antropófagos,
un mundo miserable, un mundo de asesinos.
Estamos a punto de perderlo todo.
Las fieras arrasan nuestros corazones.
Las fieras son ciegas e inocentes.
Las fieras carecen de conciencia.
No conocen el bien.
No conocen el mal.
Ellas son puras.
Ellas.
Las fieras.