domingo, 29 de diciembre de 2013

GLEBA, de César Vallejo

Con efecto mundial de vela que se enciende,
el prepucio directo, hombres a golpes,
funcionan los labriegos a tiro de neblina,
con alabadas barbas,
pie práctico y reginas sinceras de los valles.

Hablan como les vienen las palabras,
cambian ideas bebiendo
orden sacerdotal de una botella;
cambian también ideas tras de un árbol, parlando
de escrituras privadas, de la luna menguante
y de los ríos públicos! (Inmenso! Inmenso! Inmenso!)

Función de fuerza
sorda y de zarza ardiendo,
paso de palo,
gesto de palo,
acápites de palo,
la palabra colgando de otro palo.

De sus hombros arranca, carne a carne, la herramienta florecida,
de sus rodillas bajan ellos mismos por etapas hasta el cielo,
y, agitando
y
agitando sus faltas en forma de antiguas calaveras,
levantan sus defectos capitales con cintas,
su mansedumbre y sus
vasos sanguíneos, tristes, de jueces colorados.
Tienen su cabeza, su tronco, sus extremidades,
tienen su pantalón, sus dedos metacarpos y un palito;
para comer vistiéronse de altura
y se lavan la cara acariciándose con sólidas palomas.

Por cierto, aquestos hombres
cumplen años en los peligros,
echan toda la frente en sus salutaciones;
carecen de reloj, no se jactan jamás de respirar
y, en fin, suelen decirse: Allá, las putas, Luis Taboada, los ingleses;
allá ellos, allá ellos, allá ellos!


(Imagen de Juan Manuel Ugarte Eléspuru)

sábado, 28 de diciembre de 2013

VIERNES 24 DE ENERO, A LAS 19:30, PRESENTO MI PRIMER POEMARIO SOMOS ATENTADO EN EL CENTRO CULTURAL PACO RABAL


jueves, 26 de diciembre de 2013

Llamamiento

                                       A Ana Pérez Cañamares

Poetas de zumo en el pecho
asomaos ya a la ventana,
no es el tiempo de decir:
es la flor la vulva de la primavera,
ni tampoco:
de buena gana saltaría el amarillo,
no es el tiempo.

De cósmicas legañas, poetas,
traspasad la cerámica transparente
y sed sinceros:
ha salido tan inteligente el niño
que no te extrañe que sea terrorista,
todos los colores, todos,
cada vez se parecen más al gris.

También yo quiero estos gritos:
no hay nada como cinglar los pétalos
y hacer remolinos con el verde,
la velocidad del camino
es mi propia velocidad,
la voz del arroyo llena mi oído
de estalagmitas.

En cambio, digo a toda costa:
manipulada está la manipulación,
mienten mentiras los mentirosos,
de ser tan pacífico tengo en el
punto de mira a las azoteas.

Hoy no me acosté con la carne
por vuestra culpa,
hoy no me di cuenta de la luna
por vuestra culpa;
por vuestra culpa
no escribo tantos
poemas
de amor.

Vamos a romper las alambradas
con tanta poesía,
las vamos a romper de libertad
y saldremos intactos
de nuestros nichos.

¡Lo dicho!

¡Mirad, poetas,

mirad!

martes, 24 de diciembre de 2013

CUENTO DE NAVIDAD de Vladimir Nabokov

Se hizo el silencio. La luz de la lámpara iluminaba despiadadamente el rostro mofletudo del joven Anton Golïy, vestido con la tradicional blusa rusa campesina abotonada a un lado bajo su chaqueta negra, quien, nervioso y sin mirar a nadie, se disponía a recoger del suelo las páginas de su manuscrito que había desperdigado aquí y allá mientras leía. Su mentor, el crítico de Realidad Roja, miraba el suelo mientras se palpaba los bolsillos buscando una cerilla. También el escritor Novodvortsev guardaba silencio, pero el suyo era un silencio distinto, venerable. Con sus anteojos prominentes, su frente excepcionalmente grande y dos mechones ralos colocados de través sobre la calva tratando de ocultarla, estaba sentado con los ojos cerrados como si todavía siguiera escuchando, con las piernas cruzadas sobre una mano embutida entre la rodilla y una de las lorzas de su muslo. No era la primera vez que se veía sometido a este tipo de sesiones con sedicentes novelistas rústicos, ansiosos y tristes. Y tampoco era la primera vez que había detectado en sus inmaduras narrativas, ecos -que habían pasado inadvertidos para los críticos- de sus veinticinco años de escritura, porque la historia de Golïy era un torpe refrito de uno de sus propios temas, el de El filo, una novela corta que había compuesto lleno de esperanza y de entusiasmo, y cuya publicación el pasado año no había logrado en absoluto acrecentar su segura aunque pálida reputación.

El crítico encendió un cigarrillo. Golïy, sin alzar la vista, guardó el manuscrito en su cartera. Pero su anfitrión se mantenía en silencio, no porque no supiera cómo enjuiciar el relato, sino porque esperaba, dócil y también aburrido, que el crítico finalmente se decidiera a pronunciar las frases que él, Novodvortsev, no se atrevía ni siquiera a insinuar: que el argumento era un tema de Novodvortsev, que también procedía de Novodvortsev la imagen aquella del personaje principal, un tipo taciturno, dedicado en cuerpo y alma a su padre, un hombre trabajador, que logra una victoria psicológica sobre su adversario, el despreciable intelectual, no tanto en razón de su educación, sino gracias a una especie de serena fuerza interior. Pero el crítico encorvado en el sillón de cuero como un gran pájaro melancólico se empecinaba desesperadamente en su silencio.

Cuando Novodvortsev se dio cuenta de que una vez más no iba a oír las palabras esperadas, mientras trataba de concentrar su pensamiento en el hecho de que, después de todo, el aspirante a escritor había ido hasta él, y no hasta Neverov, para solicitar su opinión, cambió de postura, volvió a cruzar las piernas metiendo la mano entre las mismas, y dijo con toda seriedad: "Veamos", pero al observar la vena que se hinchaba en la frente de Golïy, cambió de tono y siguió hablando con voz tranquila y controlada. Dijo que la historia estaba sólidamente construida, que el poder de lo colectivo se advertía en el episodio en el que los campesinos empiezan a construir una escuela con sus propios medios; que, en la descripción del amor que Pyotr siente por Anyuta, había ciertas imperfecciones de estilo que no lograban acallar sin embargo el reclamo poderoso de la primavera y la urgencia del deseo y, mientras hablaba, no dejaba de recordar por alguna razón que había escrito a aquel crítico recientemente, para recordarle que su vigésimo quinto aniversario como escritor era en enero, pero que le rogaba categóricamente que no se organizara ninguna conmemoración, teniendo en cuenta que sus años de dedicación al sindicato todavía no habían acabado...

-En cuanto al tipo de intelectual que has creado, no acaba de ser convincente -decía-. No logras transmitir la sensación de que está condenado...

El crítico seguía sin decir nada. Era un hombre pelirrojo, enjuto y decrépito, del que se decía que estaba tuberculoso, pero que probablemente era más fuerte que un toro. Le había contestado, también por carta, que aprobaba la decisión de Novodvortsev, y allí se había acabado el asunto. Debía de haber traído a Golïy como compensación secreta... Novodvortsev se sintió de improviso tan triste -no herido, sólo triste- que dejó de hablar de pronto y empezó a limpiar las gafas con el pañuelo, dejando al descubierto unos ojos muy bondadosos.

El crítico se puso en pie.

-¿Adónde vas? Todavía es temprano -dijo Novodvorstsev, levantándose a su vez. Anton Goïly se aclaró la garganta y apretó su cartera contra el costado.

-Será un escritor, no hay duda alguna -dijo el crítico con indiferencia, vagando por el cuarto y apuñalando el aire con su cigarrillo ya acabado. Canturreaba entre dientes, con cierto tono de asperidad, se inclinó sobre la mesa de trabajo y luego se quedó un rato mirando una estantería donde una edición respetable de Das Kapital ocupaba su lugar entre un volumen gastado de Leonid Andreyev y un tomo anónimo sin encuadernar; finalmente, con el mismo paso cansino, se acercó a la ventana y abrió la cortina azul.

-Venga a verme alguna vez -decía mientras tanto Novodvortsev a Anton Golïy, que primero se inclinó a saludarle con torpeza para después erguirse como con altanería-. Cuando escriba algo nuevo, tráigamelo.

-Una buena nevada -dijo el crítico, dejando caer la cortina-. Por cierto, hoy es Nochebuena.

Y se puso a buscar distraído su sombrero y su abrigo.

-En los viejos tiempos, al llegar estas fechas tú y tus colegas hubieran estado produciendo a marchas forzadas manuscritos navideños...

-Yo no -dijo Novodvortsev.

El crítico se rió entre dientes.

-Es una lástima. Deberías escribir un cuento de Navidad. En el nuevo estilo.

Anton Golïy tosió en su pañuelo.

-En otro tiempo lo hicimos... -empezó con voz ronca, gutural, pero luego carraspeó.

-Lo digo en serio -siguió el crítico, embutiéndose en el abrigo-. Se puede inventar algo inteligente... Gracias, pero ya son...

-En otro tiempo -dijo Anton Golïy-. Lo hicimos. Un maestro. Un maestro que... Se le metió en la cabeza hacer un árbol de Navidad para los niños. En la cima. Colocó una estrella roja.

-No, eso no sirve -dijo el crítico-. Es más bien severo para un cuento. Tienes que darle un perfil más sutil. La lucha entre dos mundos diferentes. Todo ello contra un fondo nevado.

-Hay que tener cuidado con los símbolos, en términos generales -dijo sombrío Novodvortsev-. Tengo un vecino, un hombre muy recto, miembro del partido, militante activo, y sin embargo utiliza expresiones como "el Gólgota del Proletariado"...

Cuando sus huéspedes se hubieron ido se sentó en su mesa y apoyó la cabeza en su gran mano blanca. Junto al tintero había algo que parecía un vaso sencillo y cuadrado con tres plumas hincadas en una especie de caviar de bolas azules. El objeto tenía unos diez o quince años: había sobrevivido todos los tumultos, mundos enteros habían caído despedazados en torno de él, pero ni una de aquellas bolas de cristal se había roto. Eligió una pluma, dispuso una hoja de papel convenientemente, metió unas cuantas hojas más debajo de la primera para escribir sobre una superficie más blanda...

-¿Pero sobre qué? -dijo Novodvortsev en voz alta, y a continuación con el muslo hizo a un lado la silla y se puso a caminar por la habitación. En su oído izquierdo sentía un zumbido insoportable.

El canalla aquel lo dijo con toda la intención, pensó, y como si quisiera seguir los pasos del crítico fue hasta la ventana.

Tiene la pretensión de aconsejarme y de avisarme... Y ese tono de mofa... Probablemente piensa que ya he perdido toda originalidad... Pues haré un cuento de Navidad... Y entonces, él escribirá: "Estaba yo en su casa una noche y, entre una cosa y otra, se me ocurrió sugerirle: Dmitri Dmitrievich, deberías describir la lucha entre el viejo y el nuevo orden en el entorno de un nevado cuento de Navidad. Podrías llevar hasta sus últimas consecuencias el tema que apuntabas de forma tan extraordinaria en El filo, ¿recuerdas el sueño de Tumanov? Ese es el tema al que me refiero ... Y precisamente aquella noche nació la obra que ..."

La ventana daba a un patio. No se veía la luna... No, pensándolo bien, sí que hay una especie de brillo que sale de detrás de aquella chimenea. La leña estaba apilada en el patio, cubierta con una alfombra reluciente de nieve. En una ventana resplandecía la cúpula verde de una lámpara, alguien trabajaba en su mesa, y el ábaco relucía como si sus cuentas estuvieran hechas de cristal de colores. De repente, en el más absoluto silencio, unos copos de nieve cayeron del alero del tejado. Luego, de nuevo, un torpor absoluto.

Sintió el cosquilleo de vacío que siempre presagiaba el deseo y la urgencia de escribir. En este vacío algo estaba adquiriendo forma, algo crecía. Una especie de nuevo cuento de Navidad... La misma nieve de siempre, un conflicto totalmente nuevo...

Oyó unos pasos cautelosos al otro lado de la pared. Era su vecino que volvía a casa, un tipo discreto y educado, comunista hasta la médula. En una suerte de arrebato más o menos abstracto, con una deliciosa sensación de confianza, Novodvortsev se volvió a sentar a la mesa. El tono, la coloratura de la obra ya empezaban a tomar cuerpo. Sólo tenía que crear el esqueleto, el tema. Un árbol de Navidad: ése era el comienzo. Se imaginó ciertas familias, gente que en los viejos tiempos había sido importante, gente que estaba aterrorizada, de mal humor, condenada (se los imaginaba con tanta nitidez ...), gente que con toda seguridad estaba ahora mismo colocando adornos de papel en un abeto que habían cortado a hurtadillas en el bosque. En estos tiempos ya no había dónde comprar aquellos adornos y oropeles, ya no se apilaban los abetos a la sombra de San Isaac...

Alguien llamó a la puerta, un golpe amortiguado, como si se hubiera cubierto los nudillos con un trozo de tela. La puerta se abrió unos centímetros. Delicadamente, sin apenas meter la cabeza, el vecino le dijo: "¿Le importaría prestarme una pluma? Si tiene alguna con la punta un poco roma, se lo agradeceré".

Novodvortsev se la dio.

-Muchísimas gracias -dijo el vecino, cerrando la puerta silenciosamente.

Aquella interrupción insignificante rompió en cierta manera la imagen que estaba madurando en su mente. Se acordó de que en El filo Tumanov sentía cierta nostalgia por la pompa de las antiguas fiestas. Pero no buscaba ni quería una mera repetición. Y en aquel momento pasó por su mente otro recuerdo inoportuno. Recientemente, en una fiesta, había oído cómo una joven le decía a su marido: "Te pareces mucho a Tumanov en varios aspectos". Durante unos días se sintió feliz. Pero luego conoció personalmente a la citada señora y el tal Tumanov resultó ser el novio de su hermana. Y tampoco ésa había sido su primera desilusión. Un crítico le había dicho que iba a escribir un artículo sobre tumanovismo. Había algo que le adulaba infinitamente en ese ismo y también en la t con la que la palabra comenzaba en ruso. El crítico, sin embargo, se había ido al Cáucaso a estudiar a los poetas georgianos. Y, a pesar de todo, no podía negar que Tumanov le había proporcionado ciertos momentos agradables. Por ejemplo, una lista como la siguiente: "Gorky, Novodvortsev, Chirikov..."

En una autobiografía que acompañaba sus obras completas (seis volúmenes con retrato del autor incluido) había contado cómo él, hijo de padres humildes, se había abierto camino en el mundo. Su juventud, en realidad, había sido feliz. Un vigor saludable, fe, éxito. Habían transcurrido veinticinco años desde que una aburrida revista literaria publicara su primer relato.

A Korolenko le había gustado su obra. Había sido arrestado un par de veces. Habían cerrado un periódico por su culpa. Ahora sus aspiraciones cívicas se habían visto cumplidas. Se sentía libre y cómodo entre los escritores jóvenes que empezaban. Su nueva vida le satisfacía al máximo. Seis volúmenes. Su nombre era conocido. Y sin embargo su fama era pálida, pálida...

Saltó de nuevo mentalmente hasta la imagen del árbol de Navidad y, bruscamente y sin aparente razón, se acordó del cuarto de estar de la casa de unos comerciantes, de un gran volumen de artículos y poemas con páginas de cantos dorados (una edición benéfica para los pobres) que de alguna forma estaba relacionado con aquella casa, recordó también el árbol de Navidad del cuarto de estar, la mujer que él amaba en aquel tiempo, y las luces del árbol reflejándose como un temblor de cristal en sus ojos abiertos al coger una mandarina de una de las ramas más altas. Habían transcurrido veinte años o quizá más, cómo se fijaban en la memoria algunos detalles...

Disgustado, abandonó este recuerdo y se imaginó una vez más esos viejos abetos más bien ralos que, en ese mismo momento, con toda seguridad, se veían engalanados y decorados con adornos... Pero ahí no había ningún relato, aunque siempre se le podía dar un ángulo sutil... Exiliados que lloran en torno de un árbol de Navidad, engalanados con sus uniformes impregnados de polilla, mirando al árbol sin dejar de llorar. En algún lugar de París. Un viejo general rememora al recortar un ángel de cartón dorado cómo solía abofetear a sus soldados... Pensó entonces en un general que había conocido personalmente y que ahora estaba en el extranjero, y no había forma de imaginárselo llorando arrodillado ante un árbol de Navidad...

"Pero, con todo, ahora voy por buen camino." Dijo Novodvortsev en voz alta, persiguiendo impaciente un pensamiento que se le había escapado. Y entonces algo nuevo e inesperado empezó a tomar forma en su imaginación: una ciudad europea, un pueblo bien alimentado, cubierto de pieles. Un escaparate completamente iluminado. Tras él, un enorme árbol de Navidad de cuyas ramas cuelgan frutas carísimas y en cuya base se amontonan muchos jamones. Símbolo de bienestar. Y delante del escaparate, en la acera helada...

Todo nervioso, pero nervioso con la excitación del triunfo, sintiendo que había encontrado la clave única y necesaria, que iba a componer algo exquisito, que iba a describir como nadie lo había hecho antes la colisión de dos clases, de dos mundos, empezó a escribir. Escribió acerca del árbol opulento en el escaparate descaradamente iluminado y del trabajador hambriento, víctima del paro, mirando aquel árbol con mirada severa y sombría.

"El insolente árbol de Navidad -escribió Novodyortsev- ardía con todos y cada uno de los colores del arco iris." 

domingo, 22 de diciembre de 2013

Crítica poética: TRES POETAS PORVENIR

Uno de los mejores aciertos de este libro es el título pues verdaderamente los tres poetas están por llegar. Mi preferido: Antonio Santo, ahora iré contando por qué; antes comentaré uno por uno a cada poeta en el orden en que aparecen en el libro, que coincide además por el orden creciente de cómo me han ido gustando cada uno.

Vicente Drü me cansa porque para un pesimista como yo, leer a otro triste se me hace muy cuesta arriba. Los títulos de los poemas son muy pretenciosos (Formaldehído, Plateau-Repas, Sinestesia, Saturno...), el poeta se encuentra completamente perdido en el desamor que es tema recurrente en los poemas y, como está por llegar, por eso tiene algunos, pocos, momentos de gloria; que coinciden, además, con el desarraigo del poeta herido, al que se ha hecho daño, por eso su poesía tiene más fuerza cuanto más dolor posee:

aprender cada día
a odiar lo que te roza

hacer estallar los océanos
solo para que pudieras verlos
desde el espacio

no tengo derecho a permanecer bajo el mismo techo
que tu raza

Hoy cenaremos
ensalada de aire

por más que me muerdo las uñas,
no consigo comerme los dedos.

Dormir es de débiles

solo se puede desheredar a los herederos

Cuántas vueltas debería de dar una piedra
alrededor de un astro
para comprender que no va a ninguna parte

las esquinas se han puesto tacones

Pablo López Cortina está más lúcido y más optimista, tiene algunos poemas bastante buenos que tratan tema social; de todos los que más me gustan son: He leído miles de libros sobre lo mismo, Personas y Emergencia. Aunque cuando se pone triste, le puede al propio Drü:

el hecho de que el Sol
hay salido también hoy por la mañana
es una falta de respeto hacia mí.

Pero prefiero el optimismo, los ojos limpios del poeta:

La vida es lo único que existe.
Lo único que Dios no preveía.

Imagina que el mar se pusiera de acuerdo
gota a gota e hiciera algo.
Eso somos.

Pablo se quita la venda que mira sólo para uno mismo y se acuerda de los demás:

Hay que estar loco solo a ratos
para escribir poemas que sean cuerdos,

el cielo es un archivo jpeg y solo yo me harto
de la luna nueva,
las vidas de mis vecinos han sido comprimidas
en jaulas zip.

Las ocurrencias las tiene, de hecho algunas de sus ideas poéticas me parecen maravillosas y creo que habrían dado para imágenes más potentes, pero va subiendo el nivel del libro hasta el final cuando llegamos al poeta que casi ha llegado del todo.

Antonio Santo es el más joven y el más talentoso. Poemas como: Por todo equipaje, Dies Irae, Un instante perfecto, Anatomía de un beso o Imagínate, son lo mínimo que espero yo en un poeta. Se le nota el músico a Santo y por eso los poemas aguantan el ritmo y parecen, muchas veces, muy inspirados:

la luz muere de cáncer en la piel

Convirtieron una estirpe orgullosa en comida
para látigos

Desnudarte es desvestir el infinito

En un beso que valga la pena
se cae,

la tarde me había entrado tanto en el pecho que mis pulmones estaban hechos de atardecer.

En definitiva, a pesar de no ser grandísimos poetas, el libro se lee agradable, hay imágenes muy hermosas y te deja esa sensación de que lo mejor de ellos, de Vicente, Pablo y Antonio, todavía está por venir.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Nosotros

La única diferencia entre Isel y yo
es
nosotros.

En el blanco y negro de la disputa
en el yo más, tú más, yo menos, tú menos,
en el ahora no te hablo ni yo a ti tampoco
en las refulgencias vacías de resplandores
mezclamos la paleta de colores,
sumamos y restamos a la vez,
utilizamos la boca de los ojos
y a plena luz decimos: oscuridad.

La única similitud entre Isel y yo
es
nosotros.

En la absoluta distancia del de acuerdo,
en el tira la basura, hoy te toca a ti,
en el deja este canal, a mí me gusta el otro,
en el altísimo bejuco sin pared,
acordamos no acordarnos de la nada,
en forma de cubo nos desenfadamos,
abrimos el libro de las televisiones
y nos dejamos crecer flores en la espalda.

Isel es yo sin laberintos
y yo soy Isel sin glaciaciones.

La única diferencia entre Isel y yo
es
nosotros.

jueves, 19 de diciembre de 2013

Proposiciones

Ahora que he dejado el tabaco tengo en mente mil actividades para ir desarrollando; así que lo primero que quiero hacer es animaros a todos los fumadores a dejarlo; será como poco un eslabón menos de la larga cadena del sometimiento. Yo probé con todo: chicles, caramelos, parches, cigarrillo electrónico... y no me di cuenta de que lo único que necesitaba era voluntad y tener a la mujer que tengo. Por eso, en vez de leer Dejar de fumar es fácil si sabes cómo, una y otra vez (sé de fumadores que me dicen que no lo dejan porque siempre van por la mitad del escrito), lo único que podéis hacer para dejar la horrorosa tapa de cáncer es tener a una mujer que os mire con autoritarios ojos y tengáis que decirle: Isel, este es el último cigarro que me ves fumar; tirarlo y para siempre. Y esto sería (os lo habíais creído todos) mentira y puramente literario porque lo que tenéis que hacer, y ahora no miento, es ir al médico y que os mande unas pastillas que se llaman CHAMPIX; especialmente no leáis los posibles efectos secundarios que tienen, todos maravillosos en plan: depresión, tendencias suicidas... Yo al principio amenazaba con dejar de fumar pero tirarme, a cambio, por el balcón. Las pastillas son muy caras, carísimas, pero no tanto como el tabaco; os aseguro que notaréis los efectos, van poco a poco quitando la adicción; lo pasaréis mal al principio, lógico, pero en unos días empezaréis a ser superhéroes: vuestro sentido olfativo se multiplicará por mil en seguida y también el del gusto con lo que apreciaréis mucho mejor los aromas del mundo; aunque creía que jamás volvería a escribir, porque lo tengo muy asociado todavía al hecho creativo en general, la verdad es que ha ocurrido todo lo contrario: estoy más creativo que nunca, no paro en ningún momento porque tengo que paliar el confuso deseo de la drogadicción con cualquier actividad para sustituirlo; por eso leo más, escribo y dibujo más y en mis clases estoy mucho más simpático. Pues claro que estoy comiendo más y pues claro que tengo momentos en los que Isel me abandona porque ya ha aguantado todo lo posible pero; en general, os digo y os lo digo de verdad que apreciaréis rápidamente las ventajas de no fumar, os lo garantizo.

Y dicho esto inauguro dos nuevas secciones en mi blog, una en la que hablaré de la poesía actual aprovechando que me estoy poniendo muy pronto al día después de haber superado dos años difíciles donde he ido creciendo como autónomo. Hablaré con sinceridad, que falta y mucho. Nada de amiguismos; tampoco es que vaya a ser duro a estas alturas, característica que siempre me ha faltado. Pero tampoco voy a homenajear a cada poeta leído. La poesía está manchada. Se le ha dejado disparar con cualquier estupidez y se le ha puesto el código de barras del poema. No sé ni los blogs que hay de poesía ni la cantidad de poetas que salen a la calle con su pinta de poeta. Ni creo en los poetas que creen que por nombrar muy a menudo: genitales, palabrotas... están dando mucha fuerza a su poesía y dotándola de gran valentía. No estoy en contra de que la gente tenga su blog y escriba lo que le dé la gana; ni siquiera de que cada cual quiera publicar su libro si hay una editorial suicida que así lo permite; lo que ya no me entra en la cabeza es la cantidad de admiración que se brinda a veces a tantos poetas que no han escrito ni un verso en condiciones y que, encima, han ganado el XVII Premio NoSéCuál, de siempre autobombo editorial. Desde que ha desaparecido el colectivo Addison de Witt, se ha perdido la sinceridad. Sólo se escribe lo bueno; pues claro que a todos de vez en cuando nos sale el talento y decimos algo hermoso; pero digamos también lo malo que no pasa nada, pero no nos pasemos tampoco, he visto algún blog por ahí que ya se pasa. Y también estoy en contra de los poetas que sólo escriben para poetas, estos son casi peores que los anteriores. Estos acumulan no sé cuantas condecoraciones en sus vitrinas y no saben ni decirse porque ya no es su voz la que suena sino que la han adaptado a unos oídos; los oídos más innecesarios para la poesía que son los del propio poeta; ese que no eres tú.

Creo en cambio en los poetas que escriben y nada más; que escriben además para Gema la peluquera y para Manolo el de los tomates; que se dejan entender; esos que los poetas muy curtidos llaman poetas menores o de pacotilla. La poesía debe ser entendida por todos sin rozar el patetismo, esa es la poesía que yo entiendo y defiendo; y otra cosa, no tiene género la poesía, no me habléis ahora de poesía tal y poesía cual. La poesía es, en cada cosa, ella misma. No, es que yo escribo poesía experimental, poesía de la experiencia, poesía política, poesía genital... vale, pero esa es la temática de la poesía. Dejémosla ser, sea ella misma sin más. Por eso, crearé una sección de CRÍTICA POÉTICA para hablar de lo que me parece sinceramente lo que leo y en lo que he invertido mi tiempo y mi dinero.

Por otra parte, escribiré también otra sección que he querido llamar LA POESÍA EN MÍ y que vendrá a contar cómo he ido viviendo la poesía desde los comienzos, sirviendo así de pequeño diario y confesión; invitando a todo el mundo a pasear por ella.

Y, por supuesto, no hay garantía ni de que empiece con ninguna de las dos pero es algo que me he propuesto. Espero que lo disfrutéis. O no.

lunes, 16 de diciembre de 2013

Musa


Reúne Isel
la perfecta morfología
de la musa
en su hilvanado saco
de sorpresas.

Me dice:
nada más quiero para
reyes
y entiendo yo:
reyes quiero para
entonces;
me dice:
dormir a tu lado
es la mejor experiencia
y entiendo:
un día dormiremos
bajo intermitencias
infinitas y, en los bordes
de la noche,
cantaremos a ritmo de pájaro
y volaremos en forma de pez;
seremos pecado
sin duda.

Todas las mañanas asume la miseria
desde la risa; me dice:
a primera hora ducharé a un gallego
e imagino yo su pelo
haciéndole balsa al petróleo;
luego levantaré de la cama
a una mujer con nidos en la cabeza
y entiendo una bandada de pájaros
escribiendo su nombre
en el capuz
del cielo;
después charlaré con un matrimonio
que siempre se queja
de tanto olvido,
y, claro, la imagino sentada,
la espalda recta, asintiendo
a todas las batallas
mientras cuenta
los kilómetros hasta Honduras,
percibe
su deseo de jungla exacerbada,
anota
alguna anécdota para después
contarme
y surgen así
azarosamente
mis poemas.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Lo que le dice un médico a los políticos

Un médico de Alicante llama a Intereconomía y pone patas arriba la actuación del Gobierno en materia de Sanidad:

"Soy médico de familia y tengo que atender a una zona de la población obrera con gran componente de inmigración, donde se está sufriendo la crisis de una manera importante, donde la gente se está dando cuenta de que con sus pensiones están viviendo varios miembros de la familia acogidos porque han perdido todo lo que tienen. Porque esta situación tan insostenible genera tristeza, desánimo, la gente está empezando a abandonar los medicamentos que toman porque los diez euros que tienen en el bolsillo son para comer mañana y no para comprarse un medicamento sobre una patología que no duele, como es la hipertensión, como es la diabetes e incluso como es el colesterol.

La situación es dramática. Le diría a los políticos que no basta con la voluntariedad y un micrófono, hay que tener un nivel de preparación. Lo mismo que yo para ser médico necesito cualificarme casi siempre de forma constante, ustedes únicamente tienen la voluntad. Y si con la voluntad fuera suficiente, les puedo poner un ejemplo: por qué no cogen los políticos un avión, colocan al comandante en la torre de control, y si es tan fácil llevar un avión, súbanse todos ustedes, lo mismo nos hacen un favor, a lo mejor. Verán ustedes que no es fácil llevar un avión como no es fácil dirigir un país, se requiere preparación, no solamente voluntariedad.

Perdonen la voz, porque me emociono porque veo sufrir a la gente día a día. Y ante toda esta situación en la que estamos viendo, la verdad, es que comentamos, comentamos y cada vez el empobrecimiento es progresivo, nos están apretando las tuercas poco a poco y estamos llegando a una situación en la que realmente no vemos salida alguna. Y estamos sufriendo una pérdida de calidad, no estamos ajustando nada, estamos perdiendo calidad en todos los aspectos.

Les pediría una voluntariedad de rehacer las cosas. Y probablemente el premio que tendríamos que hacer todos los ciudadanos es urnas vacías, completamente vacías, porque es la única manera pacífica que tenemos de hacer que esto cambie.

Ustedes se tienen que marchar todos porque no tienen representatividad moral ninguna, legitimidad sí por los votos, pero la moral la han perdido ustedes hace mucho tiempo jugando con los ricos, jugando con los poderes fácticos, y aquí estamos todos cada día empeorando.

Podría decir más cosas, quizás dos dichos que la gente puede entender: 'que la fiesta de Blas la pagamos los demás' y 'que esta jodienda no tiene enmienda'.

Y una cosa a los eurodiputados, que puedan viajar en turista, que no pasa nada, que, si cruzan las piernas, no creo que se les necrose el pene por ir con las piernas cruzadas tres horas a Bruselas. Probablemente algún abuelito mío se podría tomar el jarabe de la tos, al cual ahora tiene que renunciar porque los políticos se han acordado más de los de a pie que de otros para recortar."

¿Conoces a Malcolm de Chazal?


Cuando leo, subrayo. Si subrayo mucho es que me encanta, si subrayo poco es que hay poco que me llame la atención; hablaré de otros autores a los que tengo bien señalados pero hay uno que destaca y es Malcolm de Chazal.

Hace unas semanas tuve el privilegio de asistir a la presentación de su primer libro en castellano: Historia del Dodo, una recopilación de lindezas del autor; pero quién es este hombre, os preguntaréis muchos; permitidme que os cuente.

Tirando de Wikipedia, sabemos que Malcolm de Chazal fue un escritor de isla Mauricio (Vacoas, 12 de septiembre de 1902-Curepipe, 1 de octubre de 1981); autor muy prolífico. Uno de sus ancestros, François de Chazal de la Genesté, fue rosacruz en el siglo XVIII y tenía una visión mística de la vida influenciada por su formación recibida en la Iglesia de la Nueva Jerusalén. Con dieciséis años acompañó a su hermano a Baton-Rouge donde se formó como ingeniero agrónomo industrial azucarero y, después de trabajar unos meses en Cuba, regresó a su isla natal en 1925, donde trabaja varios años en la industria azucarera y más tarde en la textil, aunque dejó este trabajo y se dedicó a ser funcionario de telecomunicaciones desde 1937 hasta su jubilación en 1957.

Y poco más. Lamentablemente en España es muy desconocido, yo lo descubrí en una Antología de Poesía Surrealista de Aldo Pellegrini y compartí hace años (aquí) unos poemas suyos en mi blog. Desde entonces lo he ido leyendo en francés, diccionario en mano, maravillándome ante su capacidad poética. Pero ahora que la editorial Madrileña de Juegos, Creativos y Literarios nos lo ha traído al castellano traducido por José Manuel de Rivas he podido disfrutar del autor entendiéndolo en su totalidad.

Malcolm de Chazal es un genio; esto lo digo pocas veces porque la palabra se me hace muy grande y no la suelto como si nada; ahora lo digo con conocimiento. No ve las cosas como los demás, la naturaleza entera está viva ante sus ojos y le ve la belleza real, la que se mira con poética lupa y se puede personificar cuando se otorga al ser su vivencia. Con Malcolm los objetos resucitan e interactúan con el mundo. En Sentido Plástico (se me hace rarísimo decirlo en castellano) reúne gran cantidad de aforismos muy inspirados, auténticas joyas que recuerdan a las greguerías de Gómez de la Serna; comparto algunos:

Las nubes bajas le sirven de pisapapel al viento.

La mirada indiferente es un perpetuo adiós.

Los esnobs tosen con la nariz.

La voluptuosidad es un parto recíproco entre dos tumbas carnales en el desértico cementerio del espíritu.

El sufrimiento sólo engrandece a los grandes.

El agua obedece ciegamente al lecho y a las orillas del arroyo. Si viene una crecida, el impulso adquirido será tal, que el agua desobedecerá a sus primeros amos y forzará el terreno para hacerse otro lecho y otras orillas. El agua es la mesa borreguil de los hombres: el pueblo. Las orillas son las élites, y el lecho del arroyo es el Estado. Las revoluciones cambian la estructura de los estados y la de las élites -períodos durante los cuales el pueblo cree haberse liberado de todas sus cadenas. Pero cuando baja el torrente revolucionario la masa pronto se dará cuenta de que mientras las élites cambian y la vida progresa, el pueblo, por su parte, sigue siendo el eterno sometido, y no hace sino cambiar de silla y de arreos.

Para convertirse en el invitado de honor en un salón, basta con poner cara de dueño de la casa.

Las mujeres usan la sonrisa como arma cortante, la risa como arma de fuego y la risa y la sonrisa juntas como tenazas para descuartizar.

El viento es el mejor inspirador coreográfico y el más perfecto maestro de danza -superado sólo por el agua, por su movimiento de caderas.

Las estrellas son los buzones del Infinito.

El arcoíris comienza una frase infinita de tonos.

Y pondría muchos más pero tendría que escribir el libro entero; y eso que mi preferido es Sentido Mágico porque viene a ser la misma maravilla pero en verso por si no fuera suficiente la genialidad. Se trata de poemas muy cortos que rozan el haiku pero que dejan poso largo tiempo, por eso hay que leerlos una y otra vez para estrujarlos y sacarles así toda la mandarina:

El primer sacacorchos
es el relámpago.

El espacio
en el espacio
es el infierno.

El pensamiento
-dijo el agua-
ya no es mío,
el aire me lo quitó”.
Cesó la brisa
y el agua supo
que el aire
la pensaba.

El círculo
es la coartada
del centro
y el centro
es el pretexto
del círculo.

El auto
nunca
alcanzará
la velocidad
del camino.

El movimiento
del agua
es una
sed eterna.

Y así podría seguir antes de que Óscar Cuadrado, el editor, me pegue. En el caso de Sense-Magique compartiría directamente todos los poemas pues son verdaderas joyas todos y cada uno; en ellos nuevamente Malcolm escribe con alienígenas ojos como si pudiera conversar tranquilamente una maravillosa tarde con una flor o entendiera, como cosa de milagro, el lenguaje del viento. También escribió una especie de guía de viajes mauriciana, muy mística y algo surrealista, en la que se entiende el amor del escritor por su tierra y la visión mágica que tiene de ella, explicando su mítico surgimiento, tildándola de maná poético perpetuo. También le escribió una carta a Sartre para hacerle saber la gran diferencia entre ambos:

como un niño usted quiere atrapar al relámpago con la mano y la luz con sus dedos y puesto que manos y dedos no atrapan más que el vacío, usted se dice que eso es el vacío, y relega las cosas vivientes al rango de alucinaciones.

...Usted es centrífugo de pensamiento, y yo soy centrípeto.

Asimismo escribió a Gide para explicarle los mecanismos de su escritura y hacerse un merecido autobombo descomunal mostrando el ego del escritor:

Sense-Plastique es el más prodigioso libro de humanización que existe -en él la Naturaleza está tan humanizada que a menudo se halla como abolida. Si la naturaleza no estuviera en un “nivel de lo humano” -por alejado que ese plano pueda estar del nuestro-, no solo no podríamos comprenderla, no podríamos verla siquiera.

Espero haber dado merecida muestra de este escritor al que no conoces ahora pero que conocerás a partir de este momento pues va a ir traduciéndose al castellano próximamente; por ahora recomiendo desde ya HISTORIA DEL DODO, donde se nos dice que Malcolm de Chazal entusiasmó a Bretón, Bataille, Dubuffet y muchos otros intelectuales de la época; que es probablemente el escritor francés más original e interesante de los últimos cien años; que recuerda al mismo tiempo las greguerías de Ramón Gómez de la Serna y la vehemencia visionaria de Blake; que hablaba de los calcetines de la luz, del estornudo azul y de la amplitud del escote de las flores; que discutía el significado del infierno con demonios surgidos de la piedra; que hizo de su isla y de sí mismo un continente mítico; que escribió una carta abierta a Gide para “convertirlo” y otra a Sartre para desafiarlo...

Y ahora qué. ¿Conoces a Malcolm de Chazal?

miércoles, 11 de diciembre de 2013

La vida es un misto

¡Despertad,
no es bueno para los revolucionarios
dejar la sangre
dormida demasiado tiempo
hasta
conformarse!
 
El día es un misto.
 
Las cabezas de fósforo apenas
han frotado toda su venganza
y no tienen todavía chinchetas
las camas
ni se ha puesto vuestra ira
al servicio de la voz.

Es la vida un llumí.

No hay más función para vosotros,
no tenéis teatro
y los guionistas siempre quieren
que muráis
tras varios episodios
de epidemias.
 
Una cerilla eres tú:

¡Despierta,
ahora tiene precio nuestro grito,
hagámoslo de cifras colosales,
llegue nuestra queja hasta Himalia,
saquemos las sandalias
de su letargo!

El día es un misto,
ya está saliendo
la cabeza
de su caja
y no quiere arder,
no se deja,
el guión.

sábado, 7 de diciembre de 2013

Poema 46664

Hoy ha muerto un hombre
que hizo algo,
un hombre que soñó una nube
con forma de hombre
y no tenía la nube color
ni raza
el viento.

Hoy ha muerto un hombre
encerrado:
cuando salga de aquí
me vengaré tanto
que sólo podré
uniros.

Hoy ha muerto un hombre
que llovía hombres
y eran sus hombres
el agua.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Mi primer poemario: SOMOS ATENTADO


Próximamente

PEDRO MORILLAS
presenta...

Su primer poemario:

SOMOS ATENTADO
(Lastura Ediciones)

con prólogo de

AGUSTINA BARBARESI

y

portada de

ÁLVARO J. SERRANO


En Somos atentado Pedro Morillas juega con lo tangible, la elipsis y un pellizco de surrealismo, nos regala su currículum: sus recuerdos de la infancia, su celebración de lo cotidiano, sus pérdidas y un trago largo de aceite de oliva con gusto a hogar. Y sobre todo nos muestra la belleza que también se esconde en las tragedias y nos recuerda que el amor es una gran luz y un poderoso agente de cambio personal y social. Estas páginas son una llama, una mecha y una advertencia: “ojo con nosotros, cualquier día podemos estallar”.

Agustina Barbaresi



Eo qué guapo.

Amigos de Jaén



Quillo, qué pasada.
Amigos de Granada.



.................................................................................
Madre de Pedro Morillas

(Llorando por si acaso)



Sí, pero mira a quién se lo ha dedicado, mira a quién se lo ha dedicado...

Isel



Muy pronto

ESTALLARÁ

en las mejores

librerías.

¡NADIE

ESTÁ

A

SALVO!

Visualizo la portada de Poekas


Visualizo la portada del primer poemario de Poekas. Hace años visualicé el logo y en la portada lo único que hago es enchufarlo a la luz.

Me dice Elena Moratalla: hemos votado poner el logo original con un fondo en un tono claro y manos a la obra. Elena me lo dice porque no me lo puede decir el grupo ya que yo pertenezco al grupo a través del aire, gracias sobretodo al hecho de ser autónomo; me explico: gracias a vivir en una jaula esclavizado, trabajando y ahorrando mucho mucho para dárselo todo al gobierno para sus cositas lo que me permite dedicarme a lo que me gusta siendo tremendamente idiota a la vez y no por ello me magullo.

Elena me da la idea general, me manda una portada que ha hecho ella y, al principio, lo único que hago es mejorarla en calidad sin salirme de sus pautas. Luego empiezo a distorsionar la imagen, pero todavía no pienso en Poekas sino en la portada. Sigo creando portadas sin pensar aún en el grupo así que lo único que hago es diseñar portadas que no agrupan a nadie; poco a poco la cosa se va acercando a mi idea de portada cuando al pensar en Poekas me viene a la cabeza la idea del autómata de Vaucanson, ingeniero francés del siglo XVIII que creaba a base de engranajes y mecánica muy básica auténticas joyas de la ingeniería; a partir de entonces, cuando visualicé a cada uno de los queridos poetas de Poekas interactuando como lo hacen poéticamente los engranajes del inventor, comencé a pensar de un modo global hacia la portada y empecé a hablarle en plural en lugar de mantenerla singularizada. Y me dije: puesto que el púrpura es el color más poético que existe por su parecido con la sangre de la aceituna, búscalo en tus entrañas; y empezó a salir del libro de la k de Poekas aceite todavía sin triturar; y me dije: qué mal qué mal qué mal, se te ve el lápiz por todas partes y se te dispersa la luz y no puede salir la luz de un libro de perfil sino del hexagonal candil que sostiene esa P; así que a partir de entonces busqué el modo de sacarle la luz real al candil, siempre y cuando ésta fuera reflejada en el bolígrafo para que la luz se hiciera tinta sólo por la punta; y así, hecha la luz, reflejado en sí mismo el logo de Poekas como el abrazo de dos luciérnagas una amarilla y otra azul, colores contrapuestos por la diversidad pero unidos en el compromiso, así surgió una portada que pudiera contentarme. La terminé un sábado a las tantas de la madrugada con Isel aburrida de darme la razón en las anteriores 27 portadas y sin haberme contentado todavía. Sí, fue la portada 28, no las pego todas porque entre algunas las diferencias son mínimas pero me gustaría mostrar una evolución sobre el proceso.

Luego vuelvo a leerme el libro pero el libro no es Poekas, el libro es sólo parte de la poesía de Poekas pero no el grupo en sí como ente poético. Vuelvo a pensar en Voucanson, en su Pato con aparato digestivo, que tenía más de 400 partes móviles y podía mover las alas, beber agua, digerir grano y expulsarlo después. Más o menos eso es el grupo vallekano: piezas de un alarido poético que, juntas, han metido a la poesía en los institutos, la han gritado en la calle, la han dosificado a través de la radio y hasta se la han recitado a la cara a los asteroides. Y son generosos con su tiempo y se acuerdan de los poetas gigantes y los homenajean en la universidad y dicen basta ya de esta barbarie y dicen algo pequeñito los martes últimos de cada mes, lo dicen juntos, unidos por correas, lo dicen sus resortes y sus manivelas, lo dicen conformando ese autómata magnífico que son y que dice muchas cosas sin recambio.

Así que lo dicho o sin decir: próximamente se vende pieza por pieza y, sin fascículos, un autómata de Vaucanson: Poekas, de Vallecas al verso (Canalla Ediciones), con portada de un servidor, prólogo de Teodoro Rubio y la voz de veinte engranajes.


viernes, 16 de agosto de 2013

Quiero decir


Quiero decir que tengo los talones en la muerte,

quiero decir que creceré tan abajo

que nadie me verá florecer;

quiero decir que tengo pétalos

para el magma.



Quiero decir que han puesto una cuesta

en la línea azul de los cormoranes,

quiero decir que seré tan rápido

que todos me verán llegar a ninguna parte

y que volaré a expensas del naufragio.



Tantas cosas quiero decir

que diré tan pocas

que no cabrán

en el témpano

del volcán

y arderán

mil flores

por ello.



Quiero decir que hay una sordera para mí

en los altavoces,

que no entiendo el aullido de las flautas,

que no pertenezco a tus aulas;

que yo aprendí en los callados olivos

que nada dicen salvo tú.



Quiero decir que el hombre se ha equivocado

tanto tanto

que hay hombres que todavía creen

en mí.



Y quiero decirle al mundo: subnormal,

y quiero decirle a la patria: vete,

y quiero decirme a mí mismo

que no quiero decirme

absolutmente nada

salvo algo.



Y quiero casarme con Isel tantas veces

de nuevo que, contadas,

caben exactamente en la brizna

más exagerada del universo;

y aún así, quiero decirle a Isel

tantas veces te quiero

que arderán mis costumbres

en su ojo equivocado.



De verdad que quiero decir

algo trascendente,

remarcar:

he visto gangrena en las ilusas

garras de los menajes;

he visto panteras en los ojos

de las muchachas,

he visto la vulva estallar

en las legañas de la noche

y me he bañado, por tanto,

en la acera donde pedían

querer.



Es por eso que quiero decir y digo

que me importa una mierda

la trascendencia,

que no escribo para tu gusto,

que no me lamento de tus lamentaciones,

que amaré tantísimo que me darán igual

tus bodrios;

pero, eso sí, amaré tanto a mis hermanos

que saldré con ellos

a las luciérnagas

hasta adjudicarnos

su luz.



Por eso quiero decir y digo

que quiero decir basta,

y quiero decir que lucharé tanto

que me quedaré tan quieto

que nadie podrá alcanzarme

con su batuta

y que soy tan del agua

y tan del viento

que nadie podrá contar

mis oxígenos.



Por eso quiero decir: decir

por eso quiero decir: volver,

pero volver a ningún sitio

y permanecer en mi cielo

donde no importunan

los cimientos y yo soy

tanto tanto

que nada

en absoluto

quiero

decir.

jueves, 8 de agosto de 2013

Lorenzo


Cualquier otra parte

Como hoy es día ocho del ocho y como todavía no tengo que entregarme de lleno a las conspiraciones matemáticas de Laplace y Fourier (técnicas bien elaboradas de complicarnos y facilitarnos la vida, todo en uno), puedo descubrir grupos nuevos y disfrutar de su música. Uno de ellos estupendo son estos DORIAN, con la canción Cualquier otra parte, que me han hecho viajar a eso, a lo que dicen, a cualquier otra parte en la que estoy mejor, muchísimo mejor que aquí. Y, sin querer, he cogido un lápiz y he dibujado a Lorenzo cogido de las manos que lo lanzan al universo para estar más lejos todavía de mí.

Y he escrito algunas cosas en algunos papeles, y me he apaciguado el berrinche y he cortado el chopped con un violín y he mirado a Isel desde dentro con lentes interiores que proyectaban su imágen sobre un ruedo donde danzaban dos pianos y tres gatos siameses, tan pegados los tres que parecían una flauta. Y luego veremos una película tan extraña y maravillosa que se parecerá al segundo más aburrido de nuestra vida juntos.

¡Alegría, han puesto una cuesta donde todo era plano... alegría!