sábado, 31 de octubre de 2009

Carnema I








Hay poemas que son de la piel. Este verano corrompí a un grupo de niños para que se tatuaran unos instantes unas palabras de La casa sola de Alberto Batania. Mi mala memoria no los escribió tal y como aparecen en el poema, pero la cosa ya estaba hecha. A esta unión de carne y poema los he llamado carnemas. Aún me dan miedo las paredes pero un día... un día.


Bicéfalo

Nací bicéfalo.


Cuatro
kilos
y medio
de dolor.


La angustia de mi madre
atravesaba mi cordón.
Nací poeta a la fuerza.


Como dos gotas de sangre
me parecía a mi hermano muerto
dos meses antes de que yo arribara,
como dos gotas de agua
fueron nuestros nombres.


Nací dos veces.


Mi infancia incordiaba al limonero.
Mi infancia era de flores de cementerio
que yo colocaba sobre mi tumba
rezando el padrenuestro
por mi alma.


Soy siamés de mí,
compartimos los tendones
yo y mi reencarnado;
mi ingeniero y mi poeta
se
contra
dicen.


Lo primero que escuché al nacer
fueron las raíces negras de mi madre,
mi bebé se limitó a sonreír, cuentan,
juro que mi otro me obligó.


De mi hermano heredé el tumor;
él lo soportó tres años
y me pasó el relevo.


Como nací por dos
ahora veo doble
y sufro doble
y doblo las esquinas
al reír.


Sabed ahora el tormento
de las encrucijadas,
yo el aposentado en los caminos,
yo el de doble decisión.


Nací sustituto.

jueves, 29 de octubre de 2009

Crochet


Tan sencillo como que Dios
te hizo crochet
en los ojos.


Cómo explicar, si no,
las colas, los puentes
abarrotados de nobleza
que esperan adularte
el torreón.


Tan fácil como que tus ojos
son molinos
que abatanan la consciencia.


Hereje que eres del medievo,
qué clase de hechizo osas
adjudicarme,
yo, que truco las armonías
por si desespero.


Trivial como que los demonios
aprendieron punto de cruz
para hilvanarte.


Qué sentido, pues, las manías
que me aferran a tu figura,
los corchos que te hacen portal
y qué santidad me envuelve
a mí, el poco Sebastián,
qué flechas me suturan.


El trébol de mis suertes,
el hambre de mis huestes,
qué nuez y qué palanca
acurrucan mis desgastes.


Conciso como que la sangre
es el alimento que requieres
y desechas.


Dame tu beso, diablo,
toca el piano, huésped,
parásito del corazón;
te alquilo gratis las verbenas,
elastizo para ti las venas,
sé mi malvado redentor.


Sencillo como que el veneno
adecua con precisión
las desgracias.


Y con qué alegría se suicidan
los cartapacios.


Admito mi derrota.


Quiéreme al tiento.


Me basta el aliento
del licor.

Exposición Houston, tenemos un poema, en Centro Cultural Paco Rabal

miércoles, 28 de octubre de 2009

Tertulia de Poekas de Octubre

El poder de convocatoria del grupo Poekas crece y eso que ayer se notaron muchas ausencias. La primera, la de nuestra coordinadora Elena Moratalla cuyo papel fue representado por Martín Lozano quien no leyó un poema propio durante el encuentro pero sí recitó de memoria El niño yuntero de Miguel Hernández, como aperitivo ante el gran homenaje que se irá preparando en torno a su figura para el año próximo. Nos avisó de que no nos preocupáramos si se emocionaba en su lectura, la verdad es que pasó el trago con valentía y los emocionados fuimos nosotros. Se nota cuando un poema se recita de memoria, la palabra cobra fuerza porque está bien montada y no hay escapatoria para el tono que está grabado de antemano. Así lo demostró también el gran Batania quien triunfó compartiendo el grandísimo poema dedicado a su musa Iratxe. El muy Neorrabioso lo tenía perforado en la mente y lo iba dejando caer poco a poco mientras recorría uno a uno los rostros que disfrutábamos de cada verso. Me fijé en la manera con que cada uno lo recibía. Despertó muchas sonrisas en los participantes y su celebración de los defectos fue bien recibida con un fuerte aplauso. Su presencia hizo que la tertulia fuera mucho más interactiva ya que es un tipo muy sincero que sabe cómo decir las cosas. Tuvo el detalle de regalarme el cuaderno que ronda por ahí con sus versos y algunas de sus pintadas. Me encantó el regalo; éste y su camiseta. Joder, este tío es un crack. Eso es lo que pensaba mientras recitaba, porque al Neorrabioso se le lee y uno alucina pero es que se le oye recitar lo suyo propio y ya es para decir apaga y vámonos. Se lo toma en serio de verdad y su silueta parece recorrida por un aura de inspiración que muchos quisiéramos. Es un lujo tenerlo cerca, siempre se aprende y a eso es a lo que vamos la mayoría; y es que el tío abarca tanto y a tantos que luego pues no me extraña que multitud de miraquelindos salgan a manifestarse contra él aunque sean más los que gritarían apoyándole. Lo sé a pesar de que provocara el enfado irónico de Martín Lozano por no avisarle del partido entre poetas o de que tachara de mariconada un verso de un gran poema que compartió Verónica Gil. Vi la complicidad que comparten ambos y yo, que los admiro a los dos, y a muchos otros del grupo, me sentí bien arropado lo que duró el encuentro.

Por cortesía empezaron leyendo tres visitantes que acudían por primera vez a Vallekas a compartir esta pasión por las letras. Un hombre llevó a su hacha y a su voz consigo: una mujer que leía por él y le corregía los versos ante un problema que tiene en la visión. Luego ella leyó un poema muy bueno pero claro, tampoco voy ahora a decir punto por punto todo lo que pasó. La cosa es que fue un detalle que se molestaran en acudir y se les trató bien, se les dio opinión pues así requirieron y mostraron que la poesía existe sin ojos y que los versos retumban igual aunque sea otra voz la que los incorpore en sus cuerdas. Continuó una tal Rosa que tenía publicado un poemario, vino con su madre; era una mujer seria y poco participativa que leía con desidia sus poemas, quizá por timidez, con mucha prisa y la verdad es que no me gustaron mucho porque dejé de oírlos cuando no encontré el ritmo por ninguna parte, se trataban más bien de apuntes de anécdotas y sólo disfruté cuando percibí la emoción en los ojos de la madre sentada en silencio cerca de ella. Siguió Batania cuyo protagonismo en esta crónica creo que ya ha sido tildado lo suficiente así que pasaré el turno a Cristina Santa Ana quien volvió a contarnos sus entrañables anécdotas con nombre de color. Martín dio paso a Sebastián Galán que recitó un poema sin título sobre la negación del poeta a morir. Alberto Yago sorprendió con una poesía perfectamente hilvanada, tan elíptica que estuve a punto de quitarme mi camiseta allí mismo para dársela. Yo, que lo conozco de unos meses, noté un gran salto en su verso y así se lo hicieron saber. Un hombre cuyo nombre desconozco leyó un poema dedicado a la minusvalía y dejó bien claro con ello que es triste e inevitable adolecer de una minusvalía física pero que es aún peor la tetraplegia que afecta al corazón. A continuación Rigo y su chica, ambos coordinadores de la casa de inmigrantes de Vallekas, ecuatoriana ella, cubano él, mostraron su procedencia en la pronunciación; mi mala memoria me impide recordar completo un verso sobre cuervos que me impactó de la joven y disfruté mucho de la lucha que exhalaba el poema sobre el maíz que Rigo compartió y que formará parte de Palabras Trashumantes, un acto que pronto se celebrará y que parte de la idea de una poesía comprometida y que se aleja de los cañones para disparar a las conciencias. Le tocó a Verónica Gil y agradecí tenerla cerca, la pequeña voz de la benjamina del grupo se aleja del trueno aunque crujan sus efectos; leyó un poema que ha preparado como presentación para unos amigos suyos que tienen un grupo de música. Fue estupendo, incluso el verso mariconada que el Neorrabioso tuvo el detalle de desprestigiar, pero lo hizo medio de coña. Como no pudieron escucharla bien la hicieron levantarse y leerlo de nuevo; así que el impacto fue doble. Me gustó. Miguel Pastrana, que llegó tarde, siguió en la línea de su Lisboa y compartió un poema que le inspiró una ciudad amurallada según nos dijo. Me gustó la arquitectura antigua de sus palabras, el modo en que sus pies y manos acompañan el ritmo que me invita a viajar al medievo donde todo es roca y las siluetas de los palacios tienen andares de mujer. Luego llegó mi turno y supongo que gustó mi Poesía Métrica y mi Manifiesto, así me lo hicieron saber los dos Albertos.

Luego llegó la larga marcha, la intención o no de la cerveza; siempre me cuesta la despedida pero qué más da si el encuentro ha sido tan grande. Martín me agarró a la salida y me dijo que soy el padre del blog de Poetas en el Aire, pues les di la idea para que publicaran las entrevistas. Luego Sebastián Galán me preguntó sobre el modo de poner la reproducción también además de la posibilidad de descarga, y hemos quedado un día de estos para guiarlo en el difícil camino de la informática. Con Verónica y Batania quedamos en visitar mi exposición que en unos días colgaré en el mismo Centro Paco Rabal; después del tiempo que le estoy dedicando a la preparación de la misma espero que les guste.

El Xantia que me intentaron robar hacía justo una semana llegó sin problemas a Las Musas. Entré a casa y mi compañero me preguntó que qué tal. Le dije que creo que he ganado dos días de vida y se lo dije yo, que tanta mezcla de destrozo y terapia me corroe este entusiasmo.

Me encantan los últimos martes de mes.

lunes, 26 de octubre de 2009

jueves, 22 de octubre de 2009

Manifiesto

Deberíamos salir
a acariciarnos
las anestesias.

Beber
hasta olvidar los gritos
o hasta que la espuma
parezca tricolor.

Deberíamos decir:

Si fuera por mí
abarcaría con mis yugos
todos los temblores.

Si fuera por mí
anudaría hasta el dolor
tres mil lazadas.

Si por mí fuera
posaría en los estómagos
sus faltas de cimientos.
Y estornudaría
hasta quedarme
sin sangre.

Pero qué a gusto se está
en este salvavidas
y qué alegrías me
convoca el colchón.

Yo aplaudo las fiestas
vacías de movimientos,
las pinzas, los tendederos
que exploran las calles
defendiendo los derechos
del gamusino,
las sábanas blancas
agotadas de lavadoras
que proclaman
sus siluetas.

Los conciertos por la cal
me hacen zapping
y mi poesía no es una ONG.

Yo caigo en los otoños
y procuro no hacer nada
a la sombra del jersey.

Ya veis
lo bien que va todo.

Somos la eclosión espectadora del sionismo,
los capitalistas a fuerza de gripazos;
no son las dioptrías de los ancianos
las que no nos reconocen.

Nosotros somos el problema.

Hoy
me manifiesto
contra mí.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Poesía surrealista en More than Words


Todos los jueves a las 22.30 emito mi programa Houston, tenemos un poema, sobre poesía en la sala More Than Words en Cultura de http://www.ozu.es/.


Hoy, 22 de noviembre la cosa irá sobre poesía surrealista. Habrá buena música y grandes poemas. Os espero allí.

Erizo

No estoy hoy para chapuzas.
El aroma es un altar donde subyacen los ferrocarriles
y en cada puerta que abro
crepitan las cigarras.

Muchas veces la clarividencia me conmueve
y no tengo nada para el tarot.
Si regurgito los establos
lloverá con más pereza.

Rezo al muro de las ocasiones
dándole porrazos al legón
y me vienen a buscar
las sinalefas.

Un hombre que ladra
es un hombre
y un perro que grita
es un coral.

Sí.

Lo sé desde que te he visto
en el sexo
el sacapuntas.

Lo sé desde que te he visto
en el flexo
los leotardos.

Grítale al perro tu nombre
y te dirá perro,
grítale tus dientes a un hombre
y se hará mayor.

A mí mastícame,
soy perro y dardo,
soy cerro y daño.
Soy aluvión.

Abrázame.

Erizo.

lunes, 19 de octubre de 2009

Poesía métrica


Corro entre cebras
mientras los semáforos
eyaculan.


Luego me instalo
en paralelepípedos
que atragantan
las colmenas.


Curioso,
el transporte tiene nombre
de unidad de longitud
y semillas en barrigas
auscultan
sus preferencias.


Orquestas improvisadas
se deslizan
entre gradas
de silencio.


Próxima parada:
Las Musas.


Atención,
corazón en curva;
al salir tenga cuidado
de no introducir
la piel
entre hoces
y sien.


Y al fin una mandíbula
mecánica
nos avisa del paladar.


En la boca
hay un beso.

Proceso de creación de Guerra de Identidad II

En el carnaval de Venecia todas las máscaras deberían tener la forma de Croacia; aún más, todos los gondoleros deberían remar con el peso de Croacia, y así se ha hecho.

Y como de la boca nos salen puentes, palabras, que (re)construyen nuestra poesía, he aquí.

Y si la tele tiene que decir Eurípides, que lo diga.

Y si cada paso que doy puede activar la guerra colgaré los fusiles de las paredes sin empuñarlos.

Yo sólo me he puesto la máscara con su armadura y me he puesto a dibujar.















viernes, 16 de octubre de 2009

Cuatro grandes poetas para un gran recital


Supongo que a las 20 de cualquier viernes en Madrid hay muchos sitios en los que se comparte poesía joven. Suele ocurrirme que cuando asisto a alguno de ellos pienso que he acudido al mejor pero el de hoy lo ha sido sin duda. Cuatro poetas jóvenes, tres elípticos y un obvio compartiendo las mejores de sus palabras. De todos los versos que leyeron, los mejores fueron sin duda los que al final de cada turno leían sobre el compañero que aparecería después.

Empezó Alberto Batania presentando a cada uno, se notaba que los conocía bien pues tuvo frases muy acertadas que se confirmaron cuando de la boca les salieron los latidos. Me sorprendieron todos, pero sobretodo el poeta-ingeniero Andrés González Andino cuyo poema de título inmensamente elíptico me cautivó. Se le ve que la mente le ha navegado por los circuitos y que sabe muy bien plasmar el trasluz de dos mundos supuestamente opuestos, cosa que demostró con su tono sosegado, su impecable voz y el compañerismo y el apoyo ante los demás compañeros.

Hasier Larretxea empezó recitando en cada uno de sus dos turnos en euskera y aunque no entendí ni jota me gustó el modo en que sonaban las palabras y agradecí sobremanera que después leyera la traducción de los mismos. Uno de sus poemas que Bárbara Butragueño llamó cariñosamente Tecnotrónico era hilarante al tiempo que real y muy moderno. A pesar de la cargada adjetivación de algunas de sus estructuras este chico navarro me pareció muy buen poeta.

Giovanni Collazos, a quien se le veía muy nervioso, demostró que a pesar de ello la voz no le iba a temblar. Disfruté mucho de un poema que leyó y del cual dijo que Batania le había hecho una crítica constructiva; dejándome no afectar por el criterio del neorrabioso, la verdad es que era muy buen poema. También nos conmovió con una creación que había acumulado en Lima cuidando de su madre enferma y que un año más tarde transcribió para contemplarlo en la distancia. Se notaba que le había costado asimilarlo y fue el único momento en que la voz se le fue, como a todos.

Y qué decir de la gran Chincheta. Literalmente se comió el diminuto escenario de Los Diablos Azules. No paraba de tocarse el pelo, las manos, los brazos, los nervios... hasta que se tranquilizaba con un gesto de lucha y se lanzaba a la pelea. Compartió algunos de sus poemas más desconocidos y ella misma se sorprendió del montón de elipses que estaban por venir. Y es que todo el recital giró en torno al partido entre poetas del pasado sábado y todavía muchos mostraban ganas de revancha.

Otra noche para el recuerdo sobre la que escribo para dejar constancia. Hubo mucha poesía y muy buena, pero lo mejor de todo era el compañerismo que se respiraba, los abrazos que se daban los participantes cuando al terminar recibían al siguiente y la sopresa final: el famoso poema del andamio del presentador del evento Alberto Batania al que se nota que todos estamos deseosos de contemplar en próximos recitales.

Dormiré esta noche satisfecho de que grandes poemas con voces de grandes poetas me hayan sonado. Espero que se repita.

Camuflaje

Ningún arma
como el silencio.

Como el francotirador
sobre la torre
construida
en mitad
del desembarco.

Sin nada a lo que disparar
salvo a las crestas.

Así me hallo,
apuntando a los delfines.
Cada cosa que se mueve
podría ser tu camuflaje.

Ahora que el mar no ruge
y es sólo papel de aluminio
liaré en él mis sobras
hasta caducarme.

O aún peor, quizá nunca
emitas tus balidos de sirena;
menos mal que conservo
el cráneo por si me estorbo.

Si todo converge en esta nada,
por qué son siete los puntos
cardinales
y qué diablos hace este compás
dibujando rectas infinitas.

Salgo en tu busca.

Ningún mapa
como el vacío.

Hoy, Recital Conjunto en Los Diablos Azules

miércoles, 14 de octubre de 2009

Un cuarto de siglo para Fer

Hoy 15 de Octubre, mi compañero de piso y mejor amigo Fernando cumple la friolera de un cuarto de siglo; y no me quejo porque yo soy unos meses mayor.

En esta cara pícara véis cómo se le acumula en el rostro el trasiego de la experiencia. Junto a él mi regalo de este año y es que tengo gran interés en llenarle las paredes de dibujitos míos. Esta vez decidí dibujarlo conteniendo una de sus famosas poses pensativas. Y es que este tío piensa mucho, nos da unas palizas al Trivial que ni os cuento; en parte también tengo la culpa de ello, se me ocurrió un día darle un póster enorme donde viene resumida toda la historia del mundo y va el tío y se lo aprende. Un monstruo vamos.

Un abrazo amigo, y que cumplas muchos más.

martes, 13 de octubre de 2009

Poética glaciación


Sé que has venido a mis desvanes
a fenecer mis Atapuercas,
con tus ritos y tus flechas
yo no soy tu Cromagnon.

Más bien la piel que te he cazado
y llevo a hombros de mis perchas
y yo te miro y sé que esperas
los collares con sus perlas de traición.

Habrá de pasar, hermosa,
otra horrible glaciación,
y mientras, por qué no me coses
los botones de esta falla que se aleja.

Si la llanura es traviesa
y atraviesa tu fílmica distorsión,
qué fácil sería tener al mamut
entre los barrotes de tus cejas.

De tantas rejas soy el deshielo
y de los párpados me cuelgan
paleontologías.

Oponible tengo el pulgar
de acariciarte las mejillas
y moriré sin la habilidad
de tu regreso.

Así que la evolución es eso,
subirnos a la peonza que nunca cesa
evitar sobre ella el empeño
de hacernos congelar.

Dame la mano y tira de la cuerda,
a lo lejos
ya diviso
el glaciar.

La arquera

Este fin de semana terminé esta maravilla que llevo perfilando meses. El tema lo merece y es que soy de los que prefieren dibujar sueños y demás irrealidades oníricas y este cuadro es la excepción a pesar del absurdo que lo rodea. Fijaos en el hermoso rictus de esta arquera, el modo en que su pelo se apodera de las estructuras rocosas conforme se despeja; la temible abdicación de su cuello hacia el mar donde flota contra todo pronóstico un barco de papel del que sale una caña de pescar en cuyo anzuelo hay clavada una corchea. Mirad al pez piano bajo las aguas adentrándose en el peligro, contempladlo desde la silla que hay colocada sobre los cabellos. Pero no se os ocurra tentar a la suerte, no os atreváis a trepar por los pendientes de la arquera pues tiene los ojos hasta arriba de flechas esperando paciencias que atravesar.

Si alguien consigue atravesar el campo de minas, no dudéis en tumbaros en la espesa cabellera. En las nubes está el consuelo, en las nubes se queja el pincel.

Y el faro... cuidado... el faro se cree una peonza. Si empezáis a girar, estáis perdidos.

lunes, 12 de octubre de 2009

Crónica de un sábado Poético-Deportivo

El día no pudo ser mejor. Hasta el tiempo acompañaba. Era una de esas mañanas de mentira otoñal, más tendentes a la primavera de finales de mayo que al octubre que nos acontece; el rostro rojo del día después da fe de ello. Llegué al evento con puntualidad germánica, tal y como Batania pidió, y no fui el único. Parece que los poetas, seamos obvios o elípticos, sabemos llegar a tiempo cuando nos viene en gana.

La cuesta que conducía al campo de fútbol escogido para el evento bastó para muchos para entrenar antes de emular a modo de estrofas las estrategias sobre el césped, que por cierto, estaba muy cuidado y alejaba el miedo a caer si el ritmo no acompañaba. Antes de salir de casa se me pasó por la cabeza el haberme dibujado media camiseta negra (la mía era blanca porque en un principio me apunté a la lista obvia) pero yo mismo sería incapaz de encajarme en cualquiera de los dos grupos; el poeta neorrabioso pensaba igual; así que, en función de los que vinieron y visto que los de camiseta negra eran menos, ahí entré yo, que me consideraba obviamente elíptico; yo, que en dibujo técnico aprendí a dibujar las elipses más obvias. Más tarde me di cuenta, a pesar del resultado, que no importaba en realidad el equipo del que formaras parte porque todos parecíamos participar del mismo. Al principio hice muy buenas migas con los obvios, entre los que había para mí más caras conocidas, como Verónica Gil y Alberto Yago, ambos del grupo Poekas, como yo. Esto me sirvió para espiar sus tácticas irracionales en el campo de juego y transmitírselas punto por punto y con la mayor complejidad posible a los miembros de mi nueva élite elíptica a la que acabé perteneciendo finalmente. La cosa es que al principio los pesimistas lo hicimos bastante bien, formamos un círculo y con el poco apego que nos caracteriza, nos otorgamos los puestos que íbamos a ocupar. De ese modo y, a los pocos minutos, un pase milagroso de mis torpes pies le colocó el balón a Álvaro Guijarro que le coló todo un verso a un lado de Gsús Bonilla. Los elípticos nos poníamos obviamente por delante de los optimistas pero claro... estos no se vinieron abajo mientras mi equipo se mostraba escéptico a pesar de la minúscula celebración con que adelantamos el marcador.

Se me hizo muy duro el primer tiempo porque quise aguantar hasta el final hasta que un saque de corner que me venía directo para marcar gol me resultó de una gramática espeluznante y pensé que el mejor modo de obviarlo era dándole un panzazo en toda regla; lo que casi me deja sin respiración, y, aunque el mismo Batania me dijo que lo mejor era que me saliera, decidí seguir con la pésima idea de que otro de mis pases fortuitos nos permitiera algún gol más. Diez minutos me faltaron para haber aguantado todo el primer tiempo, entonces salí y contemplé con más aliento el espectáculo. Allí se agolpaban los animadores entre los que destacaba la voz de Iratxe muy descontenta con cualquier decisión que tomara el árbitro. Los obvios se venían poco a poco arriba con sus versos irascibles, apelotonando sus imberbes y claras estrofas siguiendo líneas con precisión derribadas pero consiguiendo que los elípticos se fueran arremolinando en el tormento y la incomprensión. Aún así creo que el primer tiempo terminó con victoria por los pelos de los elípticos.

En el descanso los obvios sacaron de sus neveras sus refrescantes líquidos que no dudaron en compartir con su equipo y con algún camiseta negra rezagado, mientras los elípticos escondíamos nuestros bienes puestos a resguardo y bebíamos a escondidas aquello que nos era imposible compartir pues era nuestro y ese era nuestro espíritu de equipo. La cerveza elíptica que era de mayor graduación que la obvia no ayudó a que los cuerpos y sus versos mantuvieran el negro resultado. Así que, tras los breves minutos que duró el descanso, regresamos al campo sin ninguna colocación, pues de nostalgia nos volvimos obvios y los elípticos, que de puro entusiasmo se conformaron elípticos, tenían preparada una excelsa estrategia basada en la pura obviedad del lanzamiento sin sentido del balón a portería por si de pura casualidad un poema les quedaba bien. Y les quedó de perlas, porque al poco de sacar el gran Batania sacudió la pelota con estridente fuerza, viniendo el esférico a parar de nuevo sobre mi hermosa panza que, aunque acicalada para grandes acontecimientos, esculpida a base de obvia grasa, no estaba preparada para tales terremotos. De modo que no duré mucho sobre el campo en esta segunda parte y los elípticos, que empezaron a temer el puro azar de la obviedad se iban viniendo poco a poco abajo hasta que, tan pronto como la ola blanca se puso por delante en el marcador, sacaron sus preciosas plumas que empezaron a hacerle siluetas al resquemor. Y así, finalmente, los optimistas, como estaba pronosticado, ganaron 8-5 a los pesimistas y lo pudieron celebrar con sus bonitas novias que vinieron a acompañarlos. Muchos elípticos, por lo bajo, juramos llamar a alguna ex para enfurecerla la tarde del domingo.

Destacó el juego de Alberto Yago que era la estrella obvia junto con los balonazos del neorrabioso. La espalda de Verónica Gil también hizo sus buenos versos en defensa; pero sobretodo destacó la labor de los porteros, tanto así que algunas veces parecían ser los únicos en juego, aunque al final del partido los elípticos decidimos prescindir del guardameta a sabiendas de que era imposible que unos cuantos chicos que juegan a versar pudieran entendernos. Destacaron muchos más, de hecho, creo que todos destacamos, pero olvidé muchos nombres. Lo que sí recuerdo es un grito femenino que me hizo mucha gracia: ¡Elípticos, dejaros la poesía en casa y jugad al fútbol de una vez! Éste y muchos otros no tuvieron desperdicio, haciendo de la mañana un gran encuentro por lo hilarante y lo poético-deportivo.

Me lo pasé genial, que es lo que importa y lo celebré con los obvios. Al final hasta estorbaban los colores y muchos decidieron quitarse la camiseta. La mía la voy a guardar con mucho cariño aunque me hubiera gustado una blanca y negra a la vez, con esos dibujos estupendos de Chincheta; reconociéndome elíptico y obvio a un tiempo, yo, que siempre me encuentro tan indeciso aunque me salgan bien fáciles las cuentas. Espero de veras que se repitan estos eventos, hay muchos grandes poetas y muchos niños que juegan a la pelota en Madrid.

Carlos Muquitay en la VI Convocatoria Poética KOIN 2009

El viernes comenzó con la propuesta de ir a ver a Carlos Muquitay a escuchar sus versos a la Casa del Inmigrante de Vallekas. Y lo que supuse que iban a ser poemas acabaron siéndolo pero acompañados de la guitarra. Y es que Carlos Muquitay canta... y cómo, y toca la guitarra, y cómo... Me sorprendió mucho porque no conocía esta faceta del autor y la verdad es que se me hizo corto el encuentro a través de esa corriente de agua viva que nos transmitía. Carlos, el poeta rojo, como se hace llamar, homenajeó a su modo al comandante Che Guevara, con sus versos rojos hasta la médula y su chispazo de poesía comprometida, con sus gestos que recordaban la nostalgia del pasado, y sus arrugas de poeta cansado de su propia lucha pero que arremete en cuanto puede desde detrás de la trinchera que conforman sus latidos.

El acto fue presentado por Rigo Cairo, poeta cubano cuya presencia gigante lo convertía en un gran comunicador y animador del evento, presentándonos a un Muquitay recién salido de un resfriado y que demostró que los virus hay voces que no pueden apagar. Era un placer verdadero escucharlo y verlo tocar de aquel modo, con su guitarra catalana del maestro Picado y sus ojos que se entornaban cuando iba a prolongarse en la boca el destello de sus melodías. Y no era necesario apoyar la causa ni levantar el puño ni hondear banderas de ningún color. Bastó la poesía, me di cuenta de que los lóbulos de ésta rodean y redondean el mundo; mirando a mi alrededor había gente de Perú, de Ecuador, de Marruecos, de Grecia, de Italia, de Colombia... y de España... sí, sentí el abanico multicolor del espectro tendiendo al infrarrojo, y me fue grato impregnar mis oídos de los colores.

Casi al final, Luciano Olazabal, de Perú, cantó para nosotros una bonita canción de los pueblos originarios de su tierra acompañada del ukelele. No faltaron las palmas a pesar de que, como suele ocurrir, el lugar no estuviera atestado. Pero lo rellenamos y salpicamos a fuerza de poesía, que creo que era el objetivo y la cosa terminó de forma heroica.

Tras una larga charla sobre el Nobel a Obama y los distintos conflictos que hay en el mundo, nos despedimos de todo el mundo y llevé a casa al poeta Carlos Muquitay, con su guitarra en el maletero y lo vi manifestárseme en el asiento de al lado del conductor, a este guerrillero Colombiano cuyo hilo de voz, como el alambre de su lucha, no tiene fin.

viernes, 9 de octubre de 2009

El primer gran partido entre poetas de la historia

Reunidos en los Diablos Azules los que se dicen poetas Giovanni Collazos, Andrés González Andino, Bárbara Butragueño y Batania, rodeados de cervezas y alumbrados por ellas, con la idea de ninguna y el propósito de tampoco, deciden fundar los


ENCUENTROS DEPORTIVOS ENTRE POETAS


Se establece la fecha del 10 de octubre para la primera colisión, modalidad fútbol, en el polideportivo de La Elipa. Los equipos que se enfrentarán serán los que siguen:


POETAS OBVIOS
(mazorrales, neorrabiosos, cachicuernos, burrosquianos, periféricos, realistas, políticos, camorristas, silvestres, Benedetti forever y partidarios de escribe-lo-que-te-salga-de-los-güebos)

vs

POETAS ELÍPTICOS
(metafísicos, endecapléjicos, miraquelindos, cursilíneos, imaginistas, ficticios, jerigóngoros, minimalistos, heraclíteos, faulknerianos, snobs y partidarios de en-la-poesía-hay-que-escribir-así)


Los dos siguientes partidos, en fechas por determinar, enfrentarán en las modalidades de baloncesto y carrera por relevos a los siguientes equipos:

Poetas publicados vs poetas inéditos
Poetas premiados vs poetas no premiados

Con el fin de aportar un poco de confusión a lo que está bastante claro, el cuarteto de insensatos ha fundado un blog donde se pueden apuntar los poetas que lo deseen. El blog se puede seguir pinchando en la imagen o haciéndolo AQUÍ.

miércoles, 7 de octubre de 2009

VI Convocatoria Poética KOIN 2009

Kultural KOIN presenta a Carlos Muquitay, el poeta rojo, en un recuerdo revolucionario del Che Guevara.

A Carlos Muquitay lo encontraréis en una de las manifestaciones contra el último golpe militar yanqui en SurAmérica, contra el presidente democrático de la república de Honduras, a quien, su pueblo lo llama cariñosamente MEL; que, mientras se hilvanaron estas líneas, el pasado 22/09/09 acabó de retornar a Honduras y mediante la heróica resistencia del pueblo y la solidaridad internacionalista, volverá a su cargo de presidende de donde lo desbancaron los militares alumnos de la vieja escuela de asesinos y golpistas las Américas. Muquitay encarna y expresa al poeta militante, combativo. Y quién mejor para dirigir el homenaje al CHE, tras 42 años de su caída en combate.

Artistas invitados:
Luciano Olazabal (Cantor de los pueblos originarios - Perú)
Presenta:
Ribogerto Cairo Illas - Cuba.

Viernes 09 de Octubre a las 20 horas.
Lugar: Casa de los inmigrantes.
C/ Puerto del Milagro, 6 local 7 post- 91 777 91 07
www.koin.es - cultural@koin.es
Cómo llegar: Autobús: 310 desde Avda. Ciudad de Barcelona a la altura del metro pacífico, bajar en parada Javier de Miguel/Puerto del Milagro.

martes, 6 de octubre de 2009

Poética deforestación


Siento curiosidad por la forma
que abarcarán nuestros mitos,
insaciado como ando de leyendas,
qué perdurará de tanto bosque trasquilado.

Si todo es un tumulto de poetas
que muerden con sus dientes las cortezas
a sabiendas del castillo derrumbado,
qué árboles no perciben en sus fosas.

Si cabalgan descontentos por el llano
cargando el corcho de inmundas sinestesias,
a qué destinan la carga de tanto papel,
a qué infundan tan febril encomienda.

Si casi todo es mierda y se juntan
en amplios remolques de agonía
y le ponen de título: antología,
y se llaman representantes del estiércol.

Qué hedor aplaudir en sus recitales
y qué saborear de los cristales,
si de la palabra hacen pañuelos
de los que las ratas se desprenden.

Y sin cantan verde su planeta,
con qué mania lo desfiguran,
que diría el caminante
de pisadas usurpado.

Yo les digo que guarden sus heces
para la lombriz del árbol cachicuerno
y se despidan del fanático leñador
hasta que, ¡milagro!, les llegue el talento.

Y el que esté libre de hojas
que tire el primer verso.

domingo, 4 de octubre de 2009

2 nuevos cuadros




El fin de semana acaba y con él, otros dos nuevos cuadros que empecé hace tiempo y al fin me atrevo a firmarlos; es decir, al fin existen y al fin completaron su existencia para mí. Siempre ocurre eso, con cualquier obra; tan pronto como acaba deja de fascinarme; lo único importante es intentar entender el mecanismo mientras los trazos se efectúan. Ahora es sólo el cúmulo de la fascinación ya terminada. Busquémosle a esto un bonito marco aunque os aseguro que eso jamás evitará mi fastidio.

Tengo que lanzarme con rapidez a nuevos objetivos.

Esto de terminar una obra me resulta asfixiante.

Me falta el aire de desdibujar.

viernes, 2 de octubre de 2009

Un relato: Silueta

Tarde, tardísimo en Zumaia, la noche tiene esa pesadez sudorosa de la humedad del mar cercano. La luna parece un ojo blanco cerrado o más bien el párpado de una mujer blanquísima de ojos redondos, las pestañas largas son el resto de la noche donde el satélite se tumba panza arriba en un silencio de invierno. El viento, dolido, parece silbar por compasión, como procurando evitar con su gemido su condición de invisible. Las plantas, verdes de día, hacen juego con la luna y se visten de grisáceas telas que se hilvanan como jengibre en torno a las ramas de los árboles silenciosos y durmientes. El milagro de alguna luz en las ventanas reprocha a la calle su soledad. La ría lleva en su cauce el compás de los ronquidos, lenta y baja se mueve y se desliza como una falda graciosa en simpático bailoteo con la bruma. Las farolas, en triste competición con la luna, emanan al aire sus brillos de lágrimas de viudas altas y delgadas, puestas en fila con su pena. Ni un coche, ni un pitido, ni un ruido. Las sombras están tan solas que no son sombras.

Dos muchachas pasean, quizá por soledad, madre de todos los vicios, por la calle. Las frecuencias de sus voces, robadas a instantes por el viento, se escuchan en algunos rincones como palabras sueltas de algún escritor poco inspirado esta noche o como las blasfemias, susurradas de un marido reprochado, proferidas antes de la calma de su sueño. No filtra el viento los susurros de su timbre ni los hace trémulos o escalofriantes, sino que los enternece y los dispersa, devolviendo la frase con sus ecos de palabras sueltas.

        - Mira – dice una de ellas mientras penetra en el aire con su hermoso dedo índice señalando una ventana con los cristales cerrados distorsionando la luz que sale de adentro seguramente disparada fotónicamente por el gatillo de un flexo, con la gracia de dejar en las cortinas lisas las siluetas de los seres que habitan en la habitación.

        - Qué bonito – responde con una sonrisa abierta la otra muchacha, petrificada por la ternura de las caricias que parece otorgar un hombre a una mujer.

Allí quedan largo rato contemplando la escena protagonizada por actores de sombra con su escenario liso de cortina. Las manos grandes y negras tocan con una lentitud anestesiante el rostro de la mujer, pareciera que las manos hacen el rostro de la mujer, pareciera que los labios de la mujer hacen las manos. Los dedos, hábiles y lentos, recorren con una devoción inaudita el rostro que las muchachas contemplan mientras imaginan en sus caras ese roce, no de un dedo, sino prácticamente del aire que mueven las falanges de carne. El hombre entonces la besa, colocando con cautela las manos en torno al cuello, la besa con sumo cuidado, no deja en los labios una prolongación aburrida, sino que vierte besos mínimos y fulminantes como un perfume. Las manos puestas ahora en la mejilla se paran en los ojos, los acaricia suavemente, hendiendo ligeramente el pulgar en las cuencas como con el objetivo de desligar el parpado del ojo hasta llegar al iris mismo, a la silueta del iris irremediablemente negro, como negras son las sombras reflejadas en las cortinas y en los ojos de las muchachas.


Repentinamente, la actitud del hombre cambia, sus movimientos son cada vez más intensos. La ligereza con que sus manos se debatían en el aire tornan ahora a una violencia inesperada. Todo se desfigura, el rostro de la mujer parece deformarse con sus manos que ahora parecen más gruesas y no dudan en introducirse en la boca de la mujer, abriéndole la mandíbula, quedando ésta con esa actitud petrificada de grito contenido. Ese torbellino masoquista llega al paroxismo cuando, repentinamente se ve al hombre desaparecer y a la mujer quietísima con la misma actitud de grito desesperado sin ápice de ruido en sus cuerdas. El hombre regresa con algo en sus manos y, sin conmiseración, hace estallar la herramienta con fiereza sobre la mujer silenciosa. Las muchachas, sin poder hablar, tiemblan de miedo y apenas pueden marcar un número de teléfono.

        - ¡Por favor, rápido, un hombre está maltratando a su mujer… por favor….!!! – dice una de las muchachas sobrecogida de terror a su móvil.

        - ¡La calle, no les has dicho la calle!

        - ¡Diosssss, la va a matar…!! Sí, … Paseo de Julio Beobide, dense prisa…!!

Diez minutos más tarde la ertzaintza llega al lugar de los hechos. Dos muchachas miran sobrecogidas a una ventana donde un hombre lanza todo tipo de gritos e insultos a un bulto que golpea sin cesar una y otra vez mientras llora desconsolado. Al poco tiempo puede verse las siluetas de varios agentes que entran a la habitación, sujetando al hombre que no se ha dado cuenta de su presencia, quitándole con violencia lo que parecía un martillo de sus manos.

Algunos vecinos, al haber escuchado el sonido de las sirenas o el resplandor de las luces en sus habitaciones se asoman a sus ventanas, acongojados de la ruptura de tranquilidad habitual con que soñaban. Se abre la puerta de una casa vecina y ven salir a tres ertzainas, una muchacha se les acerca rabiosa.

        - ¿Por qué diablos no lo detienen, qué cojones les pasa?, ¡estaba destrozando a su mujer!

        - Falsa alarma – responde el joven golpeado- el señor Oteiza sufrió un ataque de nervios mientras creaba, descontento del resultado.

        - ¿Pero qué coño me estás contando? – dice la muchacha muy nerviosa aún.

        - Tranquila Marijo, es Oteiza, ese famoso escultor.

        - Ahhhh…

Tarde, tardísimo en Zumaia, aún más tarde todavía, se pudo escuchar el sonido escultórico de una mujer resquebrajada.

jueves, 1 de octubre de 2009

Maraña


Adoré la proporción
hasta que te vi
el pelo enmarañado.

Desde entonces, he tirado las volutas
y acosado a base de azar la geometría.
Todo es una amalgama de formas histéricas
que avanzan en tropel por el prado.

Donde dije jónico,
qué hermosa columna
a desgarros abasteces.

No hay forma de clavar el compás en el cuello
ni escuadras que te alcancen la espesura;
yo afirmo empezar la argamasa por el estrado,
demolamos de los andamios la cuadratura.

Admiré la comunión
hasta que, del cáliz,
te salieron las comisuras.

He lanzado el cartabón a la basura
y exhalo un hedor de imposible delineamiento,
tienes en los cabellos un museo de abstracción
y me rodea una incursión de comuneros.

Mancillé la dimensión
hasta que te vi
enmarañado el pelo.