Aquí un hermoso vídeo con poemas de Malcolm de Chazal al borde del agua, una creación de Didier Lemaire.
pour seule clé le regard from Lemaire Didier on Vimeo.
sábado, 24 de octubre de 2015
domingo, 11 de octubre de 2015
CLÁUSULAS, de Juan José Arreola
I
Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.
II
Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
III
Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.
IV
Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.
V
Toda belleza es formal.
Las mujeres toman siempre la forma del sueño que las contiene.
II
Cada vez que el hombre y la mujer tratan de reconstruir el Arquetipo, componen un ser monstruoso: la pareja.
III
Soy un Adán que sueña en el paraíso, pero siempre despierto con las costillas intactas.
IV
Boletín de última hora: En la lucha con el ángel, he perdido por indecisión.
V
Toda belleza es formal.
sábado, 10 de octubre de 2015
Ahora: YO
Yo sé que no cuento nada y es así
porque he contado demasiado. Algunas cosas es mejor no contarlas pero
es bueno hacer recuento. Por eso ahora, por eso esto.
Sé que mi blog ha ido de la amalgama
al fragmento; sé que últimamente sólo subo fragmentos de obras que
leo y señalo pero puede ser porque no encuentro en mí mismo algo a
la altura o también puede ser que ya no me apetezca mostrarme y me
guarde, no sé si para luego, el caso es que no he parado, mi
evolución en el blog no es digna de la realidad. Lo cierto es que en
este tiempo he traducido la más extensa obra poética de Malcolm de
Chazal, una novela realmente hilarante de Luke Rhinehart (Capricho)
y actualmente el conjunto enorme de los aforismos espléndidos de
Chazal (Sentido Plástico) que ni siquiera sé si saldrán a
la luz. He escrito cientos de aforismos propios que llamo Vislumbres,
cientos de poemas nuevos, he comenzado una novela asombrosa (esto lo
dice Isel) y me estoy documentando para escribir algún día un libro
sobre el gran Malcolm; por supuesto siempre desde mi deseo conocido a
dedicarme de por vida a lo específicamente inútil; aunque
igualmente sea conocido por quienes saben de mí que dar a conocer a
Chazal es posiblemente una de mis mayores metas y que mis poemas me
parecen la misma nada que los demás pero una nada un poco por encima
o al mismo nivel, al menos la nada necesaria que sabe decirse, la
justa para nadar a contracorriente y saber sumergirse en sí misma
para después respirar. Al fin y al cabo todo es cuestión de
encontrar el suspiro.
He dejado los focos si es que alguna
vez me puse ante ellos. Yo detesto cuanto se coloca ante la luz
artificial. No he encontrado en los poetas la sincronización que no
encontré en su día entre los ingenieros y mucho menos entre los
humanos. Compartir la poesía es algo que me supone de por sí
desgracia. Escuchar los versos de otro me chirría casi tanto como
escuchar los propios cuando los oigo fuera del momento en que los
concebí, por eso evito las reuniones y los encuentros que
últimamente llaman internacionales cuando acontecen en el pueblo más
perdido de la provincia más desconocida. Hay tanta afloración de
poesía que tanto aroma acabará desnutriéndola.
Tengo muy poco tiempo y no me permito
enfermar, esto lo sabe cualquier ciudadano autónomo. El poco tiempo
libre que tengo lo dedico a la traducción, la lectura y el esfuerzo,
llamo esfuerzo al poema; toda poesía supone un supremo esfuerzo que
no alcanza a nada y cuando me refiero al alcance quiero decir la
altura que ha constituido el ser humano. Para mí el poema está en
lo alto de todo al tiempo que para el humano el poema está en el
peldaño ínfimo, en el desechado por la propia escalera; por eso
asidua y generosamente escribo, para no subir al ritmo de todos.
Cuando digo humano no es que me considere fuera de la especie, ni que
esté a otro nivel, es que estoy en su subnivel, en su barranco y
posiblemente en su cueva.
Como proyectos a corto plazo tengo
publicar Hondura, un poemario que escribí cuando visité el
país de mi mujer y Los hombres que no somos nada (a propósito
de un Aerolito del enorme Carlos Edmundo de Ory); estoy buscando para
ello la editorial que me procure menos extensión.
Improviso cuentos, invento recetas y
leo como si la luz estuviera a punto de agotarse. Y, cuando me
levanto, actúo, actúo y actúo para seguir pasando extremamente
desapercibido.
Fragmentos de FAUSTO, de Goethe
El insensato no se nutre de cosas
terrestres: la inquietud lo devora; conoce a medias su locura; pide a
los cielos las más hermosas estrellas y a la Tierra los más
sublimes regocijos, y, tanto lo que está cerca, como lo que está
lejos, no basta a satisfacer su corazón profundamente agitado.
El hombre se extravía siempre que, no
satisfecho de lo que tiene, busca su felicidad fuera de los límites
de lo posible.
La actividad del hombre es muy propensa
a retardar su paso; muy pronto se echa en brazos de un absoluto y
placentero reposo.
¡Ojalá me fuese posible saber lo que
contiene el mundo en sus entrañas, asistir y presenciar el
desarrollo de toda clase de fuerzas activas, poseer el secreto de la
fecundación y abandonar para siempre este tráfico de palabras
misteriosas que nos obliga a usar nuestra ignorancia!
¿Dónde está el que se pueda
vanagloriar de haber dado al niño el nombre que le corresponde? Los
poquísimos hombres que han sabido algo, y que han sido
suficientemente necios para dejar que se desbordasen sus almas y para
enseñar al pueblo lo que sentían y pensaban, en todas las épocas
han sido sacrificados y entregados a las llamas.
En mi cuerpo habitan dos almas que
separar quisiera.
Un perro, cuando ha sido bien enseñado,
no es indigno del aprecio de un sabio.
Está escrito: “En el principio
era el Verbo”. Heme ya parado. ¿Quién me ayudará a
proseguir? No; no debo dar tanta importancia al Verbo. Debo
traducirlo de otra manera si me ayuda la inspiración. Está escrito:
“En el principio era el Espíritu”. Reflexiona bien sobre
esta primera línea y no dejes correr la pluma con precipitación.
¿Es el Espíritu el que ha creado y el que lo ha puesto en orden
todo? Debiera decir: “En el principio era la Fuerza”. Y,
no obstante, algo me está diciendo interiormente que no debo darle
esta interpretación. Por fin me siento iluminado y comienzo a ver
con claridad; escribo resueltamente: “En el principio era la
Acción”.
Para rejuveneceros existe un
procedimiento muy natural; pero se encuentra explicado en cierto
libro y forma un capítulo muy curioso... ¡Es un procedimiento que
no exige ni dinero, ni medicina, ni brujería de clase alguna! Salid
al aire libre, coged una azada y removed la tierra de los campos.
Circunscribid vuestro ser y vuestro pensamiento a un círculo
reducido. Manteneos de alimentos simples: vivid entre bestias, como
una bestia, y no os desdeñéis de echar vos mismo abono en el campo
que cultivéis. Éste es el mejor procedimiento para vivir joven
hasta los ochenta años.
¿Será una ley de la Naturaleza el que
la sencillez y la gracia no tengan conciencia de sí mismas y de su
santa dignidad, y que la modestia y la sencillez, dones ambos los más
hermosos de la buena y liberal Naturaleza...?
¡Cúmplase su destino y abísmese conmigo!
nada hay más ridículo en el mundo que
un diablo que se desespere.
Mis caballos relinchan; el alba ya
asoma.
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