Propongo una oda infinita al 12M donde no terminemos de introducir nunca nuestros propios sueños, la empiezo y que continúe quien quiera y que me lo diga o no y sigamos así sin tiempo, más allá de las 22.00 y de las 23.00. Acabo diciendo "No sólo eso..." para que quien quiera siga a partir de ahí y acabe de igual modo para que otro coja el relevo y sigamos sin parar hasta que se nos canse la imaginación. Un abrazo a todos y espero que sigáis aquí, igual que yo, en este fantástico 12M gritando al cielo nuestra indignación:
El 12M los niños subirán a los relámpagos
y los ancianos desempolvarán los botijos
y la arena toda sacará la lengua
y nos diremos
secretamente
la verdad.
El 12M los andamios cogidos de los brazos,
las petunias disfrazadas de jacintos,
las escalinatas sin barandas
besarán amorosamente
las gomas,
las normas.
El 12M las pancartas subidas a las terrazas,
las terrazas subidas a los tacones,
los tacones subidos a zancadas
mirarán los ronquidos,
los olvidos,
las palomas.
El 12M mi moneda por el tiempo,
mi consumo por el hueso,
mi mano unida a otra mano,
unida a otra mano
y así manadas de manos,
las manos.
El 12M me comeré doce uvas,
besaré a Isel 12 veces,
saltaré la altura de 12 bancos,
de 12 santos, de 12 atracos,
12 veces me miraré al espejo
donde sólo sales tú.
El 12M emergente, los emétropes
emigrarán emolientes de su origen,
para emerger del desembarco
en el mismo centro
donde sale
el sol.
El 12M las inercias tirarán de las orejas
a los temibles bancos postergados
allí donde la luna sostiene a las estatuas
y juegan los niños
a ser vacilo
contra el viento.
El 12M recortaremos los recortes,
instalaremos los resortes
donde podamos saltar
hasta que la noche
permita que las ovejas
orinen.
El 12M abriré mi casa y mi casa
abrirá otra casa y esa casa abrirá
tantas casas a su vez
que el mundo parecerá
una casa donde todos fueron desahuciados
a su vientre.
No sólo eso.
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