Querido Lorenzo:
vienes en el mejor momento. Vienes
entre ruinas y las veremos levantarse desde tu poquedad. Querido
Lorenzo, lo que me gusta decir desde ya tu nombre. ¿Sabes? Te llamas
igualito que el Sol. Sí, esa cosa que verás entrar a través de la
ventana y que se encuentra a uno coma cinco por diez elevado a once
metros de tu nariz. Y te llamas igual que tu abuelo; verás lo
increíble que es tu abuelo.
Sé que todavía no me entiendes, que
apenas eres un bichito metido en una barriga, metida a su vez en un
pueblo, metido a su vez en los confines ensimismados del universo
enorme al que mirarás desde tu pequeñez. Pero ya vienes con las
constelaciones de tu lado.
Tu tía Isel y yo tenemos un plan
perfecto para robarte. Hemos decidido que, cuando nazcas, no haremos
absolutamente nada, te dejaremos crecer en el seno de tus buenos
padres, a los que queremos tanto como a ti. Pero en el momento menos
esperado, digamos un día en que ellos se cansen de ti (ya sabes,
aunque ahora no lo entiendas, llorarás y por hermoso que seas, pues
qué te voy a decir, no habrá quien te aguante en algunos momentos y
es normal que tus padres quieran abandonarte un poco, pero no te
preocupes...), o cuando no quede más remedio, te recogeremos en
nuestro seno y te llevaremos a un lugar maravilloso. Quiero decir que
tenemos tantas ganas de malcriarte que ni tú mismo te lo vas a
creer. Esperamos ser tus tíos estupendos, esos que desées que vayan
al pueblo continuamente para llevarte al cine o a las atracciones o
al sitio que tú desees; pero no todo va a ser estupendo; yo mismo,
que soy muy de ciencias, pienso aburrirte con las matemáticas y la
física, porque me gustaría mucho que aprendieras muchas cosas desde
pequeño y que luego todas tus clases te suenen a risa.
Tu papá piensa que vas a ser un
entusiasta de las motos y de las experiencias extremas pero yo sé
que serás un pequeño responsable más dado a la poesía que a la
velocidad. Desde muy pequeño, por mucho que le fastidie a tus
padres, te leeré versos de Bécquer y te contaré lo estupendo que
es mirar a las estrellas sin saber la fecha exacta de la última vez
que decidieron enviarnos su luz. Quiero contarte que España es un
país muy hermoso pero que más hermoso que España es el mundo y más
hermoso que el mundo es la alegría y que los seres humanos nos
esforzamos muchísimo por encontrarla. Tanto es así que te aseguro
que jamás la encontrarás pero, algunas veces, estarás tan cerca de
su vientre, que te parecerá tocarla.
Mi querido Lorenzo:
mira que vienes en un Julio caluroso
que hará brotar en tu frente las primeras minúsculas gotas de
sudor. Y ya verás... tu papá y yo las dejamos correr al principio
frente a los olivos, luego delante de las chicas que nos gustaban;
más tarde, cuando les dimos el sí quiero y, después, el día justo
en que viniste a visitarnos.
Te prometo que lograremos subsistir
hasta perpetuar tu estancia.
Te prometo que habrá estrellas entre
tus juguetes, que te haré mirarlas hasta notarles su ausencia; que
nos bañaremos en Torrenueva y verás que el mar no es para tanto;
prometo crearte una curiosidad tan grande que te corroa la conciencia
hasta hacerte brotar en cada pétalo su nostalgia.
Qué ganas tengo de abrazarte; ven
pronto, te quiero ya Lorenzo, te quiero:
Tu tío Pedro, el preferido, no lo
olvides.
Te quiero.
1 comentario:
Al final por tanto hablar, Lorenzo va a decir que pa que no os peléis se va con su tita Virginia!
Publicar un comentario