Hace años me compré un libro rojo.
Era una antología de poesía surrealista coordinada por Aldo
Pellegrini y allí me encontré a un poeta que me sorprendió entre
todos: Malcolm de Chazal. Empecé a buscarlo por todas partes y no
había nada de él en español que yo supiera, salvo aquellos poemas
que había traducido el propio Pellegrini para su antología, y
compartí algunos en este blog (aquí) a principios de 2010.
La vida fue pasando, no sé cómo, sin
Chazal. De vez en cuando miraba si había algo en castellano ya y,
como no podía leerlo en nuestra lengua, pues empecé a leerlo en
francés, aprovechando que es un idioma que entiendo bastante bien ya
que tuve buenas profesoras, en concreto una francesa en el instituto
que fue una pesadilla pero gracias a la cual podía leer a Chazal más
adelante casi sin mover mucho el diccionario; por cierto, también
rojo, de mi madre, de cuando ella estudiaba, una maravilla. Así leí
muchos artículos sobre el autor y empezó a fascinarme ya no sólo
su obra sino también su vida.
Y entonces, a finales del año pasado,
por estas fechas más o menos, recibo un correo de un tal Óscar
Cuadrado con una invitación para la presentación del primer libro
de Malcolm de Chazal en español, que había salido hacía años en
México y que retomaba ahora una editorial madrileña: Madrilenian.
Me hizo mucha gracia porque el editor me decía en aquel correo que
sería un placer que asistiera a la presentación una persona con los
conocimientos sobre Chazal que tenía yo. Claro que yo no sabía por
entonces que Malcolm era tan desconocido que yo era una de los que
más sabía de él en este país. Menos mal que llegamos a aquella
presentación, estuvimos a punto de no hacerlo, primero porque íbamos
en un primer momento en coche y había no sé qué lío por el centro
y estaba cortado por la policía, encima íbamos tarde y tuvimos que
volver a casa y yo ya estaba fastidiado por no haber podido ir y
entonces mi mágica Isel me dijo que teníamos que intentar llegar en
metro, aunque fuera al final, sólo para poder comprar Historia del Dodo el recopilatorio de textos traducidos en México y publicados ahora en una edición renovada. Llegamos y
nos abrieron muy amablemente y un tipo de lo más simpático me dijo
que nos estuvieron esperando pero que como no llegábamos tuvieron
que empezar sin nosotros, aquello no tenía mucho sentido para mí pero es lo
que tiene Chazal, empezaban sus trucos a revolotear por el aire,
literalmente, pues un mago estaba allí haciendo su función; es más,
llegué a participar en uno de los trucos de magia con mucha torpeza
para risa del público.
Total, que el hombre simpático era el
editor y después de la presentación hubo una cata de vinos y allí
estuvimos un rato hablando. Me dijo que había visto mis cuadros y
que le gustaba lo que hacía. Hablamos de Chazal, brindamos con el
mago con vinos alemanes, españoles y californianos y bastante
contentos volvimos Isel y yo a casa, leyendo en el metro aquella
maravilla que ya tenía entre las manos. Sobre todo eso también
hablé en el blog (aquí).
De izquierda a Derecha, Robert Furlong, yo mismo y el editor
Óscar Cuadrado.
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Yo ya sabía que Malcolm era un
escritor magnífico y lo único que tenía en casa era una colección
de poemas y archivos pdf sobre él que había acumulado con el
tiempo, seguramente desde 2009. Cuando terminé de leer Historia del
Dodo necesitaba más, así que pedí a Francia los primeros libros
suyos. Los primeros en llegar fueron Sentido Plástico y mi favorito:
Sentido Mágico, este último regalo de la pura magia de mi vida que
es Isel. El caso es que no era tan fácil como pensaba en un momento
leerlos, así que para disfrutarlos del todo decidí empezar a
traducirlos, de hecho compartí esa historia también en este medio
(aquí). En los ratos libres comencé a traducir uno por uno aquellos
aforismos y aquellos poemas sólo por la alegría de leerlos después
plenamente en castellano y disfrutarlos en mi idioma, claro que era
maravilloso leerlos en francés.
En algún correo compartido con Óscar
le dije que por puro placer estaba traduciendo las obras de Chazal.
En un principio le salió la vena de editor y abogado especialista en
protección de derechos de autor y me soltó un largo discurso sobre
que me pensara bien si aquello que estaba haciendo era algo
verdaderamente casero o si iba a publicarlo porque los derechos de
autor hay que conseguirlos y tal y cual. Parece que aquello no le
gustó mucho en un principio. A mí me importó poco, seguí
traduciéndolo, era cosa mía y para mí. Pero el tiempo pasó
mágicamente y un día Óscar me dice que su editorial está
negociando con la Fundación Malcolm de Chazal para comprar los
derechos de Sentido Mágico y que si quería, ya que estaba
trabajando en ello con tanto entusiasmo, podría ser el traductor. En
un principio me negué. Le dije a Óscar que le tenía demasiado
respeto al autor como para traducirlo yo, pero luego claro... aquello
me estuvo reconcomiendo. Al final llegué a una conclusión absurda,
de esas a las que sólo se puede llegar cuando la magia está en el
ambiente y, seguramente rojo como la antología surrealista y rojo
como el diccionario-reliquia de mi madre, acepté porque pensé que
era mucho mejor que lo tradujera yo que entendía a Malcolm que otro
que sólo supiera el francés de forma más fluida que yo pero no
conociera al autor ni a sus mágicas intenciones.
La verdad es que yo seguí traduciendo
sin creerme mucho el asunto. Óscar me decía que vendría Robert
Furlong desde Isla Mauricio, el presidente de la Fundación Malcolm de Chazal,
Caballero de Las Artes y Las Letras en Francia para ultimar los
detalles y demás. Aquello sonaba a “me parece muy bonito todo lo
que me dices pero eso no me lo creo hasta que lo vea”. Como el
tiempo pasaba y ni noticias de Robert y yo ya entregué un primer
borrador a Óscar con la traducción y habíamos firmado un draft como contrato y la obra iba a salir meses después y tantas cosas parecían
que no iban a suceder que me desanimé realmente un poco al principio
aunque luego pensaba: total, si esto lo ibas a hacer igualmente, yo
lo quería traducir para mí y para que Chazal estuviera aquí con
las palabras que pudiéramos entender. Pero entonces hubo
confirmación de fecha, venía Robert a Madrid y nos íbamos a ver en
un restaurante para hablar de Malcolm y yo le iba a enseñar algunas
ilustraciones que había empezado a hacer, también por puro amor al
arte, por lo que a Óscar, en su locura maravillosa, pensó
encargarme también la portada. Y así es cómo conocí a Robert
Furlong, un tipo bastante simpático al que gustaron mucho los
dibujos, al que regalé de hecho uno y con quien hablamos en inglés
después de haberme pasado una semana reforzando a tope mi francés,
ya que, entre los tres, era el mejor idioma para entendernos todos.
Fue una gran experiencia. Me firmó Sentido Mágico y llegué a casa
muy contento.
Pasaron los días, hice la portada de
la que ya hablaré y mostraré parte del proceso hasta llegar a ella.
Se hicieron las últimas revisiones del texto. Tuve la suerte de
hacer también la introducción del libro, a modo de prólogo, donde
hablé bastante de lo que aprendí de Chazal los últimos años.
Traduje también unas notas que aportó Robert y empezó el proceso
de edición. Pasó también mucho tiempo y no había noticias del
libro. Lo esperaba para septiembre, le pregunté a Óscar y dejaron
de fluir los correos que eran casi semanales entre nosotros, al final
se ha ido cociendo la amistad pero no llegaba el resultado, no
llegaba.
Y ayer llegó. Tenía en el buzón el
papel de correos que decía que había un paquete con el nombre de la
editorial a mi nombre. Fuimos a la oficina en cuanto lo vimos. Y fue
Isel, la maga, quien abrió aquel sobre. Cuando lo sacó no me lo
podía creer. Ahí estaba la preciosa edición con el resultado de
muchos días de trabajo, introducción, portada y notas. Era, gracias
a Óscar, mi homenaje a uno de los autores que más me fascinan. Abrí
el libro y en la primera página el editor había escrito: “Gracias
a ti” y había incrustado su firma. Parecía una broma todo.
Pensad por un momento en vuestro autor favorito, imaginad que habla
en otro idioma que es el tuyo y que tú lo traes, con la voz más
parecida que puedes, con suma protección de su cuerda vocal y
habiendo procurado que, en cada poema, tu alma se hubiera colocado a
la altura de la suya, hubieran conversado y se hubieran entendido.
Imaginad la suerte que se puede llegar a tener.
Así que ahí está, para todos,
imagino que pronto se empezará a presentar y haremos magia con él.
Un libro lleno de colores y no es casualidad que el rojo tenga un
papel especial, pero dentro de él y dentro de las cosas. Por ahora
ya se puede adquirir (aquí) a un precio más que razonable dada su
extensión y teniendo en cuenta el efecto que es capaz de hacer en el
lector. Como reza en su contraportada:
Este libro no se lee, es usted el
leído. Una vez terminado se habrá visto, pues habrá aprendido a
dejar que todo a su alrededor lo mire. Rompa todas sus brújulas.
Está a punto de ser coordenada.
3 comentarios:
ENHORABUENA PEDRO! Eres tan genio como Malcolm, por no decir más. Estaré encantada de leer el libro pero tocándolo, como se toca a los niños, a los perros, a los helechos, a las enredaderas...también a las piedras
Enhorabuena, no dejas de sorprendernos en todas y cada una de las iniciativas y/o trabajos que acometes. Un abrazo
Muchas gracias a los dos. La verdad es que es estupendo poder compartir noticias así. Seguiremos trabajando para que sigan llegando historias mágicas como esta.
¡Un abrazo!
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