lunes, 3 de noviembre de 2014

MILIBARES EN LA TORMENTA, de Aimé Césaire



No apacigüemos al día y salgamos a cara descubierta
cara a los países desconocidos que interrumpen el canto de los pájaros
la asechanza se instala a lo largo de un ruido de confines de planetas
no prestes atención a las orugas que tejen
una carne sutil con hombros y senos posibles
sino sólo a los milibares que se plantan en el ojo de una tormenta
para liberar al espacio donde se yerguen el corazón de las cosas y la llegada del hombre

Sueño no apacigüemos
entre los clavos enloquecidos
un rumor de lágrimas que se dirige a tientas hacia el ala inmensa de los párpados.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bello.