Pienso continuamente en la palabra viento. Pienso en la palabra más que en el viento sin permitir que éste, en su forma escrita, evoque en mí lo más mínimo. Pienso en el viento, en lo que consigo lleva.
Digo viento sin aire.
En la muchacha hay un viento del que sólo ha sabido la escopeta, en el niño hay un viento justo, justito, en el pilar; en Granada hay un viento lorquiano porque alguien se ha empeñado en que lo haya mucho antes de que el viento exista.
Todo está soplando en el estanque menos el viento.
La amnesia del loco le ha hecho olvidarse únicamente de la palabra viento.
Y la ventisca se lo llevó todo, incluso a él.
1 comentario:
Me encanta!
Por cierto! Cuando te veo? Mañana tengo recital en Lavapiés(o sea hoy) y el sábado noche hay uno muy chulo en los diablos... podrías animarte!
Pégame un toque.
Besos de viento!
N
Publicar un comentario