viernes, 1 de junio de 2012

Madrid

Madrid es una ciudad de seis millones de equivocados
(según Pedro Morillas).

La gente duerme en las estanterías de la noche
y marcha a toda prisa hasta el tropiezo,
errando herraduras se distrae
mirando la panza del paisaje:
ese aire quieto donde canta
el edificio.

Todo el mundo ha perdonado a los desfiles,
aquí nadie ha gritado todavía
hasta hacer sangrar a los leones,
aquí, dicen, que la ciudad no duerme
pero estaba dormido el locutor.

Las flores pagan el peaje
y los niños corretean entre el haluro,
todos dicen tener un pueblo
y cuando lo dicen se les llena
la boca de globos
y las ratas hacen estrepitosamente
la comunión.

Madrid es una ciudad de seis millones de equivocados
(y sí, lo digo yo: Pedro Morillas).
Aquí se pide turno para tropezar:
sólo voy a cometer este pequeño error,
¿me dejaría usted pasar por delante?
Faltaría más, equívoquese usted primero

pues mi error será astronómico
y no sé cómo la gente líquida
cabe
por la estafa.
Echamos de menos echarnos de menos,
nos besamos frente a fuentes centenarias,
volvemos a decir la palabra pueblo
pero en el pueblo nadie va a los bares
a decir que le gustan las cosas naranjas
como noviembre o dudar.

También acertamos, claro,
yo un día vi a Isel y eso fue todo,
después me apresuré a equivocarme
otra vez donde fluctúan
los seis millones de equivocados
que disponen de teatros
y cocina multinacional.
Madrid es una ciudad de seis millones de equivocados
(será la última vez que lo diga: yo: Pedro Morillas).

Ya no escribo.

Ya no escribo.

Ya no.

Pues balo.

1 comentario:

Maria José dijo...

TOC TOC! Hoy es un día estupendo para asomarte a la ventana de la nostalgia...bienvenido de nuevo, por unos minutos, a los años 2004 y 2005!
Solo me vienen ráfagas de anécdotas acompañadas de risas y el cálido abrazo de la amistad...te odio y te quiero, te echo de menos...
Vuelta al 2012, aunque te cueste creerlo, sigues muy presente, desencadenando conversaciones que provocan sonrisas y lágrimas.
Ahora soy yo la amazona del viento, pero cabalgo sola.