París, 15 (o 13) Mai 1931
Sr. Dn. Luis Buñuel
He sabido que usted ha mezclado mi
nombre en asuntos suyos en que yo no tengo que mezclarme y diciendo
cosas absolutamente falsas.
Ha dicho usted que yo atacaba al
subrealismo [sic]
porque había querido entrar en él y no había podido. Esto es una
simple mentira. En primer lugar nunca he querido entrar en el
subrealismo, en segundo lugar es falso que yo ataque al subrealismo.
Lo he atacado hace años y por escrito, de frente, en lo que había
que atacarle y tanta razón tenía que ellos mismos reconocen ahora
que el dictado automático -justamente el punto que yo ataqué- ha
sido un fracaso respecto a lo que se esperaba podría dar. En muchas
otras cosas los he defendido siempre y los defendía en tiempos en
que usted los atacaba o iba a ponerse a las órdenes de Servas para
ir contra ellos. Creo que no habrá usted olvidado aún esos tiempos.
Así pues es falso que yo haya querido
entrar al subrealismo y le desafío a demostrar lo contrario. He
pertenecido al movimiento más interesante de este siglo -no como uno
de tantos sino entre los primeros- y jamás he tratado de sacar
partido de ello, sino muy al revés he preferido retirarme y trabajar
en silencio. Por el momento no me interesa la bullanguería y cuando
me dé la gana de volver a saltar al medio ya verá usted que también
sé hacerlo y conozco la técnica.
En cuanto a lo de mi labor
revolucionaria y lo de si soy o no soy comunista, no es usted quien
puede hablar. Mientras no firme usted en el partido comunista no
puede usted decirme nada a mí. Por otra parte mi labor
revolucionaria es bastante más antigua que la suya y bastante
comprobada en diferentes países. Ahora mismo en España, en el mes
de enero de este año, aún bajo los peligros del otro régimen, yo
he llevado dos manifiestos a Madrid, uno de los cuales se publicó y
el otro no apareció por ser considerado «demasiado»
revolucionario. Yo pasé la frontera con ambos en mi maleta,
exponiéndome a ir a pasar mi vida en una cárcel. ¿Haría usted lo
mismo? ¿En dónde estaba usted? ¿Qué hacía usted en esos
momentos?
Lo único que usted podría reprocharme
es que el manifiesto que se publicó no llevara mi firma.
Naturalmente, tal vez habría sido más valiente firmarlo, pero me
parece una tontería ir a parar a la cárcel por un simple gesto,
además innecesario, cuando lo importante es poder seguir trabajando
al servicio de la causa. Usted sabe que Lenin y Trotski no firmaban
sus manifiestos en tiempos del Tzar.
Todos sus reproches son absolutamente
injustos y falsos. Se advierte a la base de todos ellos un espíritu
mezquino que quiere colgar a los otros sus propios defectos. Sólo me
hacen lamentar el haberme equivocado y haberle defendido a usted en
Madrid cuando le atacaban antiguos amigos suyos, diciendo que usted
puede dar el camelo en París, pero no a ellos que le conocen muy
bien y que saben la medida de su inteligencia, diciendo que sus films
son obra sólo de Dalí, diciendo que todo lo que usted hace es pura
política movida por impulsos de arrivismo [sic],
que no hay nada de auténtico en usted, que todo es farsa y boquilla
y cuando le conviene marcha con el fascista cretino de Jiménez
Caballero, que estaba usted loco por entrar en el subrealismo como un
provinciano maravillado con las cosas de París, que se pescó usted
a la cola del subrealismo agonizante y que los subrealistas le
aceptaron en ese momento en que andaban buscando discípulos en
cualquier parte, etc., etc.
Esto es lo que dicen de usted en
Madrid. Hará bien en ir a demostrarles que se equivocan y probarles
que es «auténtico» y en caso necesario un hombre de acción.
España se está poniendo interesante, y nada despreciable. En cuanto
a lo que me manda decir de que se caga en mí, esto es gratuito y
fácil... de boquilla... que de otro modo sépase que el día que me
tocara usted un pelo sería un día bien triste para sus dientes y si
fuera usted más fuerte que yo se encontraría usted cinco tiritos en
el vientre aunque tuviera que buscarlo debajo de la tierra y aunque
me pudriera en una cárcel.
Sólo me queda agregarle, para
terminar, que yo también le mando decir que me cago en usted hasta
su quinta generación.
Vicente Huidobro
París 16 Rue Boissonade
Le ruego en el caso de que
muestre usted esta carta, mostrarla íntegramente, no por fragmentos,
sino de la primera línea hasta la última.
Vicente Huidobro, Poesía
y Creación, Colección Obra Fundamental; Selección y prólogo de
Gabriele Morelli.
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