Estas son las invitaciones en forma de ojo que, con la ayuda de Elena, quien trabaja en la casa de cultura de Cruces y con quien planifiqué todos los detalles que acabaron en esta exposición, diseñamos como breve presentación de este esperado evento.
Debo decir que me han sorprendido mucho las molestias que se han tomado estos amigos vascos, que los meses y semanas previas al cuelgue de los cuadros me llamaban constantemente para que los anuncios, invitaciones, pósters y demás quedaran a mi gusto.
Aunque en realidad el hecho de que todo ocurriera ha sido gracias a Laura que aún sigue ingresada en el hospital de Cruces pero que muy pronto recibirá el alta.
Ella ya sabe que esta exposición, si bien mía, le pertenece; y, aunque debido a todo lo ocurrido es posible que al final no la vea, anuncio que ya tenemos planificada otra para dentro de un tiempo en su bellísima tierra, todo sea porque la artífice de todo esto esté presente esta vez además de con el alma, con su cuerpo ya recuperado; del cual, por cierto, y de su corazón, más concretamente, le han salido preciosas sillas imperiales. Ella ya sabe que los tubos del hospital son cañas de azúcar y las bolsas: ríos pequeños y... sobretodo, que el corazón late, late... y que, por latir, dibuja en el aire los ademanes propios de la alegría.
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