en mi casa de escarola transgredida,
nada hay valioso salvo el canto.
En mi casa sin cariños ni faroles,
en mi casa los niños mayores
se relevan las cuchillas,
en mi casa de cerveza los cajones
hay toda suerte e hipocresía
en el moho de la poesía;
en mi casa los portones
están abiertos para el pájaro.
En mi casa donde rondan las legañas
y escasos turnos hace la alegría
hay una orquesta en la plaza
tocando el himno a la desidia
y estatuas rotas por si ocaso.
En mi casa anochece el espejo,
en mi casa vive un hombre sin techo
que soy yo
y me traslado.
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