viernes, 17 de enero de 2014

Malcolmchazaliando (II)

Y dale
con todo
lo que podríamos
hacer juntos
¿y lo que
conseguiríamos
por
separado?

A menudo
mido el pulso
a Isel,
no preocupado
por su salud,
sino
porque todavía
no me la creo.

De ser el poeta
humorista,
debe descojonarse
de sí mismo
y,
a ser posible,
con gracia.

Tiene suerte
la flor,
dejándose
comer
hace
el amor.

A los reyes
les he pedido
que desistan.

Ya sabemos
que los reyes
son de mentira
pero hay que ver
con el negro
blanco.

El mejor regalo
es darse.

¿Os imagináis
que los reyes magos
verdaderamente
regalaran
según
la bondad?

La ola
es el peine
del agua.

El amor
nos hace
receptivos;
estoy a punto
de ser
antena.

Es el mar
una excusa
para la imaginación.

De querer tanto
el astro al planeta,
lo arrasó.

Nada de mariposas
sino abejas
heroinómanas
en la tripa.

Si me dan a elegir
entre ella o yo,
la elijo
conmigo.

Cuando Isel
me atropella
me quiero.

Los amigos
de mis amigos
son amigos
de mis amigos.

También entra
a veces
en chirimiri
la sangre
al corazón.

Por lo menos hoy
nos acordamos
de los niños
que no tienen nada
mientras le compramos
a los nuestros
la wii.

¡Sorpresa!
Isel
me ha regalado
a mí.

El mejor
joystick
es
la imaginación.

El cielo
y el mar
se piensan.

Es
uno mismo
la eternidad.

Sufren
los dientes
el enfado,
por eso
tristes
se quedan
en la boca.

Cuando se felicitan
entre ellos
los “líderes” mundiales
por lo bien
que nos están
esclavizando,
es que la guerra
acaba de empezar.

A veces
me dice Isel
en broma:
“Soy demasiado
para ti”
y se equivoca
al bromear.

Ahora que llevo
dos meses sin fumar
me digo:
¡Anda!
Así que esto
era la vida.

La gente que se conforma
con no estar peor
no sabe
estar mejor.

Las más volátiles
amistades literarias
las tiene
el marcapáginas.

Sólo se sonroja
el rojo
en el sol.

Tengo
en el punto de mira
a las azoteas.

La tasa
es la gasa
de la riqueza.

El poeta que escribe
de dentro
hacia adentro
no escribe poemas
sino chistes,
confidencias
y un insulso
anecdotario.

El poeta que escribe
de dentro
hacia afuera
escribe poemas
con el zumo
del corazón.

Se le reconoce
al amigo aprovechado
porque tiene
en los ojos
un lector
de códigos
de barras.

El amor
es el súmmum
de mi mujer.

Sólo me compraría
un iphone
si fuera para
destrozarlo
con elegancia.

Estoy a veces
tan contento
que no me parece
natural.

Un día,
de tanto gritar,
haremos
a nuestros añicos
coincidir.

La niebla
da a la ciudad
cara
de ensoñación.

No toméis
en serio
al amor,
no admite
derrotas.

Son los besos
los más adelantados
deportistas faciales
y
no guste o no
los besos
llevan implícitos
entrenamientos
anteriores.

Si pudieran
nuestros ojos
verse
entre sí,
verían
el infinito.

Electrocardiograma plano
tienen los periodistas
del corazón.

El parpadeo
es la cabezada
del ojo.

No debería el poeta
dar recitales
sino conciertos.

Tu mujer
no tiene por qué
seguir
tus convicciones.
Debe ser ella
tu convicción.

Pensando el agua
en la caída,
goteó.

Cuando paseo
junto a Isel
todo es
cuesta abajo.

El poeta
que no se moja
se seca.

Estira el vino
el corazón
e hincha
la cerveza
la alegría.

La residencia
geriátrica
del árbol
es
el olivar.

La brisa
y el olivo
están siempre
enamorados.

No me gustan
las ideas a medias
ni las personas a medias
ni los miércoles.

Cuando Isel
se desnuda:
la llovizna.

Entre Isel
y la cerveza:
los paseos
por los campos
de cebada.

Desde que salí
del útero de mi madre
sólo pienso
para adentro.

Lo bueno del poeta
es que nunca muere
callado.

Cuando muere
un poeta
estornudan letras
los cielos.

Es la poesía
el pictórico canto
de una escultura
filmada
con palabras.

Cuando se acurruca
el agua en la tierra
nace el afluente.

Aunque vivimos juntos
gracias al trabajo
ni sé el tiempo
que llevo sin ver
a Isel.

Es menos vida
la de la oficina
que la supuesta
por encontrar
en los confines
de los planetas.

Ojalá un día
al levantarme
el planeta sea
de ninguno
y para todos.

La poesía,
como la escoba,
barre desde dentro
para limpiar
el afuera.

También la poesía
como la escoba
barre desde afuera
para limpiar

lo de dentro.

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