Como no tengo sentido y en mi mundo de fantasía literaria pienso, y encima lo pienso de verdad, que no hay nadie en el mundo mejor que yo mismo para traducir a Malcolm de Chazal; teniendo en cuenta que Isel me ha regalado parte de su obra en francés; pues no se ha traducido aún al español, me pongo con mis conocimientos de francés y diccionario en mano a traducirlo sin ningún fin, para mí mismo y sin sentido alguno.
Y son, menos mal, estas cosas, las que dan sentido a la vida.
Me he dado un año para traducir SENS-PLASTIQUE (casi 400 páginas con letra minúscula), y, en cuanto llegue SENSE-MAGIQUE, mi preferido, me pongo con ello; a finales del año que viene os digo que ya lo he traducido para tranquilidad de todos.
Al menos, está teniendo una doble utilidad. Por un lado retomo un idioma que se me daba muy bien y tenía abandonado; por el otro, empiezo a contemplar las cosas de otro modo, igual que este loco de Isla Mauricio; la naturaleza ha empezado a hablarme de una manera distinta; interactúo con el aire de otra manera y soplo al viento por educación. Una experiencia tan innecesaria como maravillosa. ¿Por qué no hacemos todos más cosas sin sentido ni fin establecido? La vida sería impredecible, poética, interesante y aún mejor de lo que ya no es.
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