miércoles, 30 de abril de 2014

Miedo

Tengo miedo
de que se me salgan
las órbitas
de los ojos.

Miedo
de no romper
el himen
de los deseos.

Miedo
de las aleatorias
legiones
conformes
con ir
hacia nada.

Tengo miedo del trabuco
puesto en el hambre
de los supermercados.

Miedo del colapso
de las vidrieras
de las que ha huido
el color.

Tengo miedo de crear
una imagen
que signifique algo
en la doblada esquina
de los vertederos.

Tengo miedo
de ser arista sin plano,
miedo de no entender
a una enclenque
fila
de bibliotecas.

Tengo miedo de confundir
el ritmo
con el diapasón,
de tener
que subir la altura
para saberme
escalera.

Tengo miedo
de que nunca
vuelva el eco
de mi grito
más callado.

Miedo de tragarme
las raspas
y se me quede
la guerra
cruzada en
la entrada
del esófago.

Tengo miedo
de un día
no saber llevar
la bicicleta
de mis vuelos;
de no saberme
avestruz
con la cabeza
metida
en los planetas.

Tengo miedo
del despegue
de la bandada
de parches
que me conforma.

Miedo de que
me cuelguen la risa
en los altos
tendederos
donde no se seca
nada.

Tengo miedo
de hacer las maletas
para ir a mi cuerpo
y que permanezca
el vuelo
cancelado.

Pero ya no tengo
miedo
de mí
ni de mi sombra
que tiene miedo
de su propio
espionaje.

Isel
me ha
separado.

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