El estado, como la luz,
de rojo a azul viaja
según longitudes de mondas
donde se descascara el día.
El peso pluma de la alegría
está molido a palos, a nados
por la tristeza campeona
de mi mundo.
La perpetua peonza
que gira igualmente sobre charcos,
sobre hielos, sobre arenas movedizas
que sobre los dientes
de muchachas hermosas
a las que hago el dolor,
me sube y me baja por los gráficos
irreconciliables del sentido.
Lejos del arriba
a mi extensa gama de emociones
llamo yo felicidad.
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