Yo también tengo sueños.
Sueño que un tetris multirracial
rellena el somormujo de la hiedra,
que es posible cambiar por boato
los bolsillos,
que Isel ya no espera
que te espera,
que no hay jeroglíficos
en las decisiones,
que el mar huele a mar
y los ricos han venido
a coger
las aceitunas.
Tengo sueño en los sueños.
Sueño que sueño que al fin
hemos matado
al mayor pacifista
del mundo,
que la gente
se ha pasado
los boletos
por la
gónada,
que sonríen
los críos
en Irak.
Claro que sueño claro.
Sueño que la desaforada cumbre del templo
tiene un ronquido exacerbado,
que a los amos el cerebro se les
llena de aerosol,
que hay una idea
tan absolutamente
brillante
que nos iremos
a cantar
serenatas.
Y que en los ríos no hay yemas de soldados,
y que he sabido recopilar los alientos
que han hecho que sueñe que sueño
sandías en la barriga de los tacones.
Pues claro que sueño
claras las claras del
ojo
del hombre
ciego.
Pues
claro.
Sueño que Isel se enfada
y me habla de tú,
que el mundo se enfada
y me habla de tú,
que hay una luz todavía,
que qué más da la sinapsis
si Isel me ha mordido los letreros
y cada día
se parece más
a la orquídea
donde se balancea
el terrorismo.
También sueño
que me ensaño
con las palabras
hasta sacarles
la mandarina
y que me arruina
la verdad.
Yo también tengo sueños,
¿y tú,
y vos,
y usted?
1 comentario:
Bravo, muy bueno, velocísimo, escrito con la carne.
Abrazos cachicuernos.
Hasta pronto.
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