jueves, 2 de septiembre de 2010

Nada

Se ha convertido el muchacho
en un monstruo de tristeza
y por eso los higos de los ojos
y por eso la escalera de lo abajo;
tiene trabajo la carreta
donde transporta su pena
hecha siglos;
tiene trabajo el monóculo
que le enseña nada
en los rincones donde los árboles
transpiran niños
que fueron a pescar
a la arteria del muchacho
hecho trazos
de olvidar.

Se equivocan los trenes
en el túnel de su pecho,
de compararse con su arca
el otoño se ha alegrado.


Cuando el corazón se convierte
en una bola de cristal
y en la bola hay agua
y en el agua hay nieve
y nadie mueve la bola
y nadie mueve la nieve
y nadie mueve el corazón...
¡Nada,
nada,
nada!

1 comentario:

Elena Moratalla dijo...

PoeKas te echa de menos y se pregunta: ¿cuándo volveremos a vernos?