viernes, 29 de julio de 2011

Centrípeto

Tengo la sensación de ingrávido los lunes
cuando el caos electrónico fecunda la vidriera
y marcho en cabizbaja procesión
al inequívoco lugar
donde
me desencuentro.

Tengo la sensación de acinético, de momentáneo,
cuando la factura pizpireta me guiña
tenebrosa en el buzón
como si sólo los números
se acordaran
de mí.

Tengo la sensación segura de muerto
cuando muerto vacío la cartera
en el colorido lupanar
donde se hinchan
a comer
los cerdos.

Tengo la sensación de que una rabia azul
se me acumula en la médula,
que hay un mar rozándome la espalda,
que si tuviera un arma
dispararía contra
los libros.

Tengo la sensación de que nací
equivocado
de capricho.

De que la gente parece
segura
de la infelicidad.

De que alguien observa
a alguien que observa
para pasar
desapercibido.

Tengo la sensación de no pertenecer,
de estar del lado de los bandidos,
de ser centrípeto,
de conocer la masa
de la tristeza.

Tengo la sensación de que
lo único rentable,
lo único cien por cien seguro,
la única posible amortización
hasta arriba de beneficios,
la bolsa llena de índices cortados,
el préstamo repleto de avales
es Isel.

Tengo la sensación de ser ficticio,
de haber revolucionado con creces
el amor,
tengo la sensación de ser crónico
en la piel de Tegucigalpa
y de no vivir
en absoluto
en el teatro.

1 comentario:

Elena Moratalla dijo...

Muy bueno tu poema. Muy acertada la expresión de tus sensaciones. Es una pena que no te acercases a la cena el 21 de julio y nos lo hubieses regalado con tu voz.
Te echamos de menos en PoeKas, no lo olvides.
Un abrazo,