miércoles, 13 de julio de 2011

Traducción póética de un discurso de Esperanza Aguirre

Para entender debidamente
las palabrejas de la tiesa mujer
absurda y penitente del franquismo,
cambios muy sencillos se han de hacer
hasta entender por algoritmo
sus palabras:

Donde diga: estamos trabajando,
dígase: nos estamos haciendo una gallarda,
una manola, una paja
, es lo que hacen,
así relajan la maldad gigante que les pesa,
se les pone tiesa y así trabajan.

Donde felizmente asuma
el gran plan de privatización
del canal de Isabel II
pues el agua no es un recurso
limitado, aplaudan, aplaudan,
se está haciendo un bukkake
con los empresarios,
¡Viva!, ¡Viva!, ¡Aplaudan!

Cada vez que diga un porcentaje
sobre la gran cantidad de potaje
que su comunidad reparte
por los hambrientos
quítesele un cien por ciento
es, aproximadamente, lo que hacen.

Y si en algún momento
se le enerva dichoso el corazón
entre tanta promesa de cemento
tenga a mano un aspersor
no se le vaya a quedar exento
el tarro de la agonía,
a no creer debe acostumbrarse,
la presidenta lleva demasiado maquillaje
del malaje que tiene, del garaje
donde guarda el demonio
hecho estría que mantiene.

Eso sí, si lo que quiere
es un mundo perfectamente desigual
donde valga un millón la medicina,
donde clonen corbatas y peinados
y se bañen excitados en piscinas
los cuatro diputados de siempre,
vote y que en su culo explote
la alegría de vivir desigualdados,
infraternizados, desliberalizados
según la rubia del Madrid castizo
donde es postizo
el bienestar.

Así pues para entender
debidamente las palabrejas
del incoherente ser de casco nuevo
de la obra llena de maizales
usen la matemática función
inversamente proporcional
a lo pronunciado,
ése es el resultado
de la mentira.

Si quiere hacer algo
para la eternidad
vótela, vótela, vótela,
tendrá un chalé adosado
en el infierno.

Yo no lo he hecho
y estoy contento,
esperanza, te quiero,

Ay qué contento
estoy.

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