Mi abuela quiso que yo tuviera una educación;
por eso no me mandó a la escuela.
Margaret
Mead
"Si
los tiburones fueran personas", preguntó al señor K. la
hijita de su arrendadora, "¿se portarían mejor con los
pececillos?" "Por supuesto", dijo él. "Si
los tiburones fueran buenas personas harían construir en el mar unas
cajas enormes para los pececillos, con toda clase de alimentos en su
interior, tanto vegetales como animales. Se encargarían de que las
cajas tuvieran siempre agua fresca y adoptarían toda clase de
medidas sanitarias. Si por ejemplo un pececillo se lastimara su
aleta, le pondrían inmediatamente un vendaje de modo que el
pececillo no se les muriera a los tiburones antes de tiempo. Para que
los pececillos no se entristecieran, se celebrarían algunas veces
grandes fiestas acuáticas, pues los peces alegres son mucho mas
sabrosos que los tristes. Por supuesto, en las grandes cajas habría
también escuelas. Por ellas los pececillos aprenderían a nadar
hacia las fauces de los tiburones. Necesitarían, por ejemplo,
aprender geografía, de modo que pudiesen encontrar a los grandes
tiburones que andan perezosamente tumbados en alguna parte. La
asignatura principal sería, naturalmente, la educación moral del
pececillo. Se les enseñaría que para un pececillo lo más grande y
lo más bello es entregarse con alegría, y que todos deberían creer
en los tiburones, sobre todo cuando éstos les dijeran que iban a
proveer un bello futuro. A los pececillos se les haría creer que
este futuro sólo estaría garantizado cuando aprendiesen a ser
obedientes. Los pececillos deberían guardarse muy bien de toda
inclinación vil, materialista, egoísta y marxista; y cuando alguno
de ellos manifestase tales desviaciones, los otros deberían
inmediatamente denunciar el hecho a los tiburones.
"... Si los tiburones fueran personas, también habría entre ellos un arte, claro está. Habría hermosos cuadros a todo color de las dentaduras del tiburón, y sus fauces serían representados como lugares de recreo donde se podría jugar y dar volteretas. Los teatros del fondo del mar llevarían a escena obras que mostraran a heroicos pececillos nadando entusiásticamente en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que a su son los pececillos se precipitarían fauces adentro, con la banda de música delante, llenos de ensueños y arrullados por los pensamientos más agradables. Tampoco faltaría la religión. Ella enseñaría que la verdadera vida del pececillo comienza verdaderamente en el vientre de los tiburones. Y si los tiburones fueran personas, los pececillos dejarían de ser, como hasta ahora, iguales. Algunos obtendrían cargos y serían colocados encima de los otros. Se permitiría incluso que los mayores se comieran a los más pequeños. Eso sería delicioso para los tiburones, puesto que entonces tendrían más a menudo bocados más grandes y apetitosos que engullir. Y los pececillos más importantes, los que tuvieran cargos, se cuidarían de ordenar a los demás. Y así habría maestros, oficiales, ingenieros de construcción de cajas, etc. En pocas palabras, si los tiburones fueran personas, en el mar no habría más que cultura".
"... Si los tiburones fueran personas, también habría entre ellos un arte, claro está. Habría hermosos cuadros a todo color de las dentaduras del tiburón, y sus fauces serían representados como lugares de recreo donde se podría jugar y dar volteretas. Los teatros del fondo del mar llevarían a escena obras que mostraran a heroicos pececillos nadando entusiásticamente en las fauces de los tiburones, y la música sería tan bella que a su son los pececillos se precipitarían fauces adentro, con la banda de música delante, llenos de ensueños y arrullados por los pensamientos más agradables. Tampoco faltaría la religión. Ella enseñaría que la verdadera vida del pececillo comienza verdaderamente en el vientre de los tiburones. Y si los tiburones fueran personas, los pececillos dejarían de ser, como hasta ahora, iguales. Algunos obtendrían cargos y serían colocados encima de los otros. Se permitiría incluso que los mayores se comieran a los más pequeños. Eso sería delicioso para los tiburones, puesto que entonces tendrían más a menudo bocados más grandes y apetitosos que engullir. Y los pececillos más importantes, los que tuvieran cargos, se cuidarían de ordenar a los demás. Y así habría maestros, oficiales, ingenieros de construcción de cajas, etc. En pocas palabras, si los tiburones fueran personas, en el mar no habría más que cultura".
Bertold
Brecht, Kalendergeschichten
- Hoy aprendí algo en la escuela. Me
inscribí en un curso de guitarra, otro de programación de
computadoras, un taller de vidrio soplado, un curso de zapatería y
otro sobre alimentos naturales.
- ¿Y que aprendiste?
- Aprendí que aquello en que te
inscribes y aquello que obtienes son dos cosas muy distintas.
Diálogo tomado de la tira cómica
Peanuts.
Charlie Schulz
El conocimiento de primera mano es la
base esencial de la vida intelectual. En gran medida, el aprendizaje
libresco transmite información de segunda mano y, como tal, jamás
puede llegar a alcanzar la importancia de la práctica inmediata. Lo
que el mundo de los doctos tiende a ofrecer es un retazo de
información de segunda mano que ilustra ideas derivadas de otro
retazo de información de segunda mano. Esta segunda mano
característica del mundo de los doctos es el secreto de su
mediocridad. Es dócil, porque los hechos nunca lo asustaron.
Alfred North Whitehead
Franklin escribió:
durante la firma del Tratado de Lancaster, en Pensilvania, el año
1744, entre el Gobierno de Virginia y las Seis Naciones, los
comisionados de Virginia hicieron saber a los indios que existía en
Williambsburg un colegio provisto de fondos para la educación de la
juventud india, y que si los jefes de las Seis Naciones enviaban
media docena de sus hijos a ese colegio, el gobierno se encargaría
de que recibieran todo lo necesario y de que fueran instruidos en
todo el aprendizaje de la gente blanca.
El portavoz
indígena respondió: sabemos que vosotros estimáis en alto grado el
tipo de aprendizaje que se enseña en esos colegios, y que el
mantenimiento de nuestros jóvenes durante el tiempo que estuvieran
entre vosotros os resultaría costosísimo. Nosotros estamos
convencidos, por lo tanto, de que mediante vuestra proposición
deseáis hacernos bien y os lo agradecemos de todo corazón.
Pero vosotros, que
sois sabios, debéis saber que naciones diferentes tienen distintos
conceptos de las cosas, y por tanto no tomaréis por impropio el que
nuestras ideas acerca de ese tipo de educación no sean las mismas
que las vuestras. Hemos tenido una buena experiencia de ello; varios
de nuestros jóvenes se educaron formalmente en los colegios de las
provincias norteñas; se les instruyó en todas vuestras ciencias,
pero cuando volvieron a nosotros, eran malos corredores, ignoraban
todos los medios de vivir en los bosques, eran incapaces de soportar
ya fuera el frío o el hambre, desconocían el modo de construir una
choza o cómo atrapar a un venado o cómo matar a un enemigo;
hablaban nuestra lengua con imperfección, y no estaban preparados
para ser cazadores ni guerreros ni consejeros; en definitiva, que no
servían absolutamente para nada. Sin embargo, no nos sentimos menos
obligados por vuestro generoso ofrecimiento, aunque declinamos
aceptarlo, y para demostraros nuestra gratitud por el mismo, si los
caballeros de Virginia nos envía una docena de sus hijos, nosotros
cuidaremos de su educación, les instruiremos en todo cuanto sabemos
y haremos de ellos hombres.
Notas acerca de los salvajes de
Norte América.
Panfleto de
Benjamín Franklin, Ca. 1784.
Un
solo estante de una buena biblioteca europea valía por toda la
literatura nativa de India y Arabia… No creo que resulte exagerado
afirmar que toda la información histórica que se ha obtenido de
todos los libros en lengua sánscrita es menos valiosa que lo que se
puede encontrar en los compendios más baratos empleados en las
escuelas preparatorias de Inglaterra…
Creo
que es claro que… ni como lenguas de la ley ni como lenguas de la
religión tienen el sánscrito y el árabe pretensión peculiar
alguna que hacer a nuestro compromiso, a saber, el de que es posible
convertir a los nativos de este país en perfectos académicos
ingleses y que nuestros esfuerzos deben ser dirigidos a ese fin… En
la actualidad, debemos hacer cuanto podamos por formar una clase
cuyos miembros sean intérpretes entre nosotros y los millones que
gobernamos, una clase de personas hindúes en cuanto a la sangre y el
color, pero inglesas en cuanto a gusto, opiniones, ética e
intelecto.
Lord
Macaulay
Minuta
parlamentaria acerca de la educación hindú
En
menos de cien años la sociedad industrial ha modelado soluciones
patentadas para las necesidades humanas fundamentales,
convirtiéndonos a la creencia de que el Creador modeló las
necesidades del hombre bajo la forma de demandas para los productos
que nosotros mismos hemos inventado. Esto es tan cierto para Rusia y
Japón como para la comunidad Nord-Atlántica. Con el fin de que el
consumidor se acostumbre a productos que constantemente se vuelven
obsoletos, se lo entrena mediante una lealtad invariable a los mismos
productos, quienes le ofrecerán los mismos “paquetes” de
artículos variando ligeramente la calidad o revistiéndolos de una
nueva envoltura.
Las
sociedades industrializadas son capaces de surtir esos paquetes para
el consumo personal de la mayoría de los ciudadanos, pero ello no
constituye prueba alguna de que dichas sociedades sean sanas,
económicas o promotoras de un humanismo vital. Lo contrario sí es
verdad. Cuanto más se entrenan al ciudadano para el consumo de
bienes y servicios empaquetados, menos efectivo parece ser en la
modelación de su medio ambiente. Sus energías y sus finanzas se
consumen procurando constantemente nuevos artículos de primera
necesidad, convirtiéndose el medio ambiente en un producto
secundario de sus hábitos de consumo.
Ivan
Illich
Celebration
of Awareness
Si
continuamos creyendo que los objetivos del sistema industrial ―la
expansión de la producción total, el aumento de consumo que trae
como consecuencia, el avance tecnológico, las imágenes
publicitarias que sostienen a ese sistema ― se ajuntas a la vida,
entonces nuestras vidas completas estarán al servicio de tales
objetivos. Tendremos, o se nos permitirá tener, cuanto convenga a
esos objetivos; todo lo demás estará fuera de lugar. Lo que nos
haga falta será manejado de acuerdo con las necesidades del
sistema; se ejercerá una influencia similar sobre la política del
estado; la educación se adaptará a la necesidad industrial; las
disciplinas requeridas por el sistema industrial se erigirán en la
moral convencional de la comunidad. Se hará que todos los otros
objetivos parezcan afectados, carentes de importancia o
anti-sociales. Seremos prisioneros de las necesidades del sistema
industrial. Para sancionarlas, el estado añadirá su poder moral, y
quizá parte de su poder legal. En suma, el desenlace será la
benigna servidumbre de la criada doméstica a quien se enseña a
tomar por propios los intereses de su ama, en lugar de ver la
servidumbre obligada de la gleba.
Si,
por el contrario, el sistema industrial es sólo una parte de la vida
― y relativamente una parte menguante ―, existe mucho menos lugar
para la preocupación, los fines estéticos tendrán sitiales
preferentes; quienes los sirvan no estarán sujetos a los fines del
sistema industrial; el propio sistema industrial se hallará
subordinado a lo que esas dimensiones vitales demanden. La
preparación intelectual se llevará a cabo en atención a sí mismos
y no al mejor servicio del sistema industrial, los hombres no estarán
atrapados por le creencia de que aparte de los objetivos del sistema
industrial ―aparte de la producción de bienes e ingresos mediante
métodos técnicos progresivamente más avanzados ― no hay nada
importante en la vida.
John
Kenneth Galbraith
El
nuevo estado industrial
“ ...En
consecuencia se ideó que, siendo las Palabras simplemente Nombres
que se dan a las Cosas, sería más conveniente que los Hombres
llevaran consigo tantas como cosas necesitasen para hablar del Asunto
principal a discurrir. Y este invento se habría implantado, por
cierto, para gran Comodidad y Salud de Temas, de no existir las
Mujeres, en consorcio con el Vulgo y con los Ignorantes, amenazando
con alcanzar en Rebelión si no se las dejaba en libertad de hablar
con la Lengua, a la Manera de sus Antepasados: a tal Grado es el
Vulgo Enemigo Constante e Irreconciliable de la Ciencia. Sin embargo,
muchos de los más Sabios y Eruditos se adhirieron al nuevo Esquema
de expresarse mediante Cosas; lo cual presenta el único
Inconveniente de que un hombre que se ocupa de Grandes y Diversos
Asuntos se ve obligado a cargar, en proporción, un Talego mayor de
objetos a la espalda, a menos que pueda pagar uno o dos robustos
Criados para que lo ayuden. Yo he visto muchas veces a dos de esos
Sabios, casi abrumados por el peso de sus fardos, tal como los
Buhoneros entre nosotros, encontrarse en la Calle, echar la Carga a
tierra, abrir los Talegos y conversar juntos durante una Hora; y
luego guardar los Utensilios, ayudarse mutuamente a reasumir sus
Cartas y Despedirse”.
Jonathan
Swift
Viajes
de Gulliver
El aprendizaje es un simple apéndice
de nosotros mismos; donde quiera que estemos, está también nuestro
aprendizaje.
William Shakespeare
La forma de
establecer una institución es financiarla.
William O. Douglas
Juez de la Suprema Corte de
Estados Unidos.
Mas
valdría que los hombres no recibieran educación a que fueran
educados por sus dirigentes: porque esta educación no es más que
acostumbrar los bueyes al yugo, la mera disciplina del perro de caza
a fuerza de severidad vence su instinto más natural y, en lugar de
devorar a su presa, corre, obligado, con ella hasta los pies de su
amo.
Thomas
Hodgkins, 1823
Si
bien parece que por lo menos ciertas formas de gobierno están mejor
calculadas que otras para proteger a los individuos en el libre
ejercicio de sus derechos naturales ―y al mismo tiempo mejor
aseguradas contra la degeneración―, sin embargo la experiencia nos
ha demostrado que, incluso bajo las mejores formas, aquellos
encargados del poder lo han pervertido, a su tiempo y mediante lentas
operaciones, hasta convertirlo en tiranía; y es creencia que la
manera más eficaz de prevenir que ello suceda sería ilustrar, tanto
como sea practicable, las mentes del pueblo, y, más especialmente,
darles conocimiento de los hechos que la historia exhibe, de modo
que, provistos de la experiencia de otras épocas y países, también
se les pueda permitir a ellos que conozcan la ambición en todas sus
formas, y se apronten a ejercer sus poderes naturales para
derrotarla.
Thomas
Jefferson
Proyecto
de lay para una difusión más amplia del conocimiento
Uno
hace la revolución porque es la mejor manera de vivir.
Danny
el Rojo
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