Ya está terminado, dos cuadros que son uno. He pintado dos obras que son iguales exactamente a todos los efectos. Todo empezó como un estudio de la complementación del color con la luz y la sombra cónica proyectada. Si no me fallan los cálculos una vez consiga dos espejos de igual tamaño que las pinturas, no tendré más que disponerlos para crear el efecto de la tercera dimensión onírica.
Eso o nada, y qué feliz seré salga lo que salga. Feliz, feliz, feliz... como cuando pinto, que es tan poco...
1 comentario:
Interesante. Estaré atento a tu creación de esa tercera dimensión onírica. Y sé feliz, chavalón, claro que sí. Un abrazo.
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