miércoles, 26 de mayo de 2010

Recital de Batania

El poeta cuyo mayor mérito ha sido definir a Iratxe sin metáforas.
El que ha mordido todos las noches hasta romperse los dientes en el candado.
El que ha sido un perro blanco que ladraba en los cuentos de los niños.
El que quiere fresas en mayo y que lo dejen en paz las manzanas medio cortadas.
El que se ha caído de un andamio tantas veces que no hace más que escalar.
El del spray lleno de rabia contra las brigadas de limpieza de las urbes.
El de Lauros sin patria,
el de Argi sin estatua,
el estafador de chinos
en el lenguaje.


El que tiene una verruga que es él mismo: perejil que machaca los morteros,
el obvio que se ha inventado a los elípticos,
la elipse que se muere de espiral;
el que se ha dejado corromper por los ciervos del milagro de los iris,
el que se ha leído siete veces a un complot de bibliotecarios,
el que tiene una generosidad que viste dulcemente de rabiosa,
el que tiene masturbaciones graciosas que contar.



El poeta que desayuna versos tostados
y cuida las puertas que le dejan leer,
el que nos recuerda que no queremos la vida que nos toca,
el que conmueve de memoria a los vientos trasnochados.



El poeta de las camisetas que por ellas hace que los poetas con camiseta tengan algo en común,
el de las pintadas, el de las publicaciones, el estorbo básico de Gamoneda,
el que ha convocado él solo a una manifestación de miraquelindos para que lo odien,
el que no se deja juzgar por el ojo impúdico de las destrezas.



Batania, el poeta neorrabioso,
en el recital más importante desde que todo es decadencia;
en el Bukowski Club,
San Vicente Ferrer, 25 (Metro Tribunal)
Sábado 29 de mayo a las 22:00.



La poesía ha vuelto
y Batania tiene la culpa.