No es sueño la vida. ¡Alerta! ¡Alerta! ¡Alerta!
Federico García Lorca
Que nadie se espante:
hay un complot de rosas contra el pétalo
y la tierra está llena de escotillas.
Que nadie se espante, todo va a mejor
pues yo he visto a las muchachas rezar el rosario
en la discoteca y besar músculos
hermosos iguales que el cerebro.
Que nadie se espante:
hay carretes donde se arrullan las faldas
del cabello del cuerno de tres mastodontes
y el submarino hace túneles de bocas
contra corriente alternando vanidades.
Que nadie se espante, todo va a mejor
desde que la distancia se mide en años
y las estrellas se mueren antes de la vista.
¡Mirad, hay un sinfín de rosas que atentan
contra la nariz de un niño boquiabierto,
tienen alergia al hombre, tienen alergia
que es pura alegría volteada!
Que nadie se espante, hay amigos que se quieren mucho
y por eso se destrozan.
¡Imposible, imposible! No hay quien pille al caracol.
Que nadie se espante si se levanta el piano
a tocar a la muchacha la segunda quincena de septiembre,
que nadie se espante de las arrugas de las lámparas
cuando entra la luz toda. La luz.
Que nadie se espante:
la luna mira con lupa el lupanar
y, en consecuencia, los grillos están callados.
¡Mirad, hay una cola de vidrieras esperando a los ojos,
es cierto, los muchachos se sientan en los bancos
y manchan de rizos el algodón, mirad, es cierto!
Que nadie se espante, todo irá bien
si aniquilamos como es debido la selva que crece entre las uñas
o torturamos el pellizco que se guarda en los botes de cristal.
Que nadie se espante
pues estamos condenados a nadar cien metros lisos de ignorancia.
Que nadie se espante
pues habrá de salvarnos la candidez de un hombre tuerto.
¡Alegría, alegría,
las lumbres han oxidado mil campos de flores,
no miento, no miento, mil, ni uno menos,
la ceniza troncha de risa el olivar,
mirad, mirad,
no miento!
Que nadie se espante, no,
que nadie se espante
del espanto
de nosotros.
No es para tanto,
que nadie se espante:
¡Callad, callad,
el hombre está dormido entre náuseas,
al hombre le gustan las nubes con forma de nube
con forma de nube con forma de nube con forma de nube;
el hombre se conforma con la ubre de las urbes
con forma de nube con forma de nube con forma de sillón!
Callad, callad,
que nadie se espante,
el hombre dirá algo, lo hará, dirá algo,
el hombre aclamará: Silencio, silencio
y marchará a casa en estampida de relojes
y dormirá en la base del colmillo de los lobos.
¡Alegría, ya es algo, alegría,
que nadie se espante:
el hombre está vivo
y dispone de todos los bisontes del mundo
para no hacer nada,
alegría, alegría,
que nadie se espante!
Que nadie se espante
de lo intacto.
¡Tacto!
Que nadie se espante.
5 comentarios:
Increíble.
Brutal.
Pero a lo bestia.
Sí, sí, muy grande. Se lee como llevado por el huracán.
Abrazos grandes.
Hasta pronto.
Leedlo al revés...
Al derecho o al revés, impactante.
Verónica: la culpa del poema la tienes tú. Desde que publicaste la serie: Había una vez... otro poema para encontrarse, Federico regresó a mí y tuve que comerme su obra completa en pocos días; así que gracias gracias. Me alegraron mucho tus palabras, siempre concisas y firmes. De verdad, de verdad, lo escribí como movido por algo, con una fantasía desconocida y, al poder leer tu reacción, qué alegría, que nadie se espante si me viera sonreír así, nadie, nadie!
Batania: gracias, lo que aprendo contigo, lo que aprendo...
Mamen: lo hice, lo leí al revés, está cerrado por todas partes, gracias por la perspectiva.
Zuñi: gracias amigo por leerme, hasta dado la vuelta, gracias.
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