domingo, 27 de septiembre de 2009

Balones como cometas


Con relativa frecuencia,
más de lo deseado,
se me acercan princesas
bellas como engendros
a llenarme las cornisas
de sus feos cocodrilos.

Se me acumulan
en los inmensos descampados
que no dudan en convertir en minas
para construir sus fuertes
y echarle la culpa al cóndor
de toda su tristeza.

Al principio las consuelo
de su dolor hecho de hadas,
de su clamor hecho de nadas,
y les limpio su corona de cristales
y maldigo con ellas el paisaje.
El fénix tiene la culpa, me convenzo.

Mas nadie llora del gallo su plumaje
ni pisotea icebergs por el Titanic;
he visto Nilos caer por mucho menos
de ojos con sus dosis de lamento,
princesas abarrotadas de suelos
le piden a los balones ser cometas.

Y yo, que al cometa le digo vuelo,
que al balón concedo sus canastas,
despido con cortesía a tan nobles tiranas
y me abrazo al fénix mártir
de todos sus homicidios.
Sonrío de él su inexistencia.

Luego paso meses desmoronando
sus castillos sólidos pero inestables
hasta ver el sol desde lo plano
mientras escucho el relincho de gusano
de sus sedas abarcando otros lares,
cortesanas del esputo y el vacío.

Llega al fin entonces la intemperie
con su silencio de nubes tropezando
con su soledad abarcando el escondite
y soy feliz entre las piedras exentas de llanto,
no hay salmos de boquerones como sirenas
ni hondean banderas
ni balones
ni cometas
en lo llano.

2 comentarios:

Unknown dijo...

A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto y de pronto toda nuestra vida se concentra en un instante. Oscar Wilde.
Estoy totalmente de acuerdo con "soy feliz entre las piedras exentas de llanto"

Unknown dijo...

Por cierto, Napoleón, que era un cabronazo pero un tío listo, decía: "Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo"