Estos paseos solitarios
alimentan tan sólo la poesía.
Se regeneran los pasos, se extienden
los versos sin besos en la arena.
No hay guía en las encrucijadas
y, aún así, camino mis estrofas;
no hay pósits en todas las estancias,
raramente se encuentran
en las huellas
las palabras.
Yo camino, el vino
acelera aún más
las distorsiones.
Estás en el aciago acantilado,
los ojos hasta arriba de explosivos;
sonríes y sabes que muchos han muerto
devorándote las cuevas.
Yo me paro en crisantemos,
coloco en la boca el bazoca
preciso, precioso del cuello.
Y revienta en mil pedazos el paisaje
y se convierten en arterias los caminos;
si eres rotonda redonda sin radios,
a dónde el rastro de la poesía,
de qué mechero, de qué balas te abasteces,
qué diana meces con la sangre de tus tiros.
Dímelo arma, alma,
soy tu mártir
objetivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario