Queridos amigos, en esta ocasión me dirijo a ustedes no para anunciarles un acto poético, sino para pedirles que se rebelen contra una injusticia: el cobarde, cruel y criminal embargo económico, comercial y financiero que desde 1963, unilateralmente y en contra de las Naciones Unidas los Estados Unidos de Norteamérica ejercen sobre el sufrido pueblo cubano. Ninguna persona sensata respetuosa del derecho, la justicia y amante de la paz, puede estar de acuerdo con semejante medida, ya no sólo contra Cuba, sino contra ningún país del mundo, porque actos como este laceran la dignidad humana.
El señor presidente de la nación más poderosa de la tierra, Barack Obama, de quien todos esperábamos tendiera puentes de paz y solidaridad en el mundo, ha decidido prorrogar por un año más la agonía del pueblo cubano; sí, del pueblo cubano, porque todos sabemos que quienes sufren los efectos de semejante locura son los ciudadanos de la isla, que ajenos al comadreo y tejemanejes de los políticos, cada días más se hunden en la desesperación y la miseria.
Ruego a todos que divulguen este mensaje por el mundo, porque si contemplamos y aceptamos pacíficamente este acto de injusticia, por activa o pasiva nos estamos convirtiendo en cómplices de un crimen de lesa humanidad.
Cuba no es una amenaza para nadie, sino para la propia Cuba en el estado actual de acuerdo a como están las cosas. No es cierto que lo sea para los Estados Unidos. Sólo un demagogo puede ver y considerar a Cuba como una amenaza contra una potencia extranjera, no sea que esa potencia carente de moral, vea en los sueños y deseos de un pueblo a un enemigo de sus desmanes y enloquecida carrera hegemónica y armamentística.
No más embargos, guerras, amenazas, manipulaciones, tragedias humanas producto de la ambición desmedida e inmoral, de una nación que se autoproclama como garante de la paz, la libertad, la justicia, la democracia, los derechos humanos y el progreso. Las lecciones de la historia y lo que leemos diariamente en los diarios no dejan lugar a dudas de qué nación es un verdadero peligro para la humanidad. Como dijo José martí: "Ya somos los pueblos de hojas que flotan en el aire".
Dejemos que los pueblos construyan su destino y que sean ellos y no otros, los que determinen qué régimen o sistema político quieren para su país. Hagamos nuestro el lema del benemérito de las Américas, el prócer mexicano don Benito Juárez:"En los hombres, como en las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz.
No os quedéis callados ni les teman a los inquisidores. Un saludo.
Ogsmande Lescayllers.
1 comentario:
Mandy, como siempre, justo y certero. Nuestro apoyo, nuestro aplauso (una vez más) y un abrazo. Afortunadamente... algo está cambiando en Cuba.
www.arandahoy.com
Publicar un comentario