Cuando leo, subrayo. Si subrayo mucho es que me encanta, si subrayo poco es que hay poco que me llame la atención; hablaré de otros autores a los que tengo bien señalados pero hay uno que destaca y es Malcolm de Chazal.
Hace unas semanas tuve el privilegio de
asistir a la presentación de su primer libro en castellano: Historia
del Dodo, una recopilación de lindezas del autor; pero quién es
este hombre, os preguntaréis muchos; permitidme que os cuente.
Tirando de Wikipedia, sabemos que
Malcolm de Chazal fue un escritor de isla Mauricio (Vacoas, 12 de
septiembre de 1902-Curepipe, 1 de octubre de 1981); autor muy
prolífico. Uno
de
sus ancestros, François de Chazal de la Genesté, fue rosacruz en el
siglo XVIII y tenía una visión mística de la vida influenciada por
su formación recibida en la Iglesia de la Nueva Jerusalén. Con
dieciséis años acompañó a su hermano a Baton-Rouge donde se formó
como ingeniero agrónomo industrial azucarero y, después de trabajar
unos meses en Cuba, regresó a su isla natal en 1925, donde trabaja
varios años en la industria azucarera y más tarde en la textil,
aunque dejó este trabajo y se dedicó a ser funcionario de
telecomunicaciones desde 1937 hasta su jubilación en 1957.
Y
poco más. Lamentablemente en España es muy desconocido, yo lo
descubrí en una Antología de Poesía Surrealista de Aldo Pellegrini
y compartí hace años (aquí) unos poemas suyos en mi blog. Desde
entonces lo he ido leyendo en francés, diccionario en mano,
maravillándome ante su capacidad poética. Pero ahora que la
editorial Madrileña de Juegos, Creativos y Literarios nos lo ha
traído al castellano traducido por José Manuel de Rivas he podido
disfrutar del autor entendiéndolo en su totalidad.
Malcolm
de Chazal es un genio; esto lo digo pocas veces porque la palabra se
me hace muy grande y no la suelto como si nada; ahora lo digo con
conocimiento. No ve las cosas como los demás, la naturaleza entera
está viva ante sus ojos y le ve la belleza real, la que se mira con
poética lupa y se puede personificar cuando se otorga al ser su
vivencia. Con Malcolm los objetos resucitan e interactúan con el
mundo. En Sentido
Plástico
(se me hace rarísimo decirlo en castellano) reúne gran cantidad de
aforismos muy inspirados, auténticas joyas que recuerdan a las
greguerías de Gómez de la Serna; comparto algunos:
Las
nubes bajas le sirven de pisapapel al viento.
La
mirada indiferente es un perpetuo adiós.
Los
esnobs tosen con la nariz.
La
voluptuosidad es un parto recíproco entre dos tumbas carnales en el
desértico cementerio del espíritu.
El
sufrimiento sólo engrandece a los grandes.
El
agua obedece ciegamente al lecho y a las orillas del arroyo. Si viene
una crecida, el impulso adquirido será tal, que el agua desobedecerá
a sus primeros amos y forzará el terreno para hacerse otro lecho y
otras orillas. El agua es la mesa borreguil de los hombres: el
pueblo. Las orillas son las élites, y el lecho del arroyo es el
Estado. Las revoluciones cambian la estructura de los estados y la de
las élites -períodos durante los cuales el pueblo cree haberse
liberado de todas sus cadenas. Pero cuando baja el torrente
revolucionario la masa pronto se dará cuenta de que mientras las
élites cambian y la vida progresa, el pueblo, por su parte, sigue
siendo el eterno sometido, y no hace sino cambiar de silla y de
arreos.
Para
convertirse en el invitado de honor en un salón, basta con poner
cara de dueño de la casa.
Las
mujeres usan la sonrisa como arma cortante, la risa como arma de
fuego y la risa y la sonrisa juntas como tenazas para descuartizar.
El
viento es el mejor inspirador coreográfico y el más perfecto
maestro de danza -superado sólo por el agua, por su movimiento de
caderas.
Las
estrellas son los buzones del Infinito.
El
arcoíris comienza una frase infinita de tonos.
Y
pondría muchos más pero tendría que escribir el libro entero; y
eso que mi preferido es Sentido
Mágico
porque viene a ser la misma maravilla pero en verso por si no fuera
suficiente la genialidad. Se trata de poemas muy cortos que rozan el
haiku pero que dejan poso largo tiempo, por eso hay que leerlos una y
otra vez para estrujarlos y sacarles así toda la mandarina:
El
primer sacacorchos
es
el relámpago.
El
espacio
en
el espacio
es
el infierno.
“El
pensamiento
-dijo
el agua-
ya
no es mío,
el
aire me lo quitó”.
Cesó
la brisa
y
el agua supo
que
el aire
la
pensaba.
El
círculo
es
la coartada
del
centro
y
el centro
es
el pretexto
del
círculo.
El
auto
nunca
alcanzará
la
velocidad
del
camino.
El
movimiento
del
agua
es
una
sed
eterna.
Y
así podría seguir antes de que Óscar Cuadrado, el editor, me
pegue. En el caso de Sense-Magique compartiría directamente todos
los poemas pues son verdaderas joyas todos y cada uno; en ellos
nuevamente Malcolm escribe con alienígenas ojos como si pudiera
conversar tranquilamente una maravillosa tarde con una flor o
entendiera, como cosa de milagro, el lenguaje del viento. También
escribió una especie de guía de viajes mauriciana, muy mística y
algo surrealista, en la que se entiende el amor del escritor por su tierra
y la visión mágica que tiene de ella, explicando su mítico
surgimiento, tildándola de maná
poético perpetuo.
También le escribió una carta a Sartre para hacerle saber la gran
diferencia entre ambos:
…
como un niño usted quiere atrapar al relámpago
con la mano y la luz con sus dedos y puesto que manos y dedos no
atrapan más que el vacío, usted se dice que eso es el vacío, y
relega las cosas vivientes al rango de alucinaciones.
...Usted
es centrífugo de pensamiento, y yo soy centrípeto.
Asimismo
escribió a Gide para explicarle los mecanismos de su escritura y
hacerse un merecido autobombo descomunal mostrando el ego del
escritor:
Sense-Plastique
es el más prodigioso libro de humanización que existe -en él la
Naturaleza está tan humanizada que a menudo se halla como abolida.
Si la naturaleza no estuviera en un “nivel de lo humano” -por
alejado que ese plano pueda estar del nuestro-, no solo no podríamos
comprenderla, no podríamos verla siquiera.
Espero
haber dado merecida muestra de este escritor al que no conoces ahora
pero que conocerás a partir de este momento pues va a ir
traduciéndose al castellano próximamente; por ahora recomiendo
desde ya HISTORIA DEL DODO, donde se nos dice que Malcolm de Chazal
entusiasmó a Bretón, Bataille, Dubuffet y muchos otros
intelectuales de la época; que es probablemente el escritor francés
más original e interesante de los últimos cien años; que recuerda
al mismo tiempo las greguerías de Ramón Gómez de la Serna y la
vehemencia visionaria de Blake; que hablaba de los calcetines de la
luz, del estornudo azul y de la amplitud del escote de las flores;
que discutía el significado del infierno con demonios surgidos de la
piedra; que hizo de su isla y de sí mismo un continente mítico; que
escribió una carta abierta a Gide para “convertirlo” y otra a
Sartre para desafiarlo...
Y
ahora qué. ¿Conoces a Malcolm de Chazal?
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