Vicente Drü me cansa porque para un
pesimista como yo, leer a otro triste se me hace muy cuesta arriba.
Los títulos de los poemas son muy pretenciosos (Formaldehído,
Plateau-Repas, Sinestesia, Saturno...), el poeta se encuentra
completamente perdido en el desamor que es tema recurrente en los
poemas y, como está por llegar, por eso tiene algunos, pocos,
momentos de gloria; que coinciden, además, con el desarraigo del
poeta herido, al que se ha hecho daño, por eso su poesía tiene más
fuerza cuanto más dolor posee:
aprender cada día
a odiar lo que te roza
hacer estallar los océanos
solo para que pudieras verlos
desde el espacio
no tengo derecho a permanecer bajo
el mismo techo
que tu raza
Hoy cenaremos
ensalada de aire
por más que me muerdo las uñas,
no consigo comerme los dedos.
Dormir es de débiles
solo se puede desheredar a los
herederos
Cuántas vueltas debería de dar una
piedra
alrededor de un astro
para comprender que no va a ninguna
parte
las esquinas se han puesto tacones
Pablo López
Cortina está más lúcido y más optimista, tiene algunos poemas
bastante buenos que tratan tema social; de todos los que más me
gustan son: He leído miles de libros sobre lo mismo, Personas
y Emergencia. Aunque cuando se pone triste, le puede al propio
Drü:
el hecho de que el Sol
hay salido también hoy por la
mañana
es una falta de respeto hacia mí.
Pero prefiero el
optimismo, los ojos limpios del poeta:
La vida es lo único que existe.
Lo único que Dios no preveía.
Imagina que el mar se pusiera de
acuerdo
gota a gota e hiciera algo.
Eso somos.
Pablo se quita la
venda que mira sólo para uno mismo y se acuerda de los demás:
Hay que estar loco solo a ratos
para escribir poemas que sean
cuerdos,
el cielo es un archivo jpeg y solo
yo me harto
de la luna nueva,
las vidas de mis vecinos han sido
comprimidas
en jaulas zip.
Las ocurrencias las
tiene, de hecho algunas de sus ideas poéticas me parecen
maravillosas y creo que habrían dado para imágenes más potentes,
pero va subiendo el nivel del libro hasta el final cuando llegamos al
poeta que casi ha llegado del todo.
Antonio Santo es el
más joven y el más talentoso. Poemas como: Por todo equipaje,
Dies Irae, Un instante perfecto, Anatomía de un beso o
Imagínate, son lo mínimo que espero yo en un poeta. Se le
nota el músico a Santo y por eso los poemas aguantan el ritmo y
parecen, muchas veces, muy inspirados:
la luz muere de cáncer en la piel
Convirtieron una estirpe orgullosa
en comida
para látigos
Desnudarte es desvestir el infinito
En un beso que valga la pena
se cae,
la tarde me había entrado tanto en
el pecho que mis pulmones estaban hechos de atardecer.
En definitiva, a pesar de no ser grandísimos poetas, el libro se lee
agradable, hay imágenes muy hermosas y te deja esa sensación de que
lo mejor de ellos, de Vicente, Pablo y Antonio, todavía está por
venir.
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