de la imposibilidad incierta de morir
clavo en los ojos las chinchetas
de nuestra fotografía.
En un acto pulido por el tiempo,
fijo la mirada en los que fuimos,
y mi mano rebasa el interruptor
del último vistazo.
Y entonces soplo a la luz
y pienso que no os retuve lo suficiente,
que moriré esta noche con otra imagen
pegada a la retina del ensueño.
Así que digo: génesis
y esta vez os contemplo durante siglos,
os hago legaña, os trenzo pupilas
y al fin duermo con preciso engaño.
Y al despertar, la misma rutina;
padre, madre, hermanos, en la retícula,
ya no beso los vértices de la fotografía,
sólo sonrío de la noche en que no me morí.
1 comentario:
Es precioso!!supongo q es nuevo xq no lo conozco.Te superas dia a día y nos retienes un poco más a tu lado.
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