Cuando hagas llorar a una chica
y sea de felicidad,
salta la anchura del tiempo
hasta la sucursal de nubes
de su ojo
y mírate en el abeto
donde riñen las palomas.
Isel estará dormida en el
ocaso.
Cuando encuentres un cabello
de más de medio metro
en los relojes de los lunes horrorosos
y tengas el sueño de los candelabros,
tómate menos en serio el trabajo
y lleva a Isel en el transporte
de tu cuerpo equivocado
y dile amor y dile espoleta.
Isel estará inventando los planetas
en tus órbitas.
Y, sobretodo, cuando demuestres
matemáticamente que desde que la conoces
la vida no ha hecho más que multiplicarse,
cuelga del tendal tautologías,
súmete en la ergonomía de su eco
y canta para adentro lepidópteras.
Isel estará creando el mundo
que olvidaste.
1 comentario:
Nunca llames princesa a una chica, aunque te acostaras con ella varias veces, si antes no te has cerciorado de que no es republicana de pensamiento radical, pues te puede montar un pollo de no te menees en menos que canta un gallo:)
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