jueves, 11 de noviembre de 2010

Velocímetro

Que alguien regule
el velocímetro
de mi corazón,
que alguien me pinche
el espejo,
que alguien me diga
y me ponga y me asegure
que es cierto,
que el locus amoenus
es un renault,
que ella es de verdad,
que ella tiene un pantano
y dentro del pantano
un cuento
y dentro del cuento
las raíces vivas
de las zanahorias.

Que alguien me siente en una silla de tortura
y me haga sangrar hasta los ojos,
que no padezco ya la escoria
de vivir soñando brumas, dunas,
que tengo besos en los huesos
que desoxirribonucléicamente
la reproducirían a ella
antes
que a mí.


Que alguien invente
el electrocardiograma,
el diagrama
donde quepan
convulsiones
infinitas
y lo destrozaré
con esta calma
de ahora,
con esta brisa
de ahora.


Que alguien me separe de todo
menos de Isel.

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