viernes, 5 de noviembre de 2010

Somos infinitivo

Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.

Augusto Monterroso


Acercarse al caballo hasta asumir su aliento,
calmar el rocío que sale de la nariz de las rosas,
abrazar a los países todos pues son uno,
beber el ojo verde que tienen en la matriz
los escarabajos.

Decir que ya la sangre bulle por las macetas del tiempo
donde otrora navegaban estanques de bulimia,
dejar en otras manos las huellas dactilares de misas
donde rezabas por los dientes del almizcle.

Despertar.

Decirle a tu jefe que es gilipollas,
dar un escarmiento a las reses que hacen procesión
todos los días en todos los atascos,
vomitar a la policía toda la ausencia del ron
en la acinética costumbre de tu rueda.

Caminar en zigzag sin importarte el minutero,
usar el claxon en el momento justo en que no es necesario,
gritar, reír, cazar las mariposas de tu estómago
y llenar los muebles de una colección de sangre blanca,
blanca.

Despertar otra vez.

Besar todas las lunas y todos los lunares,
abrazar el callejón hasta dejarlo sin salida,
pintar a Isel con la rabia de los templos
y decir ahora, y decir yo, y decirte.

Saber que somos infinitivo.

Sabernos
mientras sueña Dios
sus criaturas.

No hay comentarios: