Adoré la proporción
hasta que te vi
el pelo enmarañado.
Desde entonces, he tirado las volutas
y acosado a base de azar la geometría.
Todo es una amalgama de formas histéricas
que avanzan en tropel por el prado.
Donde dije jónico,
qué hermosa columna
a desgarros abasteces.
No hay forma de clavar el compás en el cuello
ni escuadras que te alcancen la espesura;
yo afirmo empezar la argamasa por el estrado,
demolamos de los andamios la cuadratura.
Admiré la comunión
hasta que, del cáliz,
te salieron las comisuras.
He lanzado el cartabón a la basura
y exhalo un hedor de imposible delineamiento,
tienes en los cabellos un museo de abstracción
y me rodea una incursión de comuneros.
Mancillé la dimensión
hasta que te vi
enmarañado el pelo.
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