viernes, 16 de octubre de 2009

Camuflaje

Ningún arma
como el silencio.

Como el francotirador
sobre la torre
construida
en mitad
del desembarco.

Sin nada a lo que disparar
salvo a las crestas.

Así me hallo,
apuntando a los delfines.
Cada cosa que se mueve
podría ser tu camuflaje.

Ahora que el mar no ruge
y es sólo papel de aluminio
liaré en él mis sobras
hasta caducarme.

O aún peor, quizá nunca
emitas tus balidos de sirena;
menos mal que conservo
el cráneo por si me estorbo.

Si todo converge en esta nada,
por qué son siete los puntos
cardinales
y qué diablos hace este compás
dibujando rectas infinitas.

Salgo en tu busca.

Ningún mapa
como el vacío.

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